1+1

1.2K 93 251
                                    

El sonido de la goma gastada de sus zapatillas resonaban por el largo y oscuro pasillo, iluminada por unas vagas luces pegadas al techo para que no hicieran daño a los ojos de esos seres.

Hiro Hamada de 27 años de edad, ha conseguido ser uno de los demás genios y científicos en entrar y trabajar en el Área 51.

Su historia no tiene mucho jugo, chisme. Un niño prodigio que fue reconocido a sus 15 años por sus inventos e ideas y que fue elogiado y animado por los más grandes genios de la época. Lo ayudaron a crecer, a ser reconocido, y a sus 19 años era como si tuviera al mundo en la palma de su mano. Cabe decir, que su mejor amiga, Karmi, también le ayudó bastante. Los dos se ayudaban mutuamente y mientras más crecían, más personas de gran poder en el país les echaban el ojo. Ocurrió una noche en la que acabaron de pesentar sus nuevos proyectos, dejando a la gente fascinada, como siempre. Cuando se disponían a irse a sus respectivos hoteles, unos hombres les pararon y antes de que el genio menor se les echara encima, les explicaron a dónde podían llegar con su fascinante inteligencia. Al principio no les creyeron, claro, tres desconocidos vestidos con trajes de negro se les acercan por la noche pidiéndoles que se unieran a colaborar en el lugar más secreto del mundo entero no era muy creíble. Pero, cada momento que pasaba de su, ahora, más creíble explicación, poco a poco comenzaron a creerles. Terminaron con el típico y misterioso "aquí tienen nuestro número, si cambian de opinión, llámennos", e irse del lugar.
Los días pasaban y a cada conferencia que iban, hombres y mujeres se les acercaban al finalazar estas, con las mismas palabras que les dijeron los primeros. Finalmente, los amigos se decidieron por llamar al número. Si era cierto lo que decían, y que ellos habían sido el punto de mira de los que estaban en lo más alto de la pirámide del gobierno, entonces no había tiempo que perder, alguien podría quitarles el puesto.

Llamaron, y les contestaron con un simple pero tenebroso.

-"Ahora los vamos a buscar"

¿Que también sabían en qué hotel se hospedaban? Lo tienen todo controlado.

Para resumir lo siguiente, se los llevaron a la famosa Área 51, dónde les explicaron qué debían hacer y que no debían hacer. Si algún secreto extremo, si algún experimento o arma, salía de sus bocas, literalmente, morirían.

Y así fue que entraron en ese lugar, experimentando con seres nunca antes vistos, algunos asquerosos, otros hermosos, y otros relativamente parecidos a ellos, los humanos. Creando armas ultra potentes contra esos seres que, o los hacían explotar, quemar, corroer o de más. Estudiaban el universo a fondo, las galaxias, las estrellas, los planetas, los asteroides, los agujeros negros, todo, absolutamente todo, y sólo para encontrar más vida con la que experimentar. Hiro y Karmi no estaban de acuerdo con eso, sus intenciones eran intentar interactuar con esos seres, conocerlos. Desgraciadamente, eso no estaba permitido, pues si algún humano mantenía contacto con alguno de ellos, podía ser "infectado". Estudiaban sus células, pero eran tan complejas, que necesitaban meses en averiguar cómo funcionaban cada uno de ellas, y, Karmi, era una experta en eso, por eso también la querían a ella. Hiro ayudaba con las armas, era su especialidad. También construía robots para mayor seguridad si es que en algún momento, algún enjaulado escapaba de su jaula. Parecían prisioneros, y lo peor era que a muchos de ellos se les notaba el miedo en sus ojos o en la forma sumisa en la que se dejaban experimentar.

No era justo. Mantener en secreto esto, capturar a esos seres, abrirlos para saber cómo era su anatomía por dentro, torturarlos... No estaba bien.

Paró su caminar en frente de un portón de metal y miró a las cámaras que habían a los lados. Segundos después la puerta se abrió dejando ver a decenas de hombres, militares para ser exactos, esperando el nuevo cargamento.

Área 51-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora