Corazón artificial

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Un corazón que fue creado de modo artificial ¿Puede amar? ¿Puede sentir? ¿Puede querer? Estos engranajes que resuenan como los latidos de un corazón ¿Acaso existen?, siento que estoy vivo, lo que se refleja a través de estos ojos de cristal ¿Es real?

Oh maestro ¿Por qué me has creado? Yo no tengo el corazón de un humano, yo no entiendo cómo piensan los seres humanos, oh maestro tú que ya te has marchado hace milenios y yo sigo aquí en la torre del reloj, cantando tu canción para que no se pierda tu recuerdo, la cantaré por siempre esta nota olvidada, mis dedos siguen tocando una guitarra degastada por el tiempo.

Un corazón creado artificialmente ¿Puede amar? ¿Puede sentir? ¿Puede querer? Estos engranajes que resuenan como latidos de un corazón, me dicen que existo; lo que se refleja a través del cristal de mis ojos ¿Es real?

¿Este cielo que se refleja en el cristal su verdadera tonalidad es azul? Se ve tan cercano como si lograra alcanzarlo, mi voz resuena en la gran ciudad, notas de una palabra olvidada.

Desde mi gran torre veo a los ciudadanos pasear con calma ellos no saben de mí, mientras los engranajes se mueven hasta dar las doce, comienza a sonar Tang, Tang, Tang, es constante, cerré mis ojos tratando de memorarte, cuando fui creado por ti, tu reconocimiento que mostraba felicidad y orgullo pero no puedo darle un rostro a esa mirada.

Con los pétalos ya marchitos cuando todo se tiñe de sepia, con la creación olvidada por los milenios transcurrido, un viejo reloj sigue sonando por quién lo cuida por quién está vivo y no lo está, una creación artificial.

Estos engranajes que se mueven son como los latidos de un corazón, estos dedos ya gastados aún interpretan una melodía, esta voz ya marchita aun quiere cantar aquella vieja sinfonía, hasta que mi voz cese hasta ni un atisbo de ella.

Hasta que mis engranajes se detengan, hasta que mis ojos se cierran y no vuelvan a abrir, eso que veo por las noches acaso ¿Son sueños?

Al ser las doce el gran reloj sonaba mientras la melodía llenaba el aire de pueblo pero ese día no fue así, todos se preguntaba; ¿Qué pasaba con la torre de reloj? ¿Por qué su sonido se había detenido? ¿Por qué no se escuchaba el canto de siempre?

– ¿Qué habrá pasado? –Se preguntaban las personas una a otras consternadas mirando hacia el reloj –

– ¿Acaso algún engranaje se atoró?

–Se dice que desde hace años no le han dado mantenimiento tal vez lo necesite.

Los ciudadanos se pusieron de acuerdo la torre del reloj era un patrimonio de la ciudad y por lo tanto no podían permitir que estuviera averiada así que decidieron llamar al maestro relojero para que reparara la torre pero él vivía en la gran ciudad un viaje de largos días y noches.

Para los ciudadanos fue extraño adaptarse a que al sonar las doce no sonara las campanadas del reloj ni la hermosa melodía que llenaba tu alma de tranquilidad y nostalgia.

– ¿Qué le pasara? –pregunto un niño su grande ojos azules miraban la torre del reloj esperando que sonara pero no lo hacía – Acaso, ¿Se sentirá solo?

– ¿Sentirse solo? –Respondió su acompañante –No puede sentirse solo es un reloj no una persona.

–Yo creo que se siente solo –Contestó mirando a su amiga –Y necesita un amigo.

–Estás loco, Kaito.

– ¡No, no lo estoy! ¡Ya verás! Iré a hacerle compañía y te darás de cuenta que volverá a cantar, es solo que se siente solo –Su amiga no le hizo caso mientras él que siempre escuchaba aquel triste canto que salía del reloj sabía, su corazón lo presentía se sentía solo –

Corazón artificialWhere stories live. Discover now