𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟒

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— ¡Mito-san, estoy en casa!

Killua miró desde el marco de la puerta al interior del hogar del pelinegro. Las bombillas de luz daban tonos anaranjados a las paredes color crema, que parecían haber sido pintadas recientemente. Como era costumbre en los hogares normales Gon retiró sus propias botas verdes de sus piernas y las dejó a un lado de la entrada. Killua siguió su ejemplo. En su casa eso no solía hacerse, pero había leído varias veces acerca de ello.

— Vamos, Killua, pasa, no te quedes ahí de pie — Gon tomó su mano y lo jaló hacia el interior de la casa, cerrando la puerta tras el albino, quien no podía hacer más que quedarse de pie y mirar hacia el suelo. Era la primera vez que entraba en una casa ajena sin intenciones de matar a alguien...

— ¡Gon, bienvenido! — el más pálido pudo escuchar una voz femenina proveniente del pasillo — ¿trajiste todo? Sin el polvo para hornear- ¡Oh!

Pudo divisar a una mujer de cabellos anaranjados, cortos, quien usaba un mandil encima de su sencilla blusa de manga larga y su falda. Ella le sonrió, y Killua se preguntó si aquella era la madre de Gon. Ambos transmitían una sensación demasiado agradable con sus gestos.

— ¡Bienvenido! ¡Gon, si ibas a traer a alguien de visita, debiste haberme dicho antes! Mira el desastre que estoy hecha...

Ella intentó acomodar algunas de sus mechas naranjas mientras retiraba el mandil blanco un poco empolvado que traía. A Killua no le pareció que se viera mal. No era llamativa como su madre y tampoco tenía facciones especialmente exóticas, pero por algún motivo, pensó por un momento que era la mujer más hermosa que había visto en toda su vida.

— Vamos, pasa, no seas tan tímido. Gon, es tu invitado, siquiera muéstrale dónde está la sala.

Reprendió al joven, quien respondió con un alargado 'si'.

Lo que nos lleva a la situación actual.

Sus manos se entrelazaban una con la otra sobre su regazo, su mirada atenta a ellas como si fueran interesantes de ver. El acolchado sillón sostenía su peso, mientras que su delgado cuerpo estaba envuelto en una manta que la mujer de antes le dio. Estaba igual de preocupada que Gon cuando vio la falta de prendas gruesas en su cuerpo.

Escuchó cómo un plato era colocado por Gon sobre la pequeña mesa de centro en su sala de estar. Unos momentos después, un par de tazas fueron puestas del mismo modo. El sillón se movió un poco cuando Gon lanzó su cuerpo en el mismo, justo a su lado. La mujer se sentó frente a ellos en una silla individual.

— Bien, ahora sí. Perdóname por no haberme presentado. Soy Mito, la tía de Gon. ¿Tú eres...?

Ella tomó una de las tazas y la extendió hacia Killua. Si no hubiera sido por ese pequeño empujoncito, el albino probablemente ni siquiera habría volteado a ver el objeto de porcelana. La tomó entre sus manos, que instantáneamente terminaron por calentarse.

— Killua. Soy... uh...

— Killua es mi amigo, Mito-san.

Gon saltó a su rescate. No podía simplemente decir que era un extraño que fue invitado, por más que esa fuera la verdad. El rostro de Mito reflejó sorpresa por un momento, pero esta fue reemplazada casi inmediatamente por su sonrisa otra vez.

Hace un par de días que Gon le había contado sobre Killua Zoldyck, de cómo lo conoció y de su origen acorde a las palabras de Leorio. Ella había estado preocupada por su sobrino, pero ahora que veía frente a frente al muchacho, en realidad no lucía como una mala persona. La soledad en sus grandes ojos morados sólo le recordaron a un cachorro perdido. 

Después de todo, seguía siendo tan sólo un niño.


>-❀-<


Killua se abrazó a las colchas nuevamente. No podía dormir por más que lo intentara. Simplemente su corazón no había dejado de latir fuertemente desde que salió de aquella casa. Podía sentir las lágrimas forzando un camino desde sus orbes, pasando por sus mejillas hasta perderse en las telas que cubrían su colchón. Sus sollozos eran ahogados por la suave almohada que había utilizado para cubrir sus labios.

'¿Así se sentirá una familia?', se preguntó.

A Killua no le gustaban los lugares cálidos en medio del invierno, los odiaba. Esa casa no le gustó para nada.

La sensación al estar ahí era tan hermosa, tan abrasadora y tan profunda que te hacía sentir demasiado cómodo y feliz, como si no quisieras salir de ahí nunca. Te hacía olvidarte por completo de lo que sucedía tras la puerta.

Pero eventualmente salió, y el frío que vino después se sintió mil veces peor.

No volvería nunca en su vida, se dijo a sí mismo, no volvería nunca porque la odiaba.

Era tan cálido que sentía que se quemaba por dentro.

¿Por qué será que, aunque arde, se siente tan bien...?


>-❀-<


Yyyy eso es todo :')

Decidí que voy a intentar seguir publicando mientras siga teniendo inspiración, ahr.

Espero que se noten las intenciones de esta historia. Es simple, y por favor no esperen escenas de acción ni un clímax demasiado intenso porque ese no es el punto. Es más bien la transición de Killua y cómo Gon y su familia influyen en ella, y los sentimientos que él mismo provoca en Killua. Repito, nada muy épico va a pasar, espero que no se aburran leyéndome :(

-JackWeaver❀

Just A Smile || Gon x Killua ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora