Por Favor Escuchame

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Nota: Los Personajes no me pertences, son propiedad de la grandiosa J.K. Rolling, yo solo los tomo prestados un poco para divertirme.

Espero disfruten esta historia tanto como yo disfrute al escribirla.

*o*O*o*

Sentados frente a frente en una pequeña cafetería estaban dos jóvenes, que nada tenían que ver uno con otro; el de porte altivo y muy bien vestido con ropa fina, ella mucho más sencilla en comparación, pero de buena presencia y mirada dulce.

La había citado ahí hacia un par de días, y a decir verdad estaba aun sorprendido de que la chica hubiera aceptado a verlo, pero  ahora que la tenía en frente no sabía como comenzar a hablar, un prolongado silencio se hizo presente después de que la camarera les llevara un par de tazas de café y algunos bocadillos que no había tocado.

El muchacho había pensado por mucho tiempo en ese encuentro y había meditado por largas horas lo que le diría cuando la tuviera enfrente y ahora simplemente no sabía que decir, toda la elocuencia del discurso que había preparado se había reducido a nada. Ni siquiera era capaz de hilar sus palabras, su garganta estaba paralizada y su mente completamente bloqueada.

Parecía estar tranquilo o al menos eso aparentaba, pero la realidad era otra muy diferente, toda su seguridad le había abandonado en el momento mismo que la vio entrar por esa puerta. Se creía preparado para afrontar la situación, pero la verdad era que se sentían tan perdido que no encontraba como comenzó a hablar.

La chica no estaba mucho más tranquila, mantenía la mirada fija en la tasa de café entre sus manos, no se atrevía a verlo a los ojos, porque ella misma no entendía por qué se encontraba ahora frente a aquel muchacho que tanto la había herido. Sentía su corazón latir con fuerza y sus nervios a flor de piel, podía incluso a la distancia a la que estaban percibir su aroma mentolado, apretó con fuerza su puño por debajo de la mesa enojada de sentirse de esa manera.

El silencio prolongado se volvió más pesado y el nerviosismo de ambos iba en aumento, el ambiente era tan denso que podría fácilmente ahogarlos.

Ella no pudo aguantar más esa situación, y se levanto de la mesa sin decir nada tomando su abrigo que descansaba en el respaldo de su silla, pero una mano la detuvo  y por fin se encontró con sus ojos grises que se veían suplicantes.

Ver como se levantaba de la mesa para retirarse lo hizo reaccionar y no pudo más que tomar su mano para pedirle que se quedara, ella se soltó delicadamente de su mano, pero no se movió de su lugar, aun de pie esperaba que el chico dijera algo, que le hiciera quedarse.

Y él supo que de no hablar ahora, no tendría de nuevo la oportunidad. Así que comenzó a hablar por fin, estando los dos de pie a un lado de la mesa de esa cafetería.

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En realidad no sé por dónde empezar, tengo tantas cosas que decir y al mismo tiempo me faltan las palabras para poder expresar todo lo que siento.

Sabes que nunca me he caracterizado por ser muy expresivo, y sé que es un gran defecto pero han sido muchos años de estar acostumbrado a considerar los sentimientos solo una debilidad, que me es complicado poder cambiar eso de manera tan repentina.

Probablemente no me entenderás, pero no busco comprensión después de todo lo que he hecho, quizás solo pretendo que puedas darse cuenta que no todo es lo que parece ser. Al menos a mi me costó mucho trabajo darme cuenta de eso, quizás si esto hubiera pasado antes, mi vida no sería como es ahora.

Confesiones De DracoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora