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Cassandra

Me sentía orgullosa, el piso jamás se vio tan reluciente.

- Aún no veo mi reflejo - Nené, se paseaba contoneando y cantando las palabras, sus pequeñas patitas dejando un par de huellas, llevaba un vestidito corto pero suelto, su cola de zorro, herguida y coqueta moviéndose con sus caderas y su pequeña nariz, Lucía particularmente más presumida hoy - adivina lo que me pasó hoy, bellotita.

- no me importa - trate de imitar su tono alegre, pero me salió de forma sarcástica - ahora no puedo nené, tengo que entregar la posion de la araña.

Abrió sus ojos sorprendida y sus orejitas se escaparon, debajo de sus pesadas ondas rubias, se compuso rápidamente y comenzó a moverse.

- entonces... ella vendrá hoy? - su tono era nervioso, no era necesario verla directamente, para notar sus manos temblorosas - p-porque yo estaba pensando en usar mi día libre hoy o tal vez ir a la bodeg-

- yo haré ambas entregas - sus ojitos me vieron cristalizados, siendo siempre tan orgullosa, sé que no diría gracias, pero su apretón en mi muñeca lo dijo todo - ok cuéntame que hiciste hoy rojita.

Sus colmillos se escaparon en su sonrisa y parecía relucir un poco más.

- Bueno, hoy...

... Me quedé esperando sola a los dueños de ambos pedidos y solo podía pensar en lo que me contó nene.

Hablo de como al fin, el chico de la biblioteca salió cinco minutos antes y ella pudo verlo desde la vitrina y el a Ella, en su forma humana, sus ojos verdes parecían llenos de estrellas.

Recuerdo esos mismos ojos, hace 3 años y claro sus colmillos a punto de desgarrarme el cuello.

- niña hola! - unas manos delicadas pero afiladas se mueven delante mio - no tengo todo el día, muévete.

- la ar- su mirada fija detuvo mis palabras a media frase, no lo voy a negar tengo miedo por muy hermosa que luzca, se rumorea que tiene cientos de años - señorita Namibia.

No respondió, sólo se limitó a mantener su mirada en mi algo intensa, sus movimientos siempre lucían elegantes y fluidos.

Trague saliva, al ver lo que cubría su cuello y brazos, un chal blanco... es bueno que nene no estuviera aquí, hoy llevaba una especie de zorro blanco.

Y por lo que se decía, no eran animales, al menos no los comunes, ella cazaba ninfas.

- Argos dijo que espera el sobre antes de las 12 - le entregué la primera parte de su pedido y antes de decir algo más, dejo la pesada pieza de oro azteca y dos rubíes - disculpe, creo que solo quería la moneda.

Tomo la bolsa de tela con el conjuro y posion, y siguió, como si nunca hubiese existido yo o la tienda.

- de na daa - sabiamente espere a que de vuelta la calle, para decirlo - wow son realmente hipnóticos.

No podía dejar de ver aquellos rubíes.

- están malditos - los solté de inmediato - tranquila, no te puede afectar, llevo años intentando quitárselos a esa embustera, al fin le gane una apuesta.

- Argos, creí que dormirias hasta la hora del almuerzo - el bostezo un poco y sus gafas se inclinaron - y yo también pero sentir a esa mujer en el trabajo me inquieta.

- a todos, es cierto que tiene cientos de años?

- su fuerza sin duda es de alguien muy viejo, pero sabes como son las almas viejas aquí, jamas comparten nada, de ellos o de otros antiguos.

- bueno ellos no, pero los niños del bosque negro, dicen que tu tienes 150 años.

Vi como frunció sus cejas despeinadas, esa expresión lo hacía ver aún más joven.

- bueno, tal vez fue por aquella vez que me deje la barba.

Habia cierto brillo en su mirada.

- no - dijimos nene y yo al mismo tiempo - luces exactamente de 25 como los que tienes y tu barba no cambia eso.

De hecho Lucía como un adolescente, ojos miel y enormes con pestañas espesas y ligeramente dobladas, era algo pálido y con pecas esparcidas, como constelaciones, su cabello rizado siemrpe estaba revuelto, la barba definitivamente no era lo suyo y por muy poderoso que fuera tenía una gran debilidad.

Los lobos.

- bellotita - odiaba ese apodo - se que lo odias pero sabes las reglas, sin nombres, recoge las cajas de arriba y lleva todo a quemar, estare en mi estudio.

Cuando Argos lo dijo, no puede evitar ver mi mano y aquel tatuaje que sellaba el trato en piel y sangre.

Hace tres años, me encontró nene, en su forma de zorro, para entonces ella ya tenía su propio contrato con Argos, cuando lo conoci a el, sus ojos sangraba y apenas podía mantenerse en pie.

- nene, deja a la humana ve por las piezas pilares... - todo era negro y rojo, sentía que pronto entraría en la inconsciencia nuevamente y tal vez sin despertar, hasta que sentí sus mano en mi brazo - pero, quien eres niña.

No recuerdo absolutamente nada más de mi vida desde ese momento y claro el momento en el que desperté y había hecho el trato.

- 7 años?

- creme fui generoso, 7 años y como garantía tus memorias, todo eso por salvarte la vida - recuerdo que estaba asustada y desorientada, el brazo me ardía y las cosas flotaban, entonces el zorro se volvió una chica y salte asustada, pero el solo giro los ojos aburrido - esta es nene, una ninfa y yo soy Ciro Argos el brujo demoniaco, aprenderás el resto en la tienda.

La primera semana fue horrible, no hablaba con nadie y no podía dormir, estuve a punto de colapsar, hasta que tocar las posiones dejo de doler y conocer más personas y especies fue fascinante, pero jamás deje de pensar en que clase de pasado tenía.

Eventualmente, dejé de temerle a nene y ella comenzó a llamarme bellotita, ya que tenía el cabello castaño y por caer de un árbol o eso creemos.

Ella hizo un trato que tampoco puede recuerdar, pero dice que no se arrepiente de nada, no se lo que pudo pasarle, pero ella debe12 años, y yo 7 por mi vida, no puedo imaginar que puede estar pagando.

con cada latido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora