La locura es algo bastante peculiar, es espesa y te envuelve en ella.
Durante dos años he intentado olvidarlo, rechazar todo lo que aún no considero real pero por otro lado parece mi castigo
¿pero es mío? ¿Yo debo pagar por lo errores de mis padres? Después de todo yo solo era una niña cuando me di cuenta, no se si valdrá la pena recordarlo pero si yo no lo hago ¿Quién lo hará entonces?
Como dije el clímax de la historia fue hace dos años, comencemos desde el principio.
Mi nombre es Consuelo, lo se, no es un nombre muy común pero ya le tomé cariño como para cambiarlo.
Hasta ese día de "liberación" yo era esa chica marcada como rara y la que no puede defenderse ¿Amigos? Nunca supe lo que es tener uno, aún creo que no vale la pena, son solo cargas inútiles que te entierran con cada paso que das y ese es otro castigo, parece que quienes no tienen amigos son lastimados una y otra vez por los demás, adjetivos como "aburrida" "patética" "insecto" "llorona" "tonta" "monstruo"
Ese último era uno que me definía bien, un monstruo es lo que soy.
Lo se porque no puede salir nada bueno de la cruza entre un demonio y un ángel. De un día para el otro pasé de ser la chica simple solitaria a ser un monstruo solitario.
Ya vi muchos libros que admiran a estos ángeles y demonios de toda clase, las historias pasan a ser una obsesión ¿Creen que eso pasa? Los seres divinos ya sean malignos o bondadosos solo nos ven en vida como trozos de carne que encierra el alma de sus próximos compañeros pero entre ellos suele haber conexiones.
Mi madre se sintió atraída por mi padre ya que él tenía a ambos mundos en un solo cuerpo, medio ángel y medio demonio, así fue como yo aparecí en el mundo.
Muchas veces creo que no les traje alegría a mis padres por mucho tiempo, día tras día desde mi nacimiento absorbí los poderes de ambos y quedaron dormidos dentro de mí.
Cuando tenía ocho años, exactamente en el aniversario de mis padres lo descubrí. En medio de la niche escuché unos susurros que se repetían una y otra vez, a estas alturas no recuerdo lo que decían pero lo que vi es una historia diferente, al llegar a la sala mis padres estaban sentados cada uno en una punta de la pequeña mesa ratona que había allí, mi madre con un vestido blanco muy simple y mi padre con una remera blanca y un pantalón rojo.
Luego de que los cantos terminaran una expresión de dolor se formó en sus rostros, la espalda de mi madre comenzó a agrietarse, su vestido se tiño de sangre, cada vez más rojo. Mi padre sufrió de la misma manera, sangre cubriendo sus cuerpos. En un momento unas alas de piel rojas destrozaron parte de la espalda de mi madre, en las puntas parecían tener una especie de uña gruesa, una auténtica ala de demonio, era igual a la de los murciélagos.
Mi padre dejó ver primero ese ala demoníaca, era más grande que la de mamá pero igual en forma. Pensaba que la segunda sería igual pero al ver unas hermosas alas blancas me quede aún más boquiabierta de lo que estaba.
Mamá siguió cantando y en cuanto paró las alas de ambos comenzaron a derretirse, primero la piel y las plumas, luego la punta de los huesos y al final se volvieron polvo, nunca dejaron de mostrar ese dolor en sus expresiones.
Desde ese día tenía otra perspectiva de lo que era, mis padres dijeron que no estaban enojados por perder sus poderes y ser ahora mortales, pero se que eso no es verdad, nacieron de esa forma, yo en su lugar hubiera estado devastada.
Pero es solo el comienzo, encontrar una vida diferente era como un sueño muy lejano para mi y más ahira que sabía quién o más bien qué era.
Era invierno, lo recuerdo bien, estaba completamente vestida de negro a excepción de mis jeans azules, una bufanda y converse del mismo color era lo que más usaba.
Cada vez agradecía más el que tuviera mucha ropa negra, tengo más lado de demonio que de ángel y por eso al terminar de absorber los poderes de mis padres mis ojos se volvieron negros al igual que las puntas de mi pelo, no me molesta, le dan un toque único a mi ser, en ese momento estaba feliz de tenerlos.
Me quedé en doble escolaridad ese día, cerca de las 4:00 p.m comencé a caminar de regreso a casa, eran casi dos horas caminando, debí tomar el autobús pero no estaba de ánimos pare eso.
Al ser invierno oscurecía más rápido, así que llegaría cuando estuviera muy oscuro pero no me importó demasiado.
Creo que pase la primera hors tranquila pero al llegar cerca de una reserva natural de árboles un grupo de mis compañeros salieron de entre las paredes de las casas que había en la calle de en frente mío.
Intenté seguir caminando pero ellos no dejaban de seguirme, asustada comencé a correr, sus pasos pesados me seguían.
"-¡Atrapen al fenómeno!-"
¿Fenómeno? Puede que tuvieran razón, no se que ganarían lastimandome pero parece que los hace felices, lamentablemente morir aún no está en mis planes.
Entre en la reserva, estaba asustada, un sudor frío recorría mi cuerpo.
Los árboles eran muy altos y delgados ¿serían ellos los que apreciarían mi muerte sin juzgar? Generalmente los objetos tienen ese trabajo.
Me quedé casi aferrada a un árbol, estaba asustada, no quería sufrir, solo tenía ocho cuando ni pesadilla comenzó ¡Solo era una niña maldita sea! Pero parece que a nadie le importó eso, solo me queda esperar por mi muerte.
Me rodearon, eran demasiados, estaba asustada.
Uno de ellos lanzó una piedra a mi cabeza, sentí la sangre y todo se volvió negro.
Desperté con un olor horrible a cobre a mi alrededor. Sentí algo muy frío bajo mi cuerpo, al principio pensé que era una silla pero al abrir los ojos proferi un grito digno de una película de horror.
Era el cuerpo inerte de mi padre, había estado recostada sobre su pecho, a su lado el de mi madre, ambos estaban muertos. Tenían grandes puñaladas en sus abdomenes, sus ojos perdidos en algún lado, donde habían visto su último horror.
Seguí mirando, los chicos, los que me habían perseguido estaban allí, bañados en su sangre. Algunos no tenían cabeza y otros estaban esparcidos a lo largo de la casa.
Asustada me voltee de la escena intentando controlar mi llanto, apreté mi mano contra mi brazo haciendo que mis uñas dejaran unas marcas alargadas.
Por un segundo me atreví a mirar, un espejo estaba en frente mío, con manchas de sangre que seguían deslizándose muy lentamente. Vi mi reflejo y di un salto hacia atrás, no, esa no podía ser yo. De verdad me había vuelto un monstruo.
En la pared que estaba detrás de mi había escrito "Sweet Dreams" una parte de mi mente lo entendió, si yo había sufrido tanto ¿Por qué los obligaría a ellos a vivir una pesadilla?
Pasé unos segundos más en casa hasta que decidí irme, quería ver más, sangre por todos lados
Liberare al mundo de sus pesadillas con sus vidas
Sweet Dreams
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diario de una asesina
HumorEl mundo tiene un lado oscuro Dentro de él se ocultan seres fueras de nuestra imaginación y otros que solo quieren permanecer a ella Un libro peligroso lleno de secretos y una maldición capítulo por capítulo ¿Te atreves a leerlo?