Just For Fun ~SeHo/HunHo~ ADAPTACIÓN

XVIII

Se colocó en el cuarto a oscuras e intentando no hacer ruido antes de subirse a la cama de Se Hun y de rodillas, cogerlo de los hombros para intentar despertarlo. Fue más fácil de lo que había supuesto, y cuando el menor abrió los ojos, tuvo que pedirle que no dijera nada y lo siguiera. Sabía que aunque estuviera enfadado, molesto o asqueado... Él no iba a ser capaz de decirle que no.

Se Hun era así, dulce y bueno. Mientras caminaban hacia el comedor, Jun Myeon pensó en eso. En cómo su amigo siempre se fijaba en los demás para que estuvieran bien y sacrificaba su propio bienestar por arrancarle una sonrisa a todo el mundo. De cómo era capaz de valorar a los demás mejor que a sí mismo. De que quizás, le había querido desde mucho tiempo atrás, pero no se había dado cuenta hasta esa semana.

Qué estúpido podía llegar a ser.

Cuando llegaron, se giró poco a poco hacia el otro chico. Éste le observaba en silencio, con una mezcla en su rostro de preocupación y confusión.

-Se Hunnie... Tengo algo que decirte.- apretó los puños con fuerza, alzándose de valor- Lo... Lo siento, ¿vale? Por... Por lo de estos días. Por mi comportamiento. No... Pensaba que era un juego divertido... Pero no lo era. Solo estaba jugando yo. Creo que... Que ni siquiera era un juego, porque estaba mintiéndome a mi mismo de esa manera.

-No estoy entendiendo nada de lo que dices, Jun Myeon Hyung...- la voz grave de Se Hun lo interrumpió y él se acarició la frente, sin saber cómo seguir hablando- Lo que si es cierto es que tu comportamiento...- no continuó, pero su mano se movió por inercia hacia sus labios y apartó la mirada.

-A eso... Eso quiero decir. Que...- cortó la distancia entre ellos con dos zancadas y sujetó la muñeca del otro, haciendo que abriera mucho sus ojos. No pudo evitar mirar sus labios finos y apetecibles entreabiertos y se mordió los suyos propios -Que... Que quiero volver a besarte y... Y no parar nunca... Que... ¡Joder, qué difícil es! ¡Que te quiero Oh Se Hun!- exclamó al fin, alejándose de nuevo, con las manos en la cabeza y dándole la espalda a su compañero -¡Ni siquiera yo lo sabía, pero al fin me doy cuenta! ¡Y no sé que hacer!