❝𝙇𝙤𝙫𝙚𝙡𝙮 𝙡𝙤𝙫𝙚.❞ Estarossa y tú/ Estarossa x tu. [Pausada]

Todo tiene un inicio.

-Vaya, creí que sería más emocionante.

Dijo la chica de cabello _______ mientras jugueteaba con los mechones de éste ignorando quienes le llamaban para jugar a las peleas, algunas personas de ahí se preguntaban ¿Cómo una dama estaría jugando a un juego tan bárbaro y brusco? Fácil, ella quería ser fuerte, débiles habían muchas. Tomó la espada de cartón del suelo y comenzó a jugar con uno de sus amigos, cada golpe que daba el niño con la espada de cartón ella lo cubría con su espada, así fue como una danza hasta que la chica empezó su ataque tirando al niño y apuntando le con su espada en señal de victoria.

-Si sigues así serás un debilucho.

Dijo la pequeña ayudando al niño a levantarse e incorporarse.

¡_______! ¡Ven a casa!

Se escucha un grito a lo lejos, una voz bastante conocida para la protagonista, era su madre, rápidamente dejó la espada en el suelo y corrió hasta su casa entrando a ésta encontrándose con una madre muy seria sentada en la silla del comedor con las manos en la mesa y manos entrelazadas.

-¿Qué pasa?

Dijo hacia su madre de manera nerviosa pues su seriedad hacia incómodo el ambiente.

-_____ te eh vendido, promete darte una vida mejor. . .

Ambas estaban calladas, un silencio sepulcral deprimente pero nuevamente hablaría la mayor.

Lamento mucho esto ______ pero tanto tú como yo estamos teniendo una mala vida de pobreza y hambruna desde que tu padre quedó perdido en la guerra, espero no me odies.

¿Qué sentir? ¿Odio? ¿Traición? ¿Aceptación? Un revoltijo de sentimientos invadió a la pequeña, confundida, las palabras no salían de su boca por el nudo que su garganta provocaba pues sabia que si pronunciaba una palabra gotas caerían por sus ojos como una lluvia tranquila y deprimente, por el contrario su madre esperaba algo, una respuesta, una lágrima, un chillido, algo que no la hiciera sentir tan culpable del horrible acto que había cometido.

Todo era silencio, el único sonido era el de la nada, un sonido tan difícil de escuchar, irreconocible, cuando un golpeteo a la puerta interrumpió la incomodidad de ambas, la madre sin más se levantó y abrió la puerta donde un hombre fornido con cabellera plateada desordenada vestía una gabardina azul y pantalones color negro, era bastante oscuro como si de la noche se tratase pero sin estrellas salpicadas por la oscuridad, tenía una armadura aunque en realidad sólo eran las botas y guantes de una, su rostro mostraba una tranquilidad tan relajante y calmante que cualquiera podría quedar hipnotizado en ella.

—Si, está adentro.

Pronunció la traidora con una tristeza abundante en su rostro, por otro lado ese hombre fornido entró y la miró de arriba a abajo en silencio admirando la y estudiando la, finalmente movió la cabeza de manera afirmativa.

—Bien, me la llevaré.

Pronunció con tranquilidad, como si fuese de lo más normal y tomo de la mano a la pequeña que temblaba sin cesar “Entonces ¿Así terminaré? ¿Seré una prostituta azafata?” pasó por la cabeza de la pequeña retumbando cada dos por tres, mientras ella se quedaba en sus pensamientos el hombre la jalaba fuera de la casa hasta que la pequeña salió de su mundo plantando le cara a ese señor.