2.7K 410 186
                                    

  Chan odiaba Corea. No llevaba ni tres días allí y ya lo había comprobado. Odiaba tener que llevar más de tres capas de ropa por el frío, odiaba llevar puesto aquel molesto nasobuco todo el tiempo debido al polen; odiaba tantas cosas del país, y sin embargo, el que le llamaran ByungChan se llevaba la guinda del pastel. No era su nombre, nunca lo fue y nunca lo sería; él era Christopher, máximo Chan, mínimo Chris.

   Cerró la puerta del apartamento con tal fuerza que el eco retumbó hasta salir del edificio. A cada minuto que pasaba deseaba regresar a Australia con más fuerza. Extrañaba a sus amigos, la playa, surfear olas; joder, en Corea ni siquiera podía componer música debido a la "inmensa" necesidad de más espacio en las balijas que había poseído a su madre a última hora. Resultado: teclado y laptop de su hijo fuera del embalaje, sin avisarle, por supuesto. Chan casi se baja del avión al serle informado "casualmente" el cambio. Seguía sin hablarle a su progenitora debido a ello.

   El incidente había dado lugar a largas conversaciones con su padre, y juntos habían llegado a la conclusión de que, si bien no se podían permitir un teclado, al menos sí iban a comprar otra laptop para simularlo. Un día después de tomar la decisión, Chan, con el dinero necesario, arrastraba sus pies hasta la tienda de electrónica de la zona.

   Con el nuevo equipo en mano, menos avanzado que el portátil que había quedado abandonado en Australia, atravesó la entrada de un café cercano y se sentó en el que, luego de unos días, se había convertido en su sitio habitual. El local lo había descubierto la noche de su llegada al país mientras vagabundeaba por los alrededores, cualquier cosa era mejor que permanecer encerrado entre las horribles cuatro paredes verdes a las que tendría que llamar hogar por unas semanas. Además, en aquel local servían un café increíble.

— Anda, si es Chan-hyung. —Una voz conocida lo saludó nada más poner un pie dentro.

   Chris revolvió los cabellos rubios de su nuevo vecino, por lo menos menos el país sí tenía algunas personas decentes. Había conocido a JiSung en la mañana de su primer día, cuando el pequeño de los Han se había presentado para darles la bienvenida al vecindario. No demoraron demasiado en trabar amistad, ambos sentían pasión por la música... además, las ocurrencias de JiSung divertían muchísimo a Chan.

—¿Todo bien? —JiSung asintió con todo recogido para marcharse, cosa que sorprendió al mayor. — ¿Ya te vas?

—Sí, por fin contrataron a alguien más, ¡ya tengo días de descanso! —Se limpió una lágrima imaginaria con gesto exagerado. —Solo vine a comprobar que todo estuviese bien en el primer día de MinHo-hyung, puede parecer tranquilo al principio, pero cuando entra en confianza... solo él mismo sabe lo que hace.

   El suspiro de impotencia que siguió a este comentario llamó la atención de Chan, ¿qué tan malo tenía que ser el tal MinHo?

   JiSung miró la hora en su reloj y se despidió al ver que solo quedaban unos pocos minutos para que su bus partiese. Salió con un apresurado gesto de la mano y dejó a su amigo solo en la cafetería.

   No fue hasta que el camarero se paró a su lado que Chris cayó en la cuenta de que, si JiSung no estaba, tendría que explicarle su pedido usual a otra persona, nuevamente. La probabilidad de que quedase igual era mínima por no decir nula, aún no sabía cómo JiSung lograba hacer realidad sus requisitos tan específicos.

—¿Va a ordenar algo?

Chan negó con la cabeza.

—Iré yo mismo a la barra a pedirlo, no te preocupes.

   Dicho y hecho, caminó hasta el lugar y pidió su orden de siempre: un Frappuccino con mucho café, poca azúcar, frapé, pero sin demasiado hielo, algo de crema y el suficiente pistacho como pare sentirse al gusto, pero sin cambiar los aromas. Luego de escucharlo, el chico de detrás de la barra ni siquiera volteó, apenas hizo un movimiento de cabeza para mostrar que lo había captado y Chan regresó a su asiento, rezando por que al menos saliese la mitad de bueno que el de JiSung.

Frappuccino 『ᴮᵃⁿᵍᴵⁿʰᵒ/ᴹⁱⁿᶜʰᵃⁿ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora