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“Querido amor de mi vida,

¿Recuerdas el día que te fuiste? Aquel fatídico día en el que el cielo no paraba de llorar y la furia de Zeus caía sobre nosotros.
Ese día te seguí, pero nunca pude alcanzarte.

Aún recuerdo el correr atrás tuyo, mis pulmones exigiendo descanso y un poco de oxígeno; mis piernas quejarse mientras se entumían por el esfuerzo; mi corazón dolía y no solo por la presión ejercida al ir tras de ti, sino también por tu abandono.

Me preguntas, "¿por qué nunca me buscaste?" A mi me gustaría preguntarte, ¿por qué nunca viste hacia atrás?
A unos metros de alcanzarte, de tenerte nuevamente entre mis brazos, unas brillantes luces se atravesaron en mi camino y con ellas, un agudo dolor en mi cadera. ¿Sabes que fue lo que pasó? Recibí el beso de un metal helado abriéndose paso en mi interior, recibí un beso que me rompió los huesos y me tumbó al suelo.

Aquella noche será la más estrellada de mis recuerdos, las luces de los pasillos destellaban tan lejanas como las estrellas en el cielo, hacia frío.
Estaba cómodo, flotaba en el espacio y cada vez me volvía más liviano, más ligero que una pluma... Sentía que así lograría tocar el cielo, pero... De un momento a otro, algo brilló con más intensidad que el sol, mi cuerpo pesó de nuevo y comenzó a caer hacia el vacío, las estrellas se alejaron completamente de mi vista. ¿Por qué no puedo alcanzarlas?

Aquel dulce beso pudo llevarse mi vida, mi alma entera, pero aún era pronto para darle todo, así que, solo tomó unas partes de mi. ¿Cómo correría tras de ti si había perdido mis piernas para hacerlo?

        Siempre tuyo, Dante”

Cartas al amor de mi vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora