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Capítulo 3— Impulsos.

"Tiernas venas tan frágiles como un corazón desdichado que se victimiza y no aguanta las peripecias de la vida. Oh pobre ser que padece en la agonía del odio hacia si mismo en un afán de comprender quién es, acabe con todo lo que ha construido. Tu impulsividad te llevará a la perdición".
———

Ya varias veces había hablado con la señorita Frost de quizás transformar su obsesión con las venas- en especial por su fragilidad.- en algo bueno como una carrera universitaria. No pensaba quedarse toda la vida me ese centro, deseaba progresar.

El lugar proporciona una pequeña variedad de libros, cuanto tiempo habría de llevar en el lugar que ya se abría leído casi todos. En su torpeza y peleas con Eddie se tropezó y golpeó una de las repisas, el libro cayó estrepitosamente sobre su cabeza dándole una pequeña contusión pero entretenimiento.

Había encontrado una "guía rápida de como colocar una entraba intravenosa para el suero para principiantes". Palpo la trayectoria de la vena  para asegurarse de que fuera la correcta.Pero por razones más que claras no puedo seguir los demás pasos debido a que no tenía el "material" necesario. Aunque irónicamente se encontrará en un "hospital".

¿Estas aprendiendo a buscar tus venas para encontrar una manera más efectivamente cortarte?.— sus palabras salieron como veneno.

—Cállate.—

Deberías intentarlo, nos ahorrarías tus estupideces a ambos. se sentó a su lado palpándole las venas al muchacho.-

—No eres real.—

Soy tan real como quieras que lo sea.presionó con mucha fuerza la vena, pareciera que esta fuera a reventar en cualquier momento.—La verdad es que saber de venas que hubiera ayudado con ese hombre cuando intentaste mat...hacer ya sabes que.el castaño jalo su brazo sobandose la zona.


—el castaño jalo su brazo sobandose la zona

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—¿Quién eres?.—

Un cobarde.- respondió con acidez Eddie.

—Soy Peter Parker.- comenzó a morder las uñas de sus manos para intentar calmar su ansiedad.

—¿Hay algo en especial que quieras decirme hoy cariño?.—preguntó cálidamente la rubia al darse cuenta de la evidente y creciente ansiedad en el chico. Ese sería sin dudas el momento perfecto para decirle del regreso del parásito.

—Tengo miedo.—su pierna izquierda comenzó a golpear el piso de manera arrítmica; se había mordido tan fuerte que sus dedos estaban sangrando .

¿Quién eres?.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora