Érase una vez una persona llamada Salchichón que viajaba dentro de un delfín conocido como Nuritob.
Nunca había sentido tener una vida plena en su pueblo donde las furgonetas cagaban haciendo la voltereta pero la gota que colmó el vaso fueron los constantes besos que recibía en el hígado por parte de un semáforo y una barbacoa.
Ese fue el empujón que necesitó para emprender un peligroso viaje hasta llegar a Estados Unidos.Allí le esperaba el amor de su vida, Donald Trump.
El suyo fue un amor a primera vista por Tinder, nadie se imaginaba que meses más tarde Salchichón estaría cruzando el Atlántico en delfín para encontrarse con el mismísimo presidente.
En cuanto le narró su situación a Nuritob este ofreció llevarle hasta su amado.
El presidente estaba tan enamorado de su novio Salchichón que le contó a la población una falsa leyenda que aseguraba que había que llenar los mares de tuppers con macarrones para tener contentos a los aliens y que no nos invadiesen.Salchichón estaba eternamente agradecido de que pudiese comer a través de este engaño.
Ese viaje iba genial hasta que se encontraron con una rueda mágica que protegía una isla privada cercana. Esta rueda hacia que quienes se acercasen a ella desvelasen sus verdaderas intenciones.
El primero en sentir sus efectos fue Salchichón quien no contó nada que Nuritob no supiese pues había sido completamete sincero.
Sin embargo su acompañante le confesó que realmente era un tiburón y que no se lo había contado por miedo a que le abandonase presa del pánico.
También le contó que su intención no era llevarle a Estados Unidos, lo que realmente estaba haciendo era deambular por el mar sin el propósito de llegar a la tierra porque sabía que en ese momento se separarían y estaba muy enamorado de Salchichón.
La rueda ya había cumplido su objetivo y se marchó en busca de nuevos viajeros, dejando atrás un silencio tan profundo que se escuchó como una servilleta prendía un fósforo para suicidarse.
Nuritob sacó una sopa de letras y la cocinó, más tarde cogió estas letras y le mostró a Salchichón que su nombre era un anagrama que formaba la palabra tiburón.
"Lo siento, ahora que lo sabes, comprendo que te vayas y me odies"
El hombre le miró a los ojos y dijo:
"Tío pues claro que me voy que asco un tiburón iugh"Posteriormente cogió la lancha motora que había robado mientras el tiburón se hacía la sopa y se marchó.
El tiburón musitó: En las películas no pasa esto.
Salchichón llegó a casa de su pareja y vivieron muy felices, aunque tuvieron un inconveniente con aliens que exigían que volviesen los tuppers de macarrones, lo solucionaron y se hicieron mejores amigos.
El tiburón llenó el vacío que su crush dejó en coleccionar sandalias de mango.
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Los cuentos rusos
Fantasyno sé que estoy haciendo con mi vida jsja Estos son una serie de cuentos fantásticos sin ningún sentido que se llaman así simplemente porque me hace gracia la coña de que los rusos están loquísimos. Os doy la bienvenida a la mayor mierda que vais a...