Bonanza.

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Era costumbre que Hoseok se quedase en vela cada noche hasta altas horas de la madrugada, con los ronquidos de sus clientes a su espalda

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Era costumbre que Hoseok se quedase en vela cada noche hasta altas horas de la madrugada, con los ronquidos de sus clientes a su espalda.

Era ese rato de paz, una noche más en la que Hoseok se arrepentía con toda su fuerza de hacer lo que estaba haciendo, pedir explicaciones de por qué tenía que haberse buscado la vida de esa forma, ya que no tenía otra manera de subsistencia.

Una noche en la que echaba de menos a su hermana Jiwoo, por la que había aceptado el cargo en aquel horripilante lugar para salvarla del control de una mafia que a risas y humillaciones, había sometido a Hoseok a toda clase de cosas que ni el mismo quería recordar.

Una noche en la que anhelaba el cariño y los cuidados de su madre, que trabajaba en el extranjero demasiado lejos de allí...

Jodidos proxenetas, controladores, que le habían arrebatado cada una de las lágrimas con las que quería romper en llanto cada noche, y ya no podía. No le quedaban.

Pero YoonGi no estaba roncando.

Habían dos únicas y posibles opciones, o el pálido tenía sueño silencioso o es que no estaba durmiendo tampoco.

Tampoco quería saberlo, no le interesaba para nada. Estaba sumido en sus amargos pensamientos dándole su espalda desnuda en la cama, cubiertos únicamente por el edredón de esta.

No sabía siquiera que el azabache tenía el cuerpo y la vista girados hacia él, hacia el poco de su figura desnuda que se escurría del edredón y que el pelirrojo abrazaba hacia sí mismo en un intento de lograr confort y alento familiar.

No sentía la mirada de YoonGi sobre su espalda, pero YoonGi le estaba mirando.

Un ambiente de incomodidad y desasosiego flotaba levemente en el aire, hasta que el azabache, guiado por las miles de preguntas que se había hecho sobre aquel chico, decidió pues, extender su brazo una corta distancia hasta alcanzar su cabello y comenzar a propinar suaves caricias.

— Señor, ¿qué está haciendo? — reprochó Hoseok, en un tono calmado, pero sin dirigirle mirada o girarse, mientras YoonGi seguía a sus anchas acariciando sus hebras.

— Te ves desprotegido. — soltó con algo de dulzura, tan notable que cualquier otro cliente se habría echado a reír si hubiese presenciado esa escena.

Seamos sinceros, ¿quién querría darle cariño a un sucio prostituto?

Hoseok comenzó a irritarse.

— No ha pagado por exactamente acariciarme el pelo. — sin embargo, no lo detenía. Era demasiado arrogante como para admitir que sentía una mínima cantidad de calidez en el corazón, opacada por la desconfianza.

— He pagado por ti, para hacer todo lo que quiera contigo. — entonces YoonGi lo abrazó por la cintura, aumentando los nervios por dentro del menor.

VIP. ➝ (솝) YoonSeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora