Capítulo 3

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David, Adam y Ben estaban fumando marihuana en nuestro cuarto, entré sin avisar, veo que David le dice algo a Adam y se van excusándose con que tenían que comprar. Ben se quedó en el sofá, seguía fumando y me hace señas invitándome a fumar con él, se lo negué, me pide que me siente a su lado, fui y me senté.

Ben dejó el cigarro en la mesa al costado del sillón y empezó a hacerme cosquillas.¿Por qué era tan lindo con estas simples cosas? ¿Cómo un beso puede despertar tantas emociones y sentimientos?

― Basta, sabes que no me gustan las cosquillas.

― Sos hermosa. ―Era muy tierno que me diga esas cosas en ese estado.

Estábamos frente a frente en el sofá, él tenía su manos en mi nuca, de tal forma que no pudiera escapar. Empezó a acariciarme la mejilla con sus pulgares mientras observaba cada centímetro de mi rostro. Estábamos en silencio con la poca luz que entraba por las rendijas de la persiana. Sentí la suavidad de sus labios contra los míos, su boca sabe a humo y un poco de cerveza, el beso era suave, como si necesitara más, me tiró para atrás y me beso con ansiedad, con desesperación. Él estaba acostado sobre mí, en medio de mis piernas, me empezó a acariciar, a buscar mi piel con desesperación. Nuestras respiraciones eran agitadas, necesitábamos aire pero no podíamos despegar nuestras bocas. Me senté sobre él, lo tomé del rostro y lo besé con pasión, como si eso me pidiera el cuerpo, metí mis manos dentro de su remera y se la saqué, él hizo lo mismo, buscó los breteles del corpiño y me lo desabrocho, me saco el corpiño, empezó a besarme cuello, mientras yo acariciaba y rasguñaba su espalda. Me levanto y recostó sobre la cama, me desabrocho el pantalón y me lo saco.

― Me gustas demasiado. ―Dijo en medio de un gemido.

Estábamos semidesnudos en la cama y entra David.

― ¡Uh! Perdón, perdón ―cerró la puerta de golpe y estallamos de risa. Nos vestimos y salimos de la habitación muertos de risa.

― Che podrían avisar que estaban ahí ―dijo David con vergüenza.

― No pasa nada, no tengas vergüenza. ―le respondí intentando que se relajara.

Después de esa situación embarazosa ninguno de nosotros volvió a tocar el tema, pero la tensión entre Ben y yo había desaparecido por completo, ahora solo había miradas cómplices y risas contenidas.

Después de que los chicos preparan el fogón a duras penas, Sol, David, Adam y yo llevamos todo lo que creíamos necesitar para pasar la noche. Suficiente comida y bebida, además de mantas. Nunca se sabe.

― Bueno... ¿vamos? ―dijo Thomas desde la puerta en un intento por avisar que ya estaba todo listo.

Salimos y caminamos hasta el fogón, había quedado todo muy lindo. El fuego en el medio, las reposeras de playa lo rodeaban y estaban los chicos alrededor. Me coloque en mi lugar y tenía vista perfecta al mar y a Ben que lo tenía justo en frente y como de costumbre su guitarra lo acompañaba a su costado. Luego de todos contaran alguna historia ú anécdota, Ben comenzó a tocar una canción que no conocía, pero me resultaba relajante y armoniosa. Apoye mis codos en las rodillas y la cara en las manos y lo mire atentamente, escuchando cada acorde, cada nota que él tocaba como si conociera la canción y su guitarra a la perfección. Ahora se que no puedo negar que amo verlo así, amo ver la paz que siente cuando se encierra haciendo música. Amo verlo así, me emociona. Cuando me doy cuenta una lágrima cae por mi mejilla y siento su mirada clavada en mi. Todos me están mirando.

― ¡Wow! ―Dice David con los ojos abiertos―. ¿Desde cuándo?

― ¿Desde cuándo qué? ―preguntó intentando disimular mis lágrimas.

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⏰ Last updated: Jul 26, 2019 ⏰

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Desde siempreWhere stories live. Discover now