Capítulo 11.-Iguales.

5.1K 547 41
                                    

Luego de lo que paso con Valeria pensé que no volvería a confiar en ninguna otra persona que se acercara a mí con esa labia comprada de "amistad". Pero entonces conocí a Aria, América y Elena, a pesar de que no les he dado mi confianza por completo las considero un poco cercanas.

Posteriormente están mis malos ratos con Matías, el desgraciado me quitó mi integridad como persona y me dejo ese temor por cualquier chico que no fuese mi hermano y mi padre. Y aquí esta Alan frente a mí, con su lindo rostro y ojos llamativos haciéndome sentir un poquito cómoda a su alrededor.

Y la verdad no estoy segura si todo esto está bien.

Estamos parados frente a frente, su mano aún está en mi mejilla, sus ojos son un gris muy oscuro, no están tan claros como estoy acostumbrada a verlos.

—Tus ojos son de un gris bastante bonitos. —le susurro.

—Y los tuyos son un marrón muy corriente—su sonrisa me contagia.

Sin previo aviso Alan hala de mí para darme un abrazo, uno muy fuerte, cálido, ese tipo de abrazos que te quieres quedar ahí porque te sientes protegida y querida a pesar de que la persona que te lo da es un completo desconocido. Su aroma es particular, y no estoy hablando de algún perfume o colonia, estoy hablando de él, del aroma que cada persona desprende naturalmente.

Me percato que su corazón late muy fuerte, parece nervioso.

—Tu corazón. —susurro—se te va a salir del pecho.— no dice nada.

—¿Puedo quedarme? —su pregunta sale como si le costara decir esas palabras.

Me separo un momento de él. Esto es malo, no está bien que un chico se quede en mi hogar cuando apenas y nos conocemos. Crecí en un ambiente donde siempre debíamos "hacer lo correcto", bastante educados y sin alzar mucho la voz en público, aunque en casa fuésemos todo lo contrario. Y estoy demasiado segura que esto no es hacer lo correcto.

¿Aunque qué podría salir mal? Alan y yo somos amigos.

—Supongo que no hay problema.—me encojo de hombros separándome de él— es algo tarde.

Luego de algunas conversaciones limpiando el sofá y apagando todas las luces entramos en mi habitación ya que el mueble no es lo suficientemente grande ni cómodo para que uno de los dos duerma ahí y la otra habitación no tiene ni una cama donde Alan pueda acostarse.

Estoy acostada boca arriba con la habitación en penumbras y él igual, nuestros hombros se rozan al igual que nuestras manos.

—¿Bella? —murmura.

—Dime—los dos estamos mirando el techo.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con la voz ronca.

—¿Cómo así?

—Aquí, en Chapel Hill, en la universidad, ya estas a punto de terminar tu carrera. ¿Quién eres? ¿Qué quieres?—su pregunta me toma por sorpresa, no sé qué contestar y tampoco le voy a decir la verdad.—Vamos Bella, tu padre es William Müller —abro los ojos de la sorpresa y me siento de golpe en la cama mirando su rostro. Él sonríe imitando mi acto pero más relajado.

—¿Cómo sabes?

—No es muy difícil de saber.—se encoge de hombros.—Tu abuelo fue muy conocido en este pueblo, y además tiene grandes negocios, con tu apellido es suficiente, sin contar que te pareces bastante a tu mamá, que por cierto, también la conocen mucho por acá a pesar de que ustedes no vienen mucho—se queda en silencio y mira mis ojos.—Tu padre ha salido varias veces en la revista de empresario del mes, supongo que es muy influyente.

La Bella y la Bestia.®✓[LIBRO EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora