Funeral

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Peter aún no lo podía creer, aún todo se sentía extraño, aturdido de alguna manera mientras de reojo lograba ver su reflejo en la ventana empañada de su cuarto, parecía que había peleado una guerra y realmente lo había hecho, en su cabeza no caía que habían pasado años, pero por sobre todo que el señor Stark hubiese muerto.

Sus labios reseco, su cabello aún húmedo de la ducha, sus ojos rojos por las lagrimas derramadas durante prácticamente todo el día, pero la visión del mayor muerto ante sus ojos aún no se borraba, a pesar de haber pasado casi un día, entre el viaje y la llegada a casa, aún se sentía perdido, aún todo era demasiado crudo.

Cubrió su rostro con ambas manos, ahogando un sollozo agudo y se sobresaltó cuando la puerta se abrió un poco.

—Peter...Oh cariño. —Dijo May mientras pasaba a su cuarto, alcanzando a sentarse a su lado y envolverle en un cariñoso abrazo, besando su frente. —Esta bien, Peter.

—No lo esta May, no debió morir...—Murmuró apenas mientras se refugiaba en los brazos de su tía.

—No, seguramente no Peter, pero las cosas pasaron así, cariño, intenta dormir ¿Si? Happy pasará por ti mañana para el funeral, debes descansar. —Dijo lo mas tranquila que podía, intentando de algún modo transmitir tranquilidad a su sobrino.

La mañana siguiente no fue mucho mejor, Peter apenas había probado algo de comida y el trayecto con Happy fue tan silencioso por parte de ambos, que por segundo lo único que se lograba escuchar eran ambas respiraciones.

Peter debió suponer que vería mucha gente, pero era incomodo estar ahí, incluso con tantas personas, se sentía solo, perdido en una inmensidad, intento sonreír como otros hacían, pero no podía, primero sus padres, luego el tío Ben y luego el Señor Stark, seguramente no deberían haber desarrollado ambos esos sentimientos de familiaridad, al nivel de sentirlo como un padre y que Tony lo sintiera como un hijo, incluso sin ninguno nunca comentar eso, ambos sabían que estaban demasiado presentes, siempre.

El nudo pesado en su estomago se hizo mas fuerte mientras la gente se abrazaba y él dio pasos hacia atrás, sintiendo tanto dolor y confusión a la par, debería haberse quedado luego de lo que fue aquel funeral, hablado con los demás para compartir ese dolor, pero no podía. No quería, necesitaba caminar y resolver el lio en su mente.

Pero fue hasta que se encontró con Stephen en el camino en que su corazón se tiño de rabia pura, de dolor y odio.

—Sé lo que dirás, niño. —Se apresuró a decir el mayor, dando una mirada sería. —Y mira...—Las palabras no terminaron en ese segundo cuando Peter casi gritó.

—¡Lo sabías! ¡Sabías que esto pasaría! Sabías que Tony moriría y lo callaste, sabías que todos nos iríamos y años mas tarde pasaría esto. —Gruñó apuntando hacia la casa de Tony. —¡Tú lo sabías! —Dijo caminando hacía él sin pensarlo.

—Lo sabía, Peter, pero no había otro destino para nosotros, no había otro manera entre miles, esta, créeme, que fue la mejor. —Intentó dialogar, aún así, preparado para lo que fuese que pasara.

Ambos se quedaron callados cuando el sonido en el camino les hizo girar, un hombre en una motocicleta conduciendo de forma rápida e imprudente se acercaba a ellos a toda velocidad, Peter no entendió porque su sentido arácnido no actuó cuando la motocicleta derrapó frente a ellos, quedando la rueda delantera a centímetros de su pie. Pero cuando alzó la vista su corazón volvió a doler.

No sabía si él también había desaparecido estos años, no había tenido tiempo de investigar, se congeló cuando el hombre se bajó y le envolvió en un apretado abrazo, drenando de su cuerpo cualquier sentimiento negativo, inundando de una extraña y reconfortante calma.

—Estoy aquí BabyBoy. —Susurró estrechando con un poco mas de fuerza, dando una corta mirada al hombre tras de ellos.

—Wade. —Dijo en modo de saludo Stephen, haciendo un además.

—Señor Doctor Magito. —Bromeó con un tono de voz duro, acariciando la espalda de Peter y notando los temblores en todo su cuerpo, a la par que frotaba su rostro contra el hombro.

—Estoy interrumpiendo, permiso, tenemos pendiente una charla, Peter. —Dijo el hechicero antes de retirarse.

Peter aún estaba demasiado perdido para escuchar sus palabras, lo único que necesitaba era que Wade siguiera ahí abrazandolo, sosteniéndolo, sin importar que sus lagrimas mancharan la camiseta del mayor, inhalando el aroma que había extrañado aún sin saberlo. No podía entender demasiado bien la reacción de sí mismo en ese momento, pero había tanta necesidad, cubierta con un solo pensamiento desesperado "Él nunca me dejará, él no puede..."

Un largo rato pasó antes de que el menor recobrara la capacidad de respirar adecuadamente, dando un paso hacia atrás, un poco inestable, mientras Wade tomaba su pequeño rostro entre sus fuertes manos, paseando sus pulgares sobre las mejillas humedas.

—Sé que no es el momento, pero mierda si no te ves condenadamente sexy todo lloroso. —Bromeó un poco el mercenario, sacando una quebrada risa del menor.

—Algunas veces olvido que eres un gran idiota. —Dijo Peter, inhalando pesado y relamiendo sus labios secos.

—Pero el mejor novio que has tenido y tendrás. —Guiñó estrechando su cuerpo y besando todo su rostro. —Mierda, como te extrañé Peter Pie.

—No me dejes nunca...—Susurró frotando su rostro a su cuello, sintiendo las lagrimas volver a formarse, no quería seguir perdiendo gente que amaba.

—Ni la sexy y hermosa muerte podrá separarnos, Peter Pie. —Los labios de Wade se apretaron, sabía a que se refería Peter, pero tampoco deseaba pensar en ese seguro, que él siempre sería el primero en morir, en realidad...Él nunca moriría, siempre viendo a sus seres amados marchar.

—¿Me llevas a casa? —Preguntó mirando de reojo la motocicleta.

—A donde mi arañita quiera. —Se separó para subirse, esperando que Peter subiera tras de sí, una vez ambos sobre la moticicleta, el mercenario dijo. —Sostente fuerte, entre mis piernas también puedes tomarlo para no caer. —Recibió un pequeño golpe en su costado y soltó una carcajada, aún era muy pronto para intentar hacer reír a su arañita, lo sabía, pero él era culpable de siempre querer ver una sonrisa en esa pequeña y rosada boca que había tomado como suya. Esos años sin verle habían sido un infierno, pensando que jamás volvería.

Peter se aferró un poco mas a la cintura de Wade mientras conducían a gran velocidad, su estomago aún revuelto por las emociones.

—Me vas a deber ¿Cuántos años de besos? —Preguntó Deadpool.

—Te daré los necesarios hasta que te aburras de mí. —Dijo Peter, besando la nuca desnuda del mayor, tal vez había gente que moría a su alrededor, peligro, pero también estaba esa insana necesidad de saber que Deadpool, jamás se iría.

Entre tus brazos.Where stories live. Discover now