I. ¿Superman... y Clark Kent?

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Doppelgänger


Capítulo I

>>Algo anda mal.<<


Ese era el pensamiento persistente que tenía Batman desde su encuentro con Superman hacía una semana en La Atalaya. Y no, nada tenía que ver su habitual paranoia de ver cosas en dónde no las había. No. Esta vez los hechos fundamentaban su preocupación, porque sin importar desde que ángulo se viera, el que Clark le coqueteara descaradamente a Bruce Wayne frente a la prensa mundial en su papel de héroe le era suficiente prueba.

Y aunque claro, al principio consideró la posibilidad de que podría tratarse de una broma de muy mal gusto, en venganza por la anterior realizada por parte de Green Lantern el mes pasado bajo su batuta, y sí, era una represalia por inmiscuirse en uno de sus casos bajo la jurisdicción de Gotham sin su permiso; pronto lo descartó al tomar en cuenta que la Srta. Lane

por la que el hombre de acero profesaba sentimientos románticos desde hacía años

estaba también ahí presente en el lugar, quedando tan o más aturdida que él.

Pero la confirmación final la tuvo días más tarde, durante la reunión mensual de la Liga, donde como Batman aprovechó dicha oportunidad para confrontarlo al respecto de sus acciones, reacio a dejar el asunto así, recibiendo una respuesta por demás inesperada que lo dejó tan perplejo y con la boca abierta debido a la incredulidad que le azotaba.

La pregunta, admitía, lo tomó desprevenido, permitiéndole al otro soltar su sarta de incoherencias sin tapujos acerca de su libertad de salir con quién quisiera sin tener que pedirle permiso, quedándole claro que hablaba muy en serio, y aumentando su grado de preocupación por su actitud altanera y desafiante que antes jamás se habría aventurado a demostrarle, a menos que estuviera bajo el influjo de un agente externo como lo era la kryptonita roja.

Por tanto, bajo la premisa de que algo raro pasaba, los subsiguientes días se dedicó únicamente a analizar minuciosamente el comportamiento de Superman a través de los vídeos de vigilancia de La Atalaya, encontrando varias anomalías, como el hecho de que ahora parecía ser más sociable disfrutando plenamente de su popularidad con la gente, e incluso más seguro de sí mismo al punto de ser arrogante, además de que permanecía más tiempo de lo necesario en la sede de la Liga.

Sin embargo, aparte de él, nadie más pareció notar dichos cambios en la personalidad del kryptoniano, pues este continuaba con su trabajo de héroe bonachón salvando gatitos y ayudando a ancianitas a cruzar la calle, aparte de detener terroristas, villanos desquiciados y desastres naturales sin salirse de su conducta habitual, lo que ponía en tela de juicio sus sospechas, y que lo harían desistir de ellas de no ser por dos simples razones.

La primera radicaba en que, a diferencia de los demás miembros de la Liga, tanto Superman como Batman conocían mutuamente sus identidades secretas, por lo que era hasta irrisorio pensar que este hubiese adoptado de repente la fastidiosa costumbre de realizar visitas inesperadas a "Bruce Wayne" a sabiendas de que se trataba de Batman, llevándole en cada ocasión extravagantes obsequios en un remedo de cortejo con el afán de impresionarlo para conseguir una cita, la cual por cierto, declinó magistralmente gracias a las oportunas intervenciones de Alfred y Lucius.

Y la segunda, y más importante era, que a diferencia de él y su abierta bisexualidad... ¡SUPERMAN ERA TOTAL Y ABSOLUTAMENTE HETEROSEXUAL! Por lo que resultaba totalmente absurdo que, de la noche a la mañana, éste se hubiese vuelto gay, sencillamente era una jodida estupidez que nadie en sus cabales creería.

Dicho eso, fue así como tomo la decisión de ir a Metrópolis

haciendo un hueco en su apretada agenda

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