(Humo, ilusiones y luces de colores. Viento frío, corazones rotos y caramelos ácidos. La historia comienza.)
¡Ay, Jules querida! ¡Ay de mi dulce Jules! Estoy enamorado de July, tan dulce y hermosa, tan fuerte y preciosa.
Ni siquiera sé cómo pasé la semana sin verte y duele, duele mucho porque sé que ahora dependo de ti y de tu cálido mirar para ser feliz, para sentirme libre, para ver con claridad. ¡Ay July! ¡¿Qué has hecho de mí?! Estoy tan enamorado que con tan solo verte me siento vivo y si tú no estás entonces perezco, tan enamorado que con tan solo verte se me llena el vacío del pecho, con tan solo una mirada me completas.En tu fiesta, tu fiesta de cumpleaños, a la que ansío ir. Esta noche sin falta le voy con todo, lo prometo. No, no puedo, eres tan perfecta y yo tan... ¡YO! Que rabia, no ser lo suficiente para ti y sufrir condenado al eterno rechazo.
¡Oh, Dios, ¿por qué tantos complejos para un simple mortal como lo soy yo?! Mis inseguridades son mi peor enemigo en estos casos y la timidez me gana, no me deja hablarte como quisiera así que creo que sería mejor dejarte ir. ¡Ay qué agonía la mía! ¡Ay de mi pesar!
Pero me niego, me niego a perderte, así que esta noche, bailaré contigo, solo contigo, y presiento que no podrás negarte. "¿Quieres ser mi novia?" Y burbujas flotarán en el aire y mariposas revoletearán en nuestros estómagos y todo será perfecto, tan solo pensar en lo hermoso que podría ser todo me pone triste. Pero triste de triste, decaído por no sé qué, como si las burbujas del aire de pronto fuesen ácidas y me quemaran el pecho con una furia que quema hasta la razón del más cuerdo. Cuando pienso en todo eso, apenas si puedo decir tu nombre. Jules. Jules. Jules. Jules. Jules. Y mil veces Jules. Lo digo y lo digo, y lo tomo como veneno en la miel, miel traidora, que no asfixia hasta que ya es muy tarde, que es dulce hasta que, por fin, te deja inerte.
"—¡Ay de ti Héctor! ¡Tú sí que estás mal!
—Ya olvídate de July que no te hará caso
—Ella es demasiado para ti, pequeño. Déjalo ir, supéralo"
Me quema, me lastima, me duele todo lo que me dicen, pero yo no me rendiré hasta que las palabras causantes de mi dolor las pronuncien tus labios.
Cuando te veo sufro, cuando no te veo sufro más, porque te extraño a cada segundo que estás lejos. Me das vida y me la quitas también, ¿por qué tienes que hacerlo? No sé cómo lo haces, pero siempre me siento azul a tu alrededor. Sin embargo y a pesar de todo, tengo fe en que esta noche todo será diferente, bailaremos juntos, uno cerca del otro, como imanes, y te sentiré, te oleré y con suerte un beso aparecerá en la noche, un beso que ilumine mis días.
Mi amor por ti me está asustando un poco, de hecho, nunca me había importado tanto alguien como me importas tú y es por ello que me estoy esforzando.
Mi mamá me llevo a comprar una camisa y a cortarme el cabello para tu cumpleaños, estoy nervioso, pero tengo esperanzas en que no podrás decir que no, porque tú estarás feliz y yo estaré decidido. Te compré algo July, una cadena de plata, espero que te guste tanto, en cuanto la vi pensé en ti y en como tus ojos color cielo combinarían perfectamente con el zafiro central de la cadena, me recordó tanto a ti que no me importó gastar mis ahorros de dos años con tal de hacerte feliz.
¡Jules, July, Jules! ¿Por qué me desprecias? No me hagas sufrir. No. No, nunca podré olvidar el primer día que te vi, tan radiante y escandalosa.
Recuerdo que traté de escribir tu nombre con la lluvia, pero como nunca llovió, lo hice con el sol, y creo que quedo mejor así, porque tú eres como un pequeño rayo de sol que ilumina mis días.
Estoy aquí parado, frente a tu puerta, preparándome mentalmente para lo que encontraré al entrar. Baile. Baile. Vestidos de colores. Sudor. Y música, mucha música. Y a ti. Un paso, luego dos y ya estoy adentro, preparado para la carrera, te veo salir de la cocina acompañada de tu tío y bailan un vals y luego la típica canción de cumpleaños. Tres pasos, luego cuatro y ya estoy delante de ti
—Feliz cumpleaños, Jules
—Muchas gracias Héctor, ¿te estás divirtiendo?
—Sí, gracias, ten —dijo entregándole la caja con la cadena de plata —¡Ay Héctor, no tenías qué! Muchas gracias
—¡July amor! Ven acá cariño —gritó de repente Jake, el nuevo novio de July. —¿Interrumpo algo? —añadió
—No, no, Héctor, él es Jake, mi novio. Jake, él es Héctor mi compañero
—Mucho gusto Héctor
—Me siento un poco mal así que solo pase a dejarte tu regalo, feliz cumpleaños nuevamente
—Adiós Héctor, mejórate pronto.
Quizás fue el nudo en mi garganta o el calor subiendo a mi nariz y orejas lo que me impulsó a despedirme tan abruptamente e indicó que ya debía salir de allí. ¡Ay mi amada Jules! ¡Dichoso de aquel hombre que ahora ocupa un lugar en tu corazón! Aunque este no responda a mi nombre, tu amor quedará siempre en mis anhelos como un recuerdo que nunca sucedió, como una linda visión de lo que pudo ser pero nunca fue. No me avergüenza decir que mi corazón siempre tendrá tatuado tu nombre y en mi memoria quedara tallada tu bella sonrisa, mis pupilas nunca olvidaran el color de tus dulces ojos ni mis oídos la suave melodía que provoca al pronunciar mi nombre, pero hoy me tengo que retirar, no quiero arruinar tu hermosa velada con el sufrimiento que ahora me consume. Hasta siempre dulce Jules.
Al salir, en cuanto saqué un pie por la puerta, rápidamente me golpeó una corriente de aire frío. Mi mamá tenía razón, debí traerme la chaqueta, pero a quien le importa el frío cuando el fuego de mil infiernos arde en mi corazón. Este dolor que siento no puede ser real.
—Así que así se siente tener el corazón roto —murmuró con la voz apagada.
Dulce dolor, lo sientes palpitar en tu boca y todo lo que quieres hacer es llorar por que quien tú amas, no te ve con los mismos ojos.
Solo me queda conformarme con lo que me tocó, ¿qué pues, puedo hacer yo si su amor ya lo tiene otro? Nada, solo seguir adelante y tratar de ser feliz.
(Con las manos en los bolsillos, la cabeza agachada y las lágrimas corriendo salvajemente por sus mejillas enrojecidas, Héctor acelera el paso hacia su casa cuando de pronto, en un movimiento sutil de sus dedos siente un bultito en el bolsillo derecho de su pantalón. Un caramelo de limón, ¿qué mal podría hacer? Después de todo los corazones rotos saben mejor diluidos en caramelos ácidos)
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De corazones rotos y caramelos ácidos
Short Storysolo un capítulo explicando -mediante un exagerado monólogo- la agonía de Héctor provocada por un amor no correspondido. (sigue en corrección)