Capítulo 26.

912K 45.9K 25.6K
                                    

Estaba demasiado nerviosa. Había pasado casi tres horas desde que Max me había besado. Mi mente recordaba ese momento y sentía un estremecimiento placentero cada vez que revivía la sensación de sus labios en los míos.

El sol estaba desapareciendo, escondiéndose entre las lejanas montañas, dando la bienvenida a la noche. Max iba a venir en cualquier momento y con tal sólo pensarlo me ponía ansiosa. Dejando de mirar a través de la ventana, cerré el libro con el que pretendía distraerme y lo dejé en el pequeño estante que tenía en un rincón para después ir a ducharme.

Había llamado a Claire y sentí un alivio inmenso cuando me dijo que ya estaba en casa y que la había pasado bien con James. Intenté interrogarla, preguntando si él trató de sobrepasarse pero su respuesta de «se portó como un caballero», me calmó. Por lo visto, no había mentido con de acuerdo a drenarla pero no por eso iba a quedarme tranquila. Tenía que seguir atenta a cada uno de sus movimientos.

Una vez en mi habitación, suspiré para no entrar en pánico a la hora de elegir lo que iba a ponerme. Sin tardar mucho, decidí usar unos jeans, una blusa color crema y una chaqueta azul oscuro. La estación de invierno todavía no llegaba pero faltaba poco para que el otoño terminara y por lo tanto, el ambiente por las noches era fresco y frío.

—¿Vas a salir? —preguntó Alexander cuando entré a la cocina. Estaba sentado, con sus brazos en la mesa, sujetando su celular. Era probable que estuviera conversando con Karen.

—Tal vez —dije sin mucho ánimo y abrí el refigerador, tomando una botella de agua.

—¿Con quién? —cuestionó con autoridad.

Cerré los ojos por un momento y me giré, encarándolo.

—Es posible que salga con Kim —mentí, haciendo todo lo posible para que mi voz sonara convincente.

Kim me había enviado mensajes acerca de cómo estaba, pero me limité a contestar que me sentía mejor y no siguió insistiendo cuando me pidió que saliéramos hoy, evadí su invitación diciéndole que otro día. Tenía planes para ésta noche y obviamente no iba a darle explicaciones sobre Max y ese intenso beso por medio de un texto.

—¿Tomaste los medicamentos que te recetó el doctor? —su pregunta me puso a la defensiva.

No los había tomado. No tenía caso hacerlo. Sabía que no ayudaría de nada. Los dolores de cabeza estarían acechándome y no dejarían de aparecer hasta que encontrara una solución, o más bien, hasta que Max encontrara la solución.

Asentí, mordiéndome el labio. No quería preocuparlo y mucho menos involucrarlo en cosas extrañas como lo era mi embrujo.

Luego de volver su atención a su teléfono y teclearlo unas cuantas veces, se levantó

—Iré a casa de Karen, ¿no quieres que te deje con Kim? —propuso, sacando las llaves de su bolsillo.

Mi respuesta salió casi de inmediato.

—No, ella vendrá por mí —dije indiferente, tomando un poco de agua.

Frunció el ceño y se encogió de hombros.

—Como quieras —dejé la botella en la mesa y lo seguí hasta la puerta.

Luego de haber escuchado las mismas indicaciones de siempre acerca de no llegar tarde, me senté en el sofá dispuesta a enviarle un mensaje a Max. No era necesario que entrara por la ventana ahora que Alexander no estaba en casa.

El dedo que estaba a punto de presionar la opcion «enviar» quedó en el aire cuando escuché el motor de su Harley. Guardé el teléfono y caminé a la puerta. Sequé mis manos sudorosas sobre mis jeans y respiré hondo, intentando calmar mi nerviosismo.

Atracción Mortal ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora