Leve OoC - Estudio de personaje. El uniforme japonés es llamado Gakuran.
DISCLAIMER: Jojo's Bizarre Adventure no me pertenece, en su lugar pertenece a Hirohiko Araki y compañía. No escribo esto con ánimos de lucro.
Capítulo 2
Con un vacío inconfundible en su estómago y un horrible sabor en su boca, así es como Okuyasu Nijimura solía despertar de sus sueños más profundos y privados. No recordaba con exactitud de qué se trataba esta vez, pero si algo le indicaba el inconfundible calor en su pelvis y su acelerado ritmo cardíaco, era de que debió haberlo disfrutado un montón.
Restregó su enrojecido rostro y giró en su propio eje, resignándose a dejar su cómoda cama. El solo imaginar el penetrante frío matutino de Morioh calar en sus huesos le hacía temblar descontroladamente. Le habría encantado permanecer así, enrollado tras sus pesados cobertores y sumido en optimistas pensamientos. Recordó con añoranza una niñez lejana, cuando aún podía darse el lujo de dormitar en los brazos de su madre.
Mierda, como la extrañaba, (Y eso que apenas recordaba su rostro.)
De no ser por su mala suerte, Okuyasu habría cerrado sus ojos con calma, esperando continuar su sueño donde quiera que lo hubiese dejado.
Entonces fue cuando escuchó un fuerte estruendo venir de la planta baja, lo suficientemente fuerte como para despertarlo de golpe, disipando cualquier calidez y rastros de somnolencia en el acto. ¿Quién demonios se atrevía a interrumpir su preciada procrastina matutina?
Y es que si no fuese por la mala suerte.
Bajó al primer piso, The Hand materializándose a sus espaldas con tal de defenderse de cualquier posible amenaza; Aunque siendo realista, probablemente se tratara de algún animal salvaje probando suerte en su cocina o algún vago que pensó que la destruida residencia Nijimura estaba abandonada, es decir, eran situaciones que habían pasado con anterioridad sin importar lo mucho que se esmerara en re decorar la exuberante casa.
Okuyasu se encogió de hombros al recordarlo.
Saltó en dirección a la cocina, mano derecha en alto y con la mirada más atemorizante que podría hacer a tales horas de la mañana. Más constipada que terrorífica.
En su lugar sólo encontró la grotesca figura verdosa de su padre, quién encaramado tras las encimeras se abría paso a las galletas saladas que Okuyasu tanto se había esmerado en esconder. El ser monstruoso se giró con ojos llorosos y desorbitados, la mueca de lo que una vez fue su boca se torcía de forma errática, embarrado de migajas y otros rastros de comida. A sus pies yacían platos y vasos destrozados, producto de su propia ineptitud al moverse de un lado a otro.
Okuyasu pensó en molestarse, tomar a la bestia por el pescuezo y segregarlo al ático a punta de golpes e insultos. Tal como Keicho le había enseñado.
En su lugar el moreno lanzó un largo suspiro, aliviado de no tener que lidiar con gatos callejeros o vagabundos. Sintiéndose enormemente culpable al pensar en el hambre que debió sentir papá para que terminase atacando la alacena de tal modo.
— Despiértame cuando tengas hambre,— Gesticuló las palabras con fuerza, rogando para que su padre le entendiese de una vez y por todas. — Si me despiertas puedo cocinarte algo, papá. Es mejor que comer galletas saladas. — Dijo sacudiendo la vacía envoltura de frituras antes de botarla a la basura. Había planeado comerlas con Josuke en su próxima pijamada, mierda.
Okuyasu Nijimura exhaló con fuerza, armándose de valor para limpiar los rastros de porcelana de la cocina y las migajas del suelo. La masa viscosa que una vez fue su padre (No, que ERA su padre, Okuyasu se corrigió.) lo observaba nervioso desde el marco de la puerta, frotando sus deformes manos unas con otras, y es que acostumbrado a recibir golpes siquiera por respirar miró a Okuyasu expectante de una paliza de su parte.
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Gakuran [Josuyasu]
RomanceAmbos eran amigos de hace casi tres años, el tiempo suficiente para acordar que ya no podían vivir sus vidas sin la presencia del otro. Donde quiera que Josuke fuera, Okuyasu le seguía y viceversa, ¿Y qué más daba si a Josuke le gustaba Okuyasu de o...