Final•

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>>Tiempo después•

Erick está acostado en el pecho del rizado, descansando.

Tiene los ojos cerrados y disfruta de las caricias suaves que le da el mayor a su cuerpo, lentamente.

Le gusta pasar las tardes así.

—¿Tienes hambre? —pregunta Joel dejando un par de besos en sus orejitas y al ver que no levanta el rostro supone que es un "no".

Suspira suavecito y el rizado con él, cambiando el canal de televisión, mientras acaricia su notable pancita para que se relaje, hasta que la puerta suena.

Apaga todo rápido y Erick mira la madera alarmado.

Joel pone un dedo en la boca del ojiverde, para que no haga ruido, pero eso no le gusta y lo muerde con fuerza.

—¡Duele!

—¿Joel? —escuchan detrás de la puerta, la voz de Richard.

Lleva varios días evadiéndolo, porque obviamente no piensa devolverle a Erick.

El rizado mueve el cuerpo del conejito para dejarlo en el piso y lo ve irse saltando hacia la cocina.

Va hasta la puerta y la abre resignado, encontrándose con la mirada indignada de su amigo.

No le ha respondido las llamadas, ni los mensajes.

—¿Dónde has estado, Joel?

—Ocupado —responde apoyándose bien en la pared para no permitirle el paso.

—Dime si se murió y no voy a golpearte, no me sorprendería porque eres idiota, pero necesito saberlo.

—No...

—Joel quiero que me devuelvas a mi conejo.

—Rich...

—¿Qué?

—Si se murió —susurra mirando al piso— lo siento.

Richard lleva su mirada al fondo y ve al conejo saltando en la sala, entre lis sillones.

—Está ahí —indica señalándolo.

—Es una alucinación por el dolor que sientes —susurra moviendo las manos en su rostro— se murió, Rich, déjalo ir.

Joel cierra la puerta empujándolo y luego lo escucha reír.

—¿En serio le tomaste mucho cariño, Joel?

—Sí —responde apoyado en la madera— prometo comprarte otro conejo.

—Está bien, está bien, voy a dártelo, pero no vuelvas a ignorarme por tantos días.

—Prometido, gracias.

El rizado sonríe al ver a Erick saltando a su habitación, y lo ve desnudo sobre su cama al entrar.

Cuando se transforma también se le nota la pancita.

Está emocionado por ser papá.

Se acerca a él y el ojiverde lo besa torpemente, moviendo su nariz por su cuello para olerlo.

—Te amo tanto —dice besando su frente y se estira para agarrar su mantita y cubrirlo— está haciendo frío.


>> 🐰

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El conejito de Joel || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora