Abrí mis ojos y pude observar que me hallaba en un cuarto completamente blanco ,con vidrios polarizados de los cuales no podía ver para afuera.
Quise pronunciar palabra pero apenas pude pronunciar una letra a la vez.No se trataba de mi voz sino de un sonido electrónico, estaba confundida y a la vez al verme al espejo creí que ya nunca volvería a ser normal.La verdad es que era cierto,ya no era un humano.Ernest se acercó a mí y me tomó del brazo llevándome a una sala de estar ahí me explicó muchas cosas que tenían que ver con el proyecto,entre esas cosas me dijo que para mantener vivo mi cerebro debía inyectarse un líquido vitamínico cada tercer día.
Muchas cosas pasaban por mi mente. Incluso recuerdos abstractos, mis sentidos era muy agudos, podía ver a largas distancia e investigar la información en la red en un instante, sentía que mi cerebro no era totalmente mío,sino que era manipulada de alguna forma como para decir cosas que mi pensamientos no podían acallar.
Cosas vergonzosas de mi infancia las decía sin pensar si está bien, cualquier pregunta hecha por otros era respondida de inmediato con información conocida por mí, mezclada con datos vía web.
Ernest Decroft estaba maravillado, ya habían hecho proyectos para transportar cabezas humanas para a máquinas, pero tocar un cerebro humano sin protección superficial era algo que muy pocos se atrevían a realizar y quiénes lo hacían se daban cuenta de que aún la tecnología debía tratar a estos casos con máxima precaución.
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Cuentos futuristas
RandomEsto es una conpilación de cuentos creados por Bermoroli para todo público. Bermoroli: este pseudonimo es utilizado por mí la escritora neófita Erika Berenice Morfín. Los siguientes relatos contienen todo mi cariño e imaginación impresa en ellos, es...