Peter Pettigrew se sentía un fracasado hiciese lo que hiciese.
Desde las peleas de su madre y su novio hasta la escuela, sentía que hacía todo mal. Después de años había aprendido que debía ponerse del lado de si madre para no resultar mal, ya que ella mandaba en la casa y de ninguna manera permitiría que Gregory lo golpeará. Era de las pocas cosas que le gustaban de ella. Cada vez que eso pasaba, sólo deseaba teletransportarse a la casa de su padre para no ver esa discusión ni tener que elegir por enésima vez a su madre en cuanto quien tenía la razón.
Siempre recordaría la vez en la que conoció a sus mejores amigos. Era un viernes de agosto, estaba sentado sólo en su esquina habitual del Gran Comedor, en la que ya estaba acostumbrado a estar. Como habitualmente hacían, los Black y Malfoy venían a molestarlo, pero antes de que Lucius pudiese dar el primer golpe, una voz lo interrumpió.
―¡Hey, idiotas, métanse con alguien de su tamaño!―las voces de Sirius Black y James Potter sonaron al unísono, distrayendo a sus agresores.
―Cállate, traidor, no mereces ni hablarnos―Bellatrix habló de forma estridente y ruidosa hacia su primo menor―. Todavía que vienes a defender a este perdedor.
―Este "perdedor", querida Bellatrix, se llama Peter Pettigrew y ya es hora de que lo dejen en paz―mientras Potter hablaba, ambos muchachos se ponían frente a él, protegiéndolo de esos abusivos. Se sentía extrañamente feliz de que recordaran su nombre.
Antes de que se dieran cuenta Sirius les había lanzado harina y estaba corriendo detrás de James mientras este le tomaba de la muñeca. Llegaron los tres a la sala común de su casa muy agotados, nunca en su vida había corrido de esa manera. Después de eso los saludos que recibía no eran solo del director o de McGonagall, sino de ambos chicos. Meses después Peter había encontrado a sus mejores amigos de la vida.
Al año siguiente Remus Lupin se unió al grupo y estaban completamente a gusto con el muchacho. Su actitud amable pero sin ser débil y su extraña habilidad para los comentarios sarcásticos lo ayudaban a encajar en su entorno. Pero Peter creía que aunque no lo hiciera, a Lupin seguiría sin interesarle. En la vida del rubio nada era perfecto, siempre estaban razones para molestarlo, pero su grupo de amigos siempre lo iban a defender y eso lo alegraba mucho.
―¿Remus? Uh... ¿Cuál es la respuesta del ejercicio seis?―su voz salió como un delicado hilo al dirigirse al castaño.
―Es doscientos cuarenta y cinco, Peter―dijo el más alto con gentileza.
Cosas así alegraban al ingenuo niño, que se sentía especial cada vez que eso pasaba. Cada vez que Alice lo saludaba o que Marlene le sonreía, por una vez en su vida se sentía muy bien consigo mismo, creyendo que les agradaba, al menos creía de manera correcta. Eran incapaces de odiar al dulce Peter, quién no hacía mal.
En el presente, en el desayuno mientras comía rollitos de canela se puso a llorar por pensar lo afortunado que era por tener tan buenos amigos. Era realmente afortunado de tener a Rems, que lo ayudaba con los estudios, de tener a James, que lo hacía reír y a Sirius, que lo protegía. Era afortunado de poder ver como sus amigos se sonrojaban entre sí, de ver a James suspirar por la pelirroja Evans, de reír con ellos, de sufrir con ellos, de hacer travesuras con ellos. Peter Pettigrew era realmente afortunado de ser un Merodeador, y amaba serlo. Siempre lo amaría.
―Pete; ¿estás bien? ¿por qué lloras?
―Porque soy afortunado, James.
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﹥ᴡᴀʀᴍ ʜᴇᴀʀᴛ﹤ [wolfstar]
Fanfiction· · · ✦ . * ˚ ✦ *:・゚✧ *:・゚✧ *:・゚✧ *:・゚✧. ☆゜・。。・゜゜・。。・゜★ :・゚✵ :・゚✧ :・゚✵ *:・゚✧:・゚✵ :・゚✧:・゚ ☆゚・*:.˛ ˚゚: ੈ♡ · · · ✦ . * ˚ ✦ Sólo un pequeño n...