1.- Haughty

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No hay música que sea “buena” o música que sea “mala”. Para mí lo que me hace discernir lo que interpreto en mis conciertos es que la melodía logre tocarme el corazón. Si esa melodía me llega al corazón, también va a llegar a los corazones a mi público, por lo que voy a tocarla. (André Rieu)

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1.- Haughty

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Puede escucharse, resonando con total armonía por aquella enorme habitación, siendo observado por los ojos de curiosos y admirados ante el deleite  de aquella tonada tan perfecta, tan limpia. Sus dedos danzantes, que se mueven con una exquisita facilidad, seduciendo con sus movimientos aquellas cuerdas finas que al ser tocadas desprenden un hermoso sonido gustoso para todos los oyentes.  Mientras el propietario de aquellas sonreía y a su vez se concentraba para evitar cualquier error que pudiese escapar de su tan preciado instrumento.

Perfecto.

Unos cuantos minutos más y todo había vuelto al silencio al terminar de tocar, todo había resultado impecable, justo como sólo él podría hacerlo. Los aplausos no tardaron en hacerse presentes en la habitación, mientras él agradecía por ellos. Sus compañeros, incluso su profesor de orquesta, aplaudían ante tal concierto que él mismo había pedido de su estudiante estrella, como simple práctica del muchacho y claro para simple complacencia de los presentes, quienes gozaban de escucharle siendo él el alumno más destacado de la academia.

—Con esto, la clase terminó… nos vemos mañana, jóvenes—habló a los presentes quienes inmediatamente comenzaron a guardar sus pertenencias para salir del aula, inmediatamente recibió la mirada de su alumno esperando un comentario positivo sobre su interpretación reciente ante la clase —Maravilloso, como siempre, Eren.

Sonrió ampliamente—Gracias, profesor Hannes.

—De verdad que has mejorado en todo este tiempo—cruzó de brazos mientras lo observaba

—Por supuesto profesor, practico en cada momento que puedo hacerlo para perfeccionar mis melodías—abrazó sonriente su violín—para ser el mejor y llegar hasta los mejores escenarios.

Se acercó despacio al chico—Lo sé…Carla debe de estar orgullosa de ti, pequeño—revolvió de forma afectiva el castaño cabello del menor.

El agarre de sus brazos contra el violín se vio reforzado como si este fuese algo de sumo valor y el cual temiese perder—Tengo una misión que debo cumplir… un sueño que descansa en mis manos—volvió su mirada hacia el mayor—para hacerla feliz.

Aquellas palabras del joven castaño le hacían sentirse tan orgulloso después de todo Hannes había sido responsable de toda esa preparación que ahora se podía manifestar cuando el chico comenzaba a tocar. Su trabajo había resultado todo un éxito y conforme al encargo que hace años le habían pedido con Eren.

—Yo sé que lo harás, estas a un paso de lograrlo y sabes que debes seguir esforzándote todo lo posible, su sueño… es el tuyo ahora—sonreía al muchacho.

Eren asintió con tal emoción ante aquellas palabras—Profesor, ¿puedo practicar un poco más en el aula?

—Si así lo deseas, pero procura no excederte con la práctica ¿está bien? —recibió la aprobación total de su estudiante—bien, nos vemos mañana, Eren.

Inmediatamente el mayor desapareció del aula y una vez estando a solas, Eren continuó con su música con total parsimonia, ahora, sin ningún espectador.

…….

El siguiente día comenzó como otro cualquiera, sin ninguna novedad en absoluto. Eren como era su costumbre iba un poco tarde para poder alcanzar a su amigo, Armin quien ya se encontraba esperándole sentado en donde siempre.

Song of...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora