Mi Rayo De Oscuridad

CAPITULO DOS

Mi trabajo consiste en atender a las personas que entran a la "esperanza", sí, así se llama la cafetería en la que trabajo.

No es tanto el trabajo que hago ya que la ubicación de está se encuentra se encuentra en un pueblo un poco alejado de la cuidad, por lo tanto no viene mucha gente, solo unos cuantos señores mayores que vienen a pasar el rato leyendo el periódico o simplemente se sientan a ver a través del ventanal de atrás que da directo con la naturaleza, también vienen jóvenes , que como yo, solo necesitan un poco de cafeína para poder mantenerse despiertos lo que resta del día.

En el transcurso de la semana y tarde todo es normal y tranquilo como cada día que pasa, hasta que, por la puerta de vidrio del local entra un chico como de unos veinte dos años y un metro con ochenta y cinco centímetros de alto.

Al parecer no conoce los colores ya que su ropa es de dos simples colores; negro y blanco, nada más.

No sé si su forma de vestir o los tatuajes que se asomaban de su cuello le daban el aspecto de tener más de los veintidós años que yo le calculaba.

Mi mente en ése momento quedó en blanco y no precisamente por lo lindo que es, porque realmente lo es, sino que jamás lo había visto por aquí.

Conozco a todos los que viven en este pequeño pueblo, bueno, ¿Los conozco?, sí, pero no me sé el nombre de todos e incluso a algunos solo los saludo por educación, pero regresando al tema, el jamás a verlo visto en mi vida, producía en mi interior enojo y curiosidad por querer saber más de él.

Estaba enojada porque no quería ser como las demás chicas que con ver un niño lindo ya andan detrás de él, pero tampoco podía ignorar la curiosidad que tenía, él simplemente generaba eso en casi todos los clientes de la cafetería.

Tal vez él no era consciente de la seguridad y buena vibra que desprendía su ser al hacer algo tan simple como caminar y sentarse en una de las sillas acompañadas de una mesa que tenía el lugar.

Observe cada detalle que pude ya que el señor Taylor, mi jefe, y dueño de la cafetería me interrumpió llamando mi atención y diciéndome que atendiera a la persona recién llegada mientras el terminaba de rellenar la taza de una señora.

Con libreta en mano y con un poco de inseguridad me fui acercando a la mesa que ocupaba el "niño lindo", sí, así le diré de ahora en adelante.

Cuando estuve lo suficiente cerca me aclare la garganta para que notara mi presencia ya que estaba sumergido en su celular escribiendo, lo que yo supongo que es un mensaje.

--Eh, disculpa, bienvenido a "esperanza", ¿Que gustas ordenar?.

En el momento que terminé de hablar levantó su mirada para observarme y pude apreciar que sus ojos son de un color verde claro y tiene levemente fruncido el ceño.

--Lo siento, ¿Que dijiste?.

Genial, no me escuchó o, ¿se habrá molestado por haberlo interrumpir lo?, Pues lo lamento si es la segunda opción, no era mi intención, sin embargo eso no impidió que me sonrojara y bajara un poco la cabeza antes de volver a repetir la bienvenida.

--Ah, sí, solo una café.

Cuando terminó de ordenar lo único que fui capaz de hacer fue anotarlo en la pequeña libreta y levantar un poco la cabeza para decirle que en un momento se lo traía pero no contaba con que en su rostro apenas se formaba una sonrisa ladeada, no sé si se habrá dado cuenta de mi sonrojo pero fue suficiente para yo darme la vuelta sin decir ni una sola palabra.

Al dirigirme a la barra del lugar no pude evitar mirar sobre mi hombro y darme cuenta que me estaba siguiendo con la mirada. Continúe mi camino aún más sonrojada que antes, ¡qué pena!, Me vio, ahora pensará que soy una acosadora.

Al estar frente a la barra dónde se encontraba Will, un chico de diecisiete años que también ayudaba a pesar de ser el nieto del dueño.

--Nea, ¿Te encuentras bien?

Sí, Will y mi familia son los únicos que me llaman así, es un sobre nombre que tengo desde pequeña y no me quejo, me gusta.

--Sí, si estoy bien, ¿me podrías dar un café para la mesa cinco?.

--Si tú lo dices -arqueó una de sus cejas y no dejo de mirarme hasta que se dio la vuelta para estar frente a la cafetera- yo me encargo, en un momento te lo doy.

En lo que me daba el café me di la vuelta para ver si a alguien se le ofrecía algo pero no terminaba de completar la acción cuando choque con alguien, o mejor dicho, cuando choque con el "niño lindo" que por reflejo agarro mi hombro con una de sus manos para así mantener un poco el equilibrio y no provocar un accidente.

-- Disculpa, venía viendo el celular.

¿Será un adicto al celular?, No lo sé, pero confirme lo que decía cuando miré hacía su mano derecha y ahí se encontraba dicho objeto.

--No te preocupes, ¿se te ofrece algo más?.

--Si, ¿podrías poner el café para llevar?, Tuve cambio de planes.

Se llevó la mano desocupada a la nuca y se rascó pareciendo un poco avergonzado por cambiar el pedido de último momento.

--No te preocupes, en un momento está.

Y por segunda vez en menos de cinco minutos me voltee en dirección a la barra y al darle completamente la espalda me percaté e dos cosas; una era que el café estaba sobre la barra ya listo para llevar, así que Will escucho la conversación y dos, que aún estando de espaldas podía seguir oliendo su perfume del "niño bonito". No sé si sea la única, pero me encanta que los chicos huelan bien y en definitiva el olía de maravilla.

--Aquí tienes -dije ya estando frente a él con café en mano.

-Toma -dijo extendiendo su mano, ahora, libre de celular y con la otra tomó el café.

Cuando estuvo seguro de que ya tenía bien sujeto el dinero en mi mano sé giró, camino en dirección a la puerta y antes de salir por completo del lugar, sé dio la vuelta.

-Por cierto, gracias atenea.- sonrió, hizo un guiñó y se fue por completo.

***********

El tiempo restante que me quedaba en la cafetería para completar mi horario lo pasé como robot, mis movimientos seguían la rutina de siempre; recibir ordenes, dárselas a a Will, llevarlas al cliente y esperar a esperar a que terminara para recoger, pero mis pensamientos solo estaban en él, en el porque sabía mi nombre y su linda sonrisa que me regaló antes de irse.