Day 12

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En cuatro


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-¡MinGyu! ¡MinGyu bonito! ¡Cachorrito! ¡Gyu adorado! ¡Minni-! -SeungKwan no pudo acabar el siguiente apodo, ya que el susodicho le había tapado la boca con una de sus manos, tal vez porque le irritaba su voz, o porque estaba en medio de la cafetería de la empresa.-

-Esta es la última vez que te hago un favor, SeungKwan -Fue lo que salió desde los labios del azabache, el castaño sólo esbozó un pequeño puchero bajo la mano del más alto.-

-Está bien, está bien, prometo que es el último -Dicho esto, MinGyu quitó su mano del rostro del menor, llevando botella de agua hacia sus labios para darle la oportunidad al más bajo de hablar.- Necesito que le vayas a dejar este paquete al jefe -

El alto joven escupió el agua de forma sonora, llamando aun más la atención de sus compañeros de trabajo en la cafetería. Cuando MinGyu se aseguró de que ya nadie les estaba prestando atención, unos minutos después, volvió a dirigirse a Boo luego de secarse parte de la camisa que había sido mojada por él mismo.

-Ni hablar -

-¡Por favor! Tengo que ir a buscar a Sofía al preescolar y Hansol está en una reunión -El rubio juntó sus manos casi suplicándole al moreno, y este sin más cedió, SeungKwan sabía a la perfección que MinGyu no se podía resistir a esos ojitos y ese puchero, de nadie, la verdad.-

-..Argh... Está bien, pero ya vete -El menor se apresuró a dejar un par de carpetas junto al moreno, antes de abrazarlo unos momentos y finalmente despedirse para retirarse rápidamente, Kim supo que ya iba por sobre la hora, ya que eran aproximadamente las 1 y veinte y los niños de preescolar con jornada de mañana salían a la hora de almorzar.-

Dirigió sus ojos oscuros a las carpetas a su lado, debían ser documentos que SeungKwan, como asistente del jefe de finanzas, debía entregarle al jefe jefe, el señor Choi. En lo personal, a MinGyu le aterraba ese señor, de mirada casi llena de decepción hacia cualquiera que no fuese él mismo, y la voz autoritaria que lograba casi hacer temblar el edificio entero. Kim tenía la suerte de no trabajar directamente para él, ya que él era asistente de relaciones públicas, así que tenía más contacto con gente de otras empresas que con su propio jefe.

Cuando acabó con su almuerzo intentó darse un poco de valor para acudir a la oficina del jefe, se prometió que sólo serían un par de segundos, dejaría las carpetas, se disculparía por su interrupción y se iría de ahí rápidamente para poder continuar con su trabajo. Sin embargo, cuando el azabache ya estaba ahí, con las carpetas presionadas contra su pecho para tranquilizarse, intentando llamar a la puerta del despacho casi aislado para la paz del cabeza de la empresa. Movió un poco sus hombros para relajarse, logró dejar de hiperventilarse, y llamar a la puerta golpeándola suavemente un par de veces con su puño.

Sin embargo, en lugar de la voz gruesa y terrorífica del señor Choi, sonó una mucho más joven y seria, y definitivamente MinGyu quiso morir en ese instante. Recordó el inicio de la semana, como el señor Hwang le dijo que el jefe estaría en un viaje de negocios fuera de Corea por el resto de la semana, y que su hijo estaría a prueba en ese periodo al reemplazarlo. Si había algo que a MinGyu aterraba más que el jefe, definitivamente ese era su hijo.

31 days -CheolGyu/MinCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora