Parte Única

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JinYoung era feliz en su matrimonio. Podría serlo más, pero con lo que tenía le bastaba. Su esposo, JaeBum, era un hombre bastante frío y serio. No le gustaba mostrar sus sentimientos en público, ni siquiera a su esposo y aquello era algo que a Jin le dolía, pero se lo callaba, porque lo amaba.

Se conocieron a los diecisiete años, gracias a unos amigos que tenían en común. No tardaron en enamorarse; JaeBum por la alegría y el buen corazón de JinYoung, y él por la tranquilidad y la caballerosidad de JaeBum.

Salieron juntos durante cuatro años, y después decidieron casarse. JaeBum hizo el servicio militar, y JinYoung pintaba cuadros ya que le encantaba ver sus sentimientos expresados en un lienzo.

Poco tiempo después de que se hubieran casado, JaeBum dejó de ser dulce y tierno con él. Durante el día hablaban muy poco y a veces ni se dirigían la palabra. Ya casi no había muestras de afecto ni romanticismo por parte de él, y tampoco había sueños ni esperanzas por parte de JinYoung.

Él añoraba aquellos momentos que solían pasar abrazados mientras hablaban de cosas sin importancia, o cuando simplemente no decían nada y se miraban durante largo rato diciéndose sin hablar que se amaban. Pero todo aquello se había acabado. JaeBum parecía no darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Solo tenía ojos para su trabajo, y al parecer cuando volvía a casa estaba demasiado cansado para atender a su esposo. Pero JinYoung se lo callaba todo, porque a pesar de todo lo que estaba sufriendo, lo amaba y nada cambiaría aquel hecho.

Muchas veces, cuando organizaban cenas con sus amigos, JinYoung sentía envidia de que los esposos de sus amigos fueran tan atentos y tan románticos con ellos, pero lo único que podía hacer era sonreír y hacer el papel de esposo feliz.

A menudo solía pensar que JaeBum había dejado de amarlo, y una vez imaginó incluso que había estado con otros porque no era bastante para él, pero desechó todas aquellas ideas de su mente porque estaba seguro de que las cosas no eran de ese modo. Pensó que tal vez lo que necesitaban era un hijo. Un niño seguramente devolvería la alegría al hogar, JaeBum dejaría a un lado su seriedad, y se convertiría en un buen padre. Pero cuando Jin le propuso aquello, se le cayó el alma a los pies al percatarse de la mirada que le dedicó su esposo.

—No es momento para que tengamos un hijo, JinYoung —le contestó JaeBum con un tono de voz que denotaba enfado, mientras volvía su mirada al periódico que estaba leyendo.

—¿Por qué?— le preguntó, intentando reprimir las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

—Pues porque no. Estoy hasta arriba de trabajo y lo sabes. Ya habrá tiempo para que tengamos hijos —se limitó a contestarle sin mirarlo siquiera.

—¿Cuándo?

—Algún día.

Pero jamás volvieron a tocar aquel tema.
JinYoung decidió no hacer nada más. Ya estaba cansado de buscar soluciones sin encontrar ninguna que lo ayudara. Lo único que haría sería continuar con su vida, continuar pintando y continuar con JaeBum,a pesar de que lo que tenían ya no funcionara.

Un día de Junio, al llegar a su casa, JinYoung se encontró con un hombre en su puerta. Era un repartidor y llevaba en las manos un gran ramo de rosas.

—Disculpe, ¿es usted el señor Park?—le preguntó al verlo parado al lado de la puerta.

—Si, soy yo—le contestó extrañado de que lo llamara por su apellido de soltero.

—Pues tenga, esto es para usted —le dijo entregándole el gran ramo de flores.

Él lo cogió sorprendido, y después firmó lo que debía firmarle al repartidor. Se despidió de él y entró en su casa. Puso las rosas en la mesa, y buscó alguna tarjeta o alguna nota que le indicara quien las enviaba y porqué. Su corazón comenzó a brincar de alegría al pensar que tal vez JaeBum quería sorprenderlo, pero cuando encontró la nota y la leyó, tuvo claro que no era su esposo el que las enviaba:

Secret Admirer {BNIOR} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora