Prólogo.
Ashley
Tomo la mano de Frank mientras él me sonríe, me quedo perdida en sus ojos grises como siempre. Las luces están sobre nosotros, mientras la música lenta nos hace movernos a su ritmo. La corona de rey sobre su cabeza está a punto de caerse y enseguida la acomodo en su lugar, aunque es un poco más alto que yo, los tacos me ayudan a hacerlo.
De repente las luces se apagan, y por unos segundos todo se queda en silencio haciendo que la oscuridad nos invada. Cuando la luz vuelve, parece de lo más normal, pero una foto aparece en la pantalla. Una imagen que se queda guardada en mi retina.
Fotos mías en ropa interior roja en las pantallas gigantes. Yo en varias posiciones. Se nota que es una captura de video porque están movidas y son de una mala calidad, pero aún así se nota que soy yo.
Las miradas están centradas en mi reacción, los flashes están por todos lados y en la única persona con la que me puedo apoyar está riéndose en mi cara. Su mano aún está entrelazada con la mía y la suelto cuando noto su reacción.
Comienzo a caminar hacía a la salida, intento pasar por el medio de los idiotas que se arremolinan a mi alrededor.
Como si fuera una broma, o el destino me odiara, uno de mis tacones me juega una mala pasada y se rompe haciéndome tropezar. La estúpida corona se cae ante mis ojos partiéndose a la mitad y toco mi cabeza porque un dolor horrible se planta en ella por el golpe al haberme caído de bruces contra el suelo.
Cuando al fin logro levantarme y salir del salón, veo lo último que necesitaba. La melena perfectamente enrulada de Blair me está dando la espalda, pero la podría reconocer a kilómetros. Al igual que el traje del chico que hace unos minutos me estaba abrazado bajo las luces de la pista. Están carcajeándose mientras miran su celular, ella se limpia las lágrimas de risa, y yo me quedo descolocada al verlos así después de todo.
Sin más nada de fuerzas para seguir, tiro los tacones al lado de ellos haciendo que suenen por los pasillos en un eco.
Ambos giran sus cabezas deteniéndose en mí.
- Oh, Ashley - hace un falso puchero mirándome con desdén -. No siempre sale todo como quieres.
- ¿Por qué haces esto? - Pregunto con lagrimas en mis ojos. Mi voz suena rota y siento que me falta el aire para hablar.
- No te hagas la victima Ashley, sabes bien quien eres.
Las imágenes de Nick pasan por mi cabeza, pero después de un año no puedo creer que ella siga con lo mismo.
Sin responder, corro hacía la salida y paro al primer taxi que pasa.
Entro corriendo a mi casa, mi padre no está aquí. Así que tomo las llaves del auto y corro al garaje para buscar el Jaguar XF que me regaló mi padre para mi cumpleaños hace solo una semana, y me voy de aquí. Entre lagrimas enciendo el motor y acelero para ir hacía algún lugar, sin importarme donde en realidad.
Sin darme cuenta estoy en la autopista, y como si fuera obvio, una luz se enciende en mi cabeza. Me dirijo a Breacon Beacons.
Dos horas después siento que mi cabeza me está matando, entre las lagrimas y el golpe me empiezo a marear y se que necesito parar para poder descansar. A un lado de la ruta, un cartel me avisa que hay una entrada a un pueblo para poder parar.
Estoy por doblar hacía la entrada del pueblo cuando un par de luces aparecen de la nada y rápidamente siento la embestida de un auto justo en mi costado.
El choque es tan rápido que no pude hacer nada, intento gritar por ayuda, pero nada sale de mi boca. Siento que me voy a morir aquí.
Comienzo a pensar en las personas que quiero, en mi padre, Alex, Connor y comienzo a sentirme idiota por no haber estado más tiempo. Me comporté fatal con ellos en algún momento y ahora no podré decirles lo mucho que los quiero. Necesito decirles que siento todo lo que hice, que nunca más me iré de casa o volveré borracha, ni me escaparé con Frank.
Entre las lagrimas y el humo veo las luces policiales acercándose. Me intento aferrar a la esperanza de que me ayuden, no puedo morir así, no quiero.
Puedo enfocar la mirada en el auto frente a mí, un chico está golpeado, con sangre saliendo de su cabeza y mirándome fijamente, como si intentara decirme algo. Empieza a desesperarse de un momento a otro y no entiendo que le pasa, sus ojos celestes fijos en mi rostro me ponen nerviosa y de repente siento unos brazos en mi cuerpo moviéndome del lugar. Intento advertirles sobre el chico, quiero hablar, pero no me sale la voz, siento el cuello ortopédico siendo colocado y lo último que veo es a el chico cerrando los ojos.
...
Jack
- Vamos Jack, es el momento.
- Vigila a Will, se que todavía me odia - Le advierto a Nath.
- Haré lo posible.
Me subo al auto sabiendo que será la última vez que corra de esta manera. Me siento como adolescente otra vez, la adrenalina me recorre el cuerpo e intento focalizarme para no irme por las ramas de mis pensamientos y perder otra vez el control.
La señal de salida me hace acelerar el motor y comienzo la carrera con toda la velocidad que puedo. La música está a todo volumen en mi auto y una sonrisa se me escapa al ver que les saqué algo de ventaja. El viento en la cara cuando aumento la velocidad me da una sensación de libertad que no siento hace tiempo.
En mi retrovisor puedo ver el inconfundible Porsche rojo de Will acercándose a mí, imagino que va a querer adelantarse en la siguiente curva, así que busco tomarla un poco más cerrada, aunque se que es peligroso. Cuando la curva para pasar el puente llega siento un golpe en la parte trasera y me desestabiliza por un momento.
- Mierda - Suelto entre dientes intentando volver a mi eje.
El auto de Will me golpea de costado otra vez e intento devolvérselo, pero vuelve a embestir haciéndome enfurecer.
Una camioneta negra sale de la nada y de repente los autos desaparecen de la pista. Escucho un disparo y empiezo a entender que está pasando, no me van a dejar ir tan fácil.
Intento tomar la salida del pueblo, pero tengo que acelerar más para poder irme. Un disparo en una de las ruedas traseras me desequilibra. Un golpe en la esquina me demuestra que no es un juego, y cuando estoy pasando la salida hacía la carretera puedo verla.
Intento hacer sonar la bocina cuando veo un auto delante de mí, intento maniobrar para no chocarlo, pero la maldita camioneta vuelve a embestirme y no puedo hacer nada.
De un momento a otro estoy dado vuelta. El cinturón de seguridad me mantiene en el lugar, y no me puedo mover. La chica está desesperada, y cuando me ve sus ojos se abren con sorpresa. El humo nos empieza a envolver.
Pienso en Jane, como va a reaccionar cuando sepa que volví a Castle Combe. Pienso en Alison, se pondrá furiosa cuando sepa que le mentí para correr luego de haberle prometido que no lo haría más. Mis padres estarán desesperados para tapar el accidente y que nadie sepa mi verdad.
Pero, aunque se que voy a morir, solo pienso en la mirada de la joven que está en frente mío. Ella no tiene la culpa de nada, y yo la metí en esto, siempre termino arrastrando a la gente al pozo en el que estoy.
Los médicos la toman para llevarla a una de las camillas, pero ella mantiene la mirada en mí. Todo a mi alrededor empieza a dar vueltas y noto que perdí mucha sangre.
De repente unos brazos me sueltan del cinturón, pero no puedo hacer más nada. Todo comienza a nublarse y se vuelve un poco más oscuro.
ESTÁS LEYENDO
A Little More Dark
Teen FictionSegunda parte de "A little more deep" Luego de todos los problemas que Jack y Ashley debieron enfrentar en Castle Combe, nuevos obstáculos se interponen en su vida. El accidente es un antes y un después. ¿Qué pasa cuando el amor no es suficiente? ...