Capítulo 2 Gritos de hojalata

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Las ramas de los árboles golpeaban con golpes suaves pero repetitivos la ventana de la pequeña habitación  de Rose. Caminaba de un lado a otro de la habitación con las manos en la cabeza recordando las palabras de su padre.

<<¡ Eres un desastre!- gritaba su padre-¡ Y tú quieres ir a Vancouver!

- ¡No...! ¡No...!- gritaba Rose sollozando.

Sin pensarlo dos veces caminó hacia el armario que estaba a escasos metros de ella, y cogió aquella maleta, la rosa, la más grande. Hasta la mitad de su capacidad la llenó de ropa, por encima colocó algunas fotos, el portátil y el móbil. 

Entre abrió la puerta, para ver si había alguien. Y como ella suponía. No había nadie. Volvió la cabeza hacia atrás para decir ádios a su habitación. Un pequeño individúo de cuatro patas se acerca hacia ella.

-Ádios Toby...- murmulló Rose.

-¡Guau...! ¡Guau...!

-¡Shhhh...!- susurró Rose.

Se acercó hacia la puerta de la habitación de su hermano y deslizó una nota.

<< Querido Dylan, 

Me voy de casa, cuida de Toby.

Te quiere, tu hermana...

Rose>>

Bajó por las escaleras sigilosamente hasta llegar a la puerta principal. Un individuo asoma la cabeza. 

-¡Rose...!

-¡No...! -grita Rose solllozando.

Cierra la puerta y sale corriendo por las abarrotadas calles de la ciudad. La gente murmulla y la miran como una loca al pasar por las calles, corriendo y llorando.

 Un hombre con figura esbelta y pelo rubio como el trigo la para.

-¡Rose! ¡Para!- grita él- ¿Qué pasa?

- He discutido con mi padre...-dice con aún lágrimas en los ojos-. ¡No me deja ir a Vancouver!

- Vale... No te preocupes. Ven conmigo.- dice mientras le tiende un pañuelo.

Caminaron hasta llegar a un coche negro y alargado, que lucía la marca "Mercedes". 

No tardaron más de diez minutos en llegar a una casa de piedra, con un jardín lleno de rosas. Bajaron del coche y Stephen recogió un puñado de rosas rojas de su jardín y se las tendió a Rose.

Andaron suavemente hacia el gigantesco edificio. Entraron en él y allí encontraron un mensaje que provoca en Rose, un cara de asombro y tristeza.

Corazón de hojalataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora