UN DIARIO PERSONAL

AMBATO

Hoja 3 y 5                                             lunes 1 de septiembre 1946

 (las demás están perdidas)

Siempre me he abandonado a la voluntad de Dios y si esa capacidad que sigo todos los días me hubiera servido de algo, no quisiera haberla utilizado jamás. El abandono, el pavor, el miedo, el desamparo se cose entre los pliegos de cielo como una diminuta mariposa que quiere cruzar un gran barranco, me pregunto absurdamente ¿no hay nada más arriba?, terror, un horror de toda la vida, un pequeño salto y no soy nada. Hay dentro de los días una inigualable expresión de maldad, una ruin sonrisa divina del gobernador y una pasividad de los creyentes gobernados.

Nos vemos marchando por las mañanas a nuestra vida habitual aceptando la realidad del cielo, con el rostro cada vez más opaco que la de ayer hasta estar totalmente consumidos en el egoísmo individual y cuando regresemos a ver dentro de 60 años diremos ¿Es esto justo lo que soñé? ¿A dónde dirigí mi mundo?, un pequeño salto y no soy nada.

Hay allí un gran enigma del que jamás sabré la clave y a veces me sorprendo de mi falta de temor reverente a Dios. ¿Soy libre de algo? ¿Qué clase de libertad es aquella que Él sabe de antemano? ¿Soy un hombre y un animal? ¿Podría el crear una piedra tan pesada que no la pueda levantar? ¿E legui yo ser creado para que se me castigue? ¿Existe alguna manera de escapar? ¿Todos los hombres estamos sujetos a su justicia? Dentro de las preguntas, parece que nunca es el momento exacto para enviar una señal

..Y es así como pasan mis días en las veredas frente al parque, mirando las palomas levantarse asustadas, tantos han puestos su fe en Dios que si supiéramos donde vive seguro alguien buscara romperle las ventanas por la noche, y es así como los hombres somos... de esta manera somos más semejanza que imagen.

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