Parte 4

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— Por favor, deja de moverte

— Ah, duele, papa

— Lirio — dijo con pena y se alejó de la niña.

— Es que duele, papá, me jalas mucho el pelo —dijo con un puchero la niña

— Bueno, yo sé que no soy tan bueno como Naraku, pero tu mami está ocupado, así que yo debo arreglarte. — dijo Inuyasha bajando sus orejas

— Pero tú no me sabes peinar cómo mama. Además ya te dije que el kimono azul y la falda roja no combinan con el obi verde. — remarco Lirio y miro molesta a Inuyasha.

— Bien, tu ganas — levanto las manos en señal de rendición. — , escoge tu propia ropa, ya que eres la experta en colores — se burló un poco

— Por supuesto, además le diré a tía Rin que me peine ella.

— Bien — sonrió para si Inuyasha y salió de la cabaña dejando a su hija eligiendo su propia ropa

Se acercaba una importante reunión, Sesshomaru había convocado a todos los yokai nobles a su palacio con el propósito de presentar a su sobrina como la princesa del oeste, reunión misma que se llevaría a cabo en pocas semanas.

Sesshomaru visitaba a la niña todos los días para asegurarse de que creciera bien y que fuese bien instruida por sus dos "inútiles" padres, como él los llamaba. Siempre que está él presente, Lirio debe estar bien presentable y Naraku suele ser quien la arregla.

— Ya puedes entrar. — anuncio Lirio desde dentro de la cabaña

— Oh, ya estas —entro Inuyasha, y sonrió cuando la vio usando una yukata azul. — esa es la que te regalo Kagome.

— Si, ¿te gusta?

— Mientras te guste a ti no importa lo que piense nadie — sonrió —, vamos a buscar a tu tía Rin para que te arregle el cabello

uwu

— ¡Entrégame la perla! — se escuchó un estruendo y el horrible monstruo bramó.

— Ah, como chingas, miko deja de jugar y lánzale una flecha a esa cosa — grito Naraku a una ocupada Kagome

— Naraku que no ves que estoy ocupada, que acaso no puedes solo atravesar eso con tus tentáculos y ya

— noticia de última hora hermosa, estoy atascado hasta el cuello — Naraku y Kagome habían salido por una misión a una aldea vecina donde unos oni creaban desastre, habían ido solo ellos creyendo que no habría problema, pero a Kagome se le acabaron las flechas contra unos sabuesos infernales que querían robarle la perla y Naraku estaba, literalmente atascado entre un montón de oni y una kekkai que impedía que fuera convertido en puré de araña. Naraku luchaba por mantener la kekkai en pie, por lo cual, no podía usar sus tentáculos tan fácil.

— No se irán con vida —otro oni llego de la nada y comenzó a correr hacia Kagome, levanto escombros con sus manos y los lanzo hacia ella

— ¡Kagome! — grito Naraku, cerró los ojos por instinto pero los abrió cuando sintió que el peso sobre la kekkai desaparecía

— Sorpresa perras, muajaja — exclamó el recién llegado quien había mandado a volar a los oni con una patada, llevándose de paso a los sabuesos y el otro oni. — admítanlo me extrañaron.

— ¡Koga!

— Ah lobo, se puede saber dónde andabas, casi nos matan — se acercó Naraku amenazante

LirioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora