I

4 3 0
                                    

-¡Uwaaaaaaaaaaah! 

Con un gran bostezo, la prueba de que no era un cadáver yacido en la cama, comencé el día.

Mientras estaba tendido en la cama, me percaté de lo más obvio hasta el momento. Silencio. Y no hablo del silencio normal, estaba todo increíblemente callado, ni siquiera se podía oír los cánticos de las aves y solo mi respiración hacía eco en el aire. 

Me levanté y puse de pie para comenzar a vagar en el hogar e intenté llamar a alguien desde el segundo piso, pero no respondían. Bajé las escaleras y mientras lo hacía, el silencio era abrumador, cada paso que daba sonaba mucho más fuerte a lo que estaba acostumbrado, el crujir de la madera rebotaba en toda la casa y parecía un hogar abandonado por esta razón. El no haber sonidos era tan desesperante que hasta podía escuchar mis propias palpitaciones, que, al ser cada vez más rápidas, comenzaron a desesperarme.

-Esto es normal ¿Verdad? Dije entre murmullos los que claramente no sonaron como tal mientras que un escalofrío subió por mi espina dorsal al irrumpir el silencio del lugar.

Seguí buscando hasta que encontré a ''Pequeño'', la mascota de la casa. Me arrodillé y absurdamente le pregunté por qué no había nadie, no esperaba respuesta alguna, sin embargo, escuché algo extraño.

Por mi curiosidad me dispuse a salir, por el miedo iba tiritando. Abrí la puerta y el perro salió corriendo de la casa espantado. 

Me detuve a pensar y decidí salir a ver si encontraba a alguien.

Teniendo mis pensamientos revoloteando en el sonido que escuché hace un rato mientras caminaba sin rumbo y cuando volví en mí mismo no me había dado cuenta que mi perro había desaparecido y sin pensarlo dos veces me dispuse a buscarlo.

Tras un rato sin resultados me senté en el primer asiento que vi de un pequeño parque. Mi estómago comenzó a crujir, lo cubrí mientras pensaba lo estúpido que era al haber salido sin comer.

Miré la poca ropa que llevaba puesta que en otras palabras era mi pijama.

Qué agradable es el viento de la primavera, pensé mientras una refrescante brisa bañaba mi cuerpo

De pronto a lo lejos se comenzó a escuchar un motor que venía rápidamente. Me alejé del parque en el que estaba y me acerqué a la calle de donde provenía el ruido.

Finalmente pude ver un vehículo y este venía acercándose, mientras que yo le hacía señas para que se detuviese al parecer su plan era diferente, porque intentaron matarme. Bueno, para la gente convencional, estar solo y que te aparezca un automóvil cerca no está mal, pero si este automóvil te intenta asesinar, eso es un problema mayor.

Corrí cerca de tres cuadras hasta que me rindiese y aceptara mi muerte y al estar a punto de impactar, apareció "pequeño" chocando al vehículo frente a mí. Desapareció, sí, desapareció como una nube de cenizas que se esfumaron rápidamente.

Quedé atónito con lo que acabó de pasar y olvidé que venía un automóvil directo hacia mí. La presión comenzó a aflorar junto al nerviosismo, en cada instante mi vista era peor hasta no sentir mi cuerpo y perder la consciencia.

Desperté en la tarde sintiendo un leve dolor en el estómago, al parecer si recibí el impacto del vehículo. Miré a mi alrededor y estaba en una clase de campamento mal hecho, como si la gente que vivía ahí andaba apurada en todo momento. Al rato, llegó una chica que se disculpó por haberme chocado y me dijo que si no hubiesen llegado antes me hubiera matado los sonidos que escuchaba.

Mencionó algo sobre que en la noche anterior unos seres extraños llegaron a la cuidad y comenzaron a matar gente de formas inimaginables, yo no me lo creía en ese entonces, hasta que se oyeron gritos inusuales no muy lejos de donde me encontraba, la chica puso una expresión de peligro: abriendo los ojos, cerrando los labios y poniendo atención a cualquier cosa que se moviera. Yo en cambio estaba aterrorizado, casi al punto de llorar.

El Juego de la TierraWhere stories live. Discover now