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[민윤기]
"Me sentí acalorada, no podía dejar de sonreír y sentía como se erizaba cada parte de mi cuerpo. Sin poder aguantar ni un segundo más me acerqué a él y sólo con mirarle a los ojos supe que también lo deseaba. Le besé, notando como Yoong...
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Me senté en el sofá de una forma brusca, haciendo que me doliera la espalda. Había conseguido parar de llorar pero no había podido calmar mi respiración, agitada junto al latido de mi corazón que parecía estar apunto de salirse de mi pecho.
Cogí mi móvil que estaba al lado del portátil y llamé a Changkyun. Me mordí el labio con fuerza al ver que no me contestaba, mi pierna se movía con gran inquietud. Cuando saltó el contestador lo dejé a un lado y me quede mirando a un punto fijo. No quería parecer una obsesa, una desconfiada y era exactamente lo que estaba demostrando ser. Pero tenía muchas razones para actuar así. Me llegó un mensaje e inmediatamente desbloquee el móvil para leer el mensaje de mi novio diciéndome que estaba en casa de Nayeon.
Durante un momento pensé en ir a casa de Nayeon y hacerle varias preguntas a mi novio pero no era lo correcto, quedaría como una auténtica loca. Mi otra opción era quedarme allí, en el sofá pensando cuestiones sin respuesta y esperando a volver a ver a Changkyun.
Me levanté del sofá con la misma rapidez con la que me había sentado, haciendo que Nymeria se sobresaltara. Ande hacia la entrada, cogí mi abrigo, me puse los zapatos y miré mi piso por última vez antes de cerrar la puerta con llave. Las palabras de Yoongi diciéndome que lo averiguara por mi misma resonaban en mi cabeza y era exactamente lo que pretendía.
Nayeon vivía en Gangnam, en una casa de dos pisos. Conocía su paradero porque la vez que fuimos a casa de Yoongi para aquella fiesta que tuvo un final tan desagradable, Changkyun y yo le acompañamos a su casa. Se pasó el camino entero llorando y sentí una gran compasión hacia ella.
Después de bajarme del metro tuve que andar unos veinte minutos pero finalmente llegué a aquella casa tan lujosa. Nayeon era una persona adinerada, lo supe desde la primera vez que la vi, con esa vestimenta que podría llegar a costar más que mi alquiler.
Toqué al timbre y minutos después me abrió Nayeon. Al verme una gran sonrisa hizo que se notaran sus hoyuelos. Llevaba ropa de deporte y tenía su pelo algo despeinado. A pesar de eso, su rostro resplandecía y veía realmente hermosa. Por un momento me sentí diminuta a su lado.
-¡Iseul! Te he echado de menos, ¿qué tal te ha ido estas últimas semanas?
Pensé que el hecho de que Nayeon me hubiera echado de menos era mentira y que simplemente estaba siendo educada ya que solo nos habíamos visto una vez, pero sus ojos, llenos de luz, me decían lo contrario. Detrás de ella apareció una mujer.
-¿Quién es?-su voz rasposa me sorprendió. La mujer era bastante alta y delgada. Llevaba un traje azul, con unos diseños bastante horribles a mi parecer. Me miró de arriba a abajo, tal vez por mi vestimenta.
-Es mi amiga, Iseul-Nayeon mantenía su sonrisa viva y jugaba con algunos mechones de su pelo.-Iseul, ella es mi madre.
-¿Amiga? Pensaba que tu único amigo era Im Changkyun.
