Alas.

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Creo que estoy empezando a entenderlo.

La noche antes de que te fueras estábamos sentados en la azotea,

y recuerdo que noté cómo estabas más callado que nunca.

No era un silencio incómodo,

lo cierto es que muchas veces te prefería así

antes de que hablaras y comenzásemos a gritar cosas

que nos dañaban a los dos.

Entonces, con la mirada fija en la calle,

me dijiste que a veces las personas

prefieren volar lejos

antes de cortarles las alas

a aquellos a los que quieren.

Siempre te había gustado recitar fragmentos de esos libros que tanto te gustaba leer,

por eso mismo

ni siquiera me paré a pensar

en lo que podrías estar diciéndome tras esas palabras.

                           Estoy empezando a creer

                                 que te referías a ti mismo.

                            Puesto que a la mañana siguiente,

                                       ya no pude encontrarte.

 

¿Fue aquella tu despedida?

Porque entonces deberías haber sabido

que mis alas habían sido cortadas

hacía ya mucho tiempo.

    

                                                                                          

                          Y tú no eras el culpable, Sam.

Demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora