cuarta regla

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❛EL AMANTE NUNCA DICE TE AMO❜

-Estoy ocupado, te llamo mañana- ¿Taeyong estaba escuchando bien? ¿El alcohol comenzaba a hacer estragos en su cuerpo? Jung Yoonoh primero lo dejaba plantado sin ninguna explicación o disculpa ¿y ahora se atrevía a tratarlo de ésta forma?

-No- Dijo, sin darse cuenta que estaba levantando la voz y las personas fuera del bar voltearon a mirarlo. ¿Dónde estaba ese maldito taxi?- Vamos a hablar ahora, me vas a escuchar hoy.

-De verdad no puedo hablar ahora, por favor.

-No me importa- Taeyong tomó aire dispuesto a decirle todo lo que tenía en mente- Eres un idiota. ¿Quién te crees que eres para tratarme de ésta forma? ¿Crees que porque soy sólo tu amante tienes el derecho a gritarme y decidir cuando quieres contestarme y cuando no?

-Cálmate por favor, no es el momento- Jaehyun se oía claramente incomodo tras la línea pero Taeyong no podía detenerse.

-No eres capaz de amar a nadie, no puede amar a tu novia de la forma correcta, ni puede amarme a mí... Ni siquiera te das cuenta de que he estado enamorado de ti desde el día en que te conocí y que todo esto que hago es porque no soy capaz de alejarme de ti, incluso si me haces daño cada vez que estamos juntos.

-¿Estás enamorado de mí? ¿Taeyong?- El silencio que siguió posterior a eso, fue tan solo interrumpido por la respiración agitada de Taeyong mientras la manos le temblaban para cortar la llamada.

¿Qué acaba de hacer? Mierda, no, no.

¿Por qué tenía que ser tan estúpido? ¿Por qué no les hizo caso a sus amigos? Maldición. ¿Para qué tenía que llamarlo borracho? Era un maldito idiota.

Se afirmó la cabeza con ambas manos mientras intentaba controlar su respiración agitada, el auto que lo llevaría a casa, estaba estacionado a unos pasos de él y hacia cambio de luces para que se acercara, por lo que tenía que tranquilizarse.

Fingió una tranquilidad que claramente no tenía y estuvo todo el camino pestañando sus lágrimas lejos. Hasta fingió prestar atención al chofer y darle 5 estrellas al final del recorrido, de hecho, cuando llego a su departamento, ni siquiera tuvo ganas de llorar. Se lavó la cara, los dientes, dobló su ropa pulcramente y la coloco en un sofá en la esquina de la habitación. Hasta tuvo una breve charla con Yuta por teléfono para asegurarle que estaba bien y que había llegado vivo a casa.

No fue hasta que se vio cubierto con sus sabanas, y envuelto en los recuerdos que la noche le regalaba que soltó sus primeras lágrimas. Tal vez era para mejor, dejar atrás todo el dolor que Jaehyun le traía a su vida. Superarlo y avanzar. Después de todo, sus amigos tenían razón, él era joven y tenía un montón de cosas que probar aún, gente que conocer, lugares a los que ir. Jung Yoonoh no era el único hombre que conocería, ni el primero o último en romperle el corazón, pero dolía tanto, seguía doliendo tanto pensar en él.

Imaginarse sin sus besos, sin oír su voz diciéndole lo increíble que era, gimiendo su nombre, sus ojos mirándolo con deseo casa vez que se encontraban. Todo lo que iba a perder de Jaehyun, dolía, pero dolía más saber que todo eso que tenía, estaba prohibido y al tenerlo le hacían daño a alguien más.

A la mañana siguiente, Taeyong despertó horrible. Se miraba al espejo y en lo único que podía pensar era en volver a meterse a la cama y no salir jamás de debajo de las mantas, tenía enormes bolsas grises bajo los ojos, el pelo hecho un desastre, la piel áspera y reseca, su cicatriz a un costado de sus ojos brillaba más que nunca y su aliento indicaba que había empezado a fermentar la cerveza dentro de él. Si hubiera tenido el ánimo para describirse como un color, hubiera usado, el café mierda de sus ojos apagados.

『bad things, taste nice』〞jaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora