Parte 2 - A partir de ahora

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En el silencio de la noche, con la luz de la luna bañándoles desde los cristales, los dos recién estrenados amantes recuperan la respiración en medio de sábanas revueltas derramadas entre el suelo y la cama

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En el silencio de la noche, con la luz de la luna bañándoles desde los cristales, los dos recién estrenados amantes recuperan la respiración en medio de sábanas revueltas derramadas entre el suelo y la cama. Con las manos aún enlazadas, el cuerpo de Can todavía cubriendo el de Sanem.

Su frente está apoyada sobre la de ella, sus bocas abiertas y sus miradas prendidas. Con delicadeza, desenreda sus dedos de una de las manos femeninas. Acaricia su cara, aparta su pelo. Le pregunta en voz baja, como si tuviera miedo de que alguien pudiera oírle: "¿Todo bien?"

Sanem traga saliva y sonríe, asintiendo enérgicamente con la cabeza. Can sonríe de vuelta, le da un beso en la punta de la nariz y se tumba sobre su espalda, llevándola con él y acariciando su pelo. Sanem, aún con cara de quien ha subido a la luna y todavía no ha podido bajar, apoya su mejilla sobre el tatuaje del albatros y la mano en el otro lado de su pecho. Siente el corazón de Can latiendo con fuerza, y el suyo no anda mucho mejor. ¿Hola? Wow. No tenía ni idea. Allah, allah.

Al cabo de un momento, levanta la cabeza del pecho de Can y le mira.

S: "¿Te estás durmiendo?"

Can se restriega la cara con la mano libre. Siente que es una piedra de 200 kilos cayendo lenta pero inexorablemente al fondo del océano. Vamos, que sí, se está durmiendo.

C: "Un poco" la sonríe con los párpados a media asta.

Sanem, sin embargo, se siente llena de energía. Medio indignada por la afrenta del sueño, se sienta en la cama, cogiendo la sábana para taparse el pecho. Can levanta una ceja ante el gesto, pero su mujer le ignora.

S: "¿Cómo puedes tener sueño? ¡Si yo siento que ahora mismo puedo salir a conquistar el mundo!"

Su pregunta es genuinamente sincera, lo que le hace reír. Por supuesto, su Sanem tenía que ser una de esas mujeres que tras hacer el amor, se siente eufórica.

C: "Señora Sanem, su pasión tienen este poder sobre mí" - levanta el brazo y juguetea con el mechón de pelo que sujeta el albatros.

Sanem sonríe, ufana: "¿En serio?". De repente frunce el ceño, preocupada, poniendo una de sus muecas. "Pero si yo no he hecho casi nada". ¿Tendría que haber hecho algo más? Si es que no ha tenido oportunidad. Las manos y la boca de Can estaban en todos lados y ella no podía hacer más que... Ahora se pone roja. Bueno, algunas cosas sí ha hecho.

Can hace que se tumbe de nuevo sobre él y vuelve a abrazarla. Sanem se refugia en su pecho. "Simplemente ser tú es suficiente", añade como si nada, antes de definitivamente caer en los brazos de Morfeo. Como si no acabara de dejarla con una sonrisa de idiota, otra más, en la cara.

Sanem apoya la cabeza en la almohada y posa con delicadeza su mano en la barba de Can, acariciando el pelo recio pero sorprendentemente suave. Adora su barba. Sonríe. Cierra los ojos e intenta dormirse.

La noche de bodas de Sanem y CanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora