Estoy sentada en mi cama con un puñado de lápices a mi lado. Que digo un puñado, con apenas 3 o 4. Mi goma toda manchada aún sirve, aún borra esos pequeños errores en mi dibujo. Siempre lo mismo: ojos. No dejo de dibujarlos, porque en verdad me parecen divinos. Esta vez es especial, se lo estoy dibujando a alguien. Hoy viene acompañado con una canción que recién descubrí.
Es un remix; me hace plantear que debo escuchar la canción original. Es de esas canciones que escuchas una vez con los auriculares en un tono bajo y después, casi sin darte cuenta, vas subiendo el volumen para apreciar más la melodía, hasta que llegas al punto (del donde pocos vuelven) de ponerlo en repetición por un largo rato.
Entonces empiezo a pensar en lo mío. Abandono el dibujo, el cuál voy a retomar porque no me gusta dejar algunas cosas a medias (sólo algunas, porque me gusta atormentarme de vez en cuándo) para comenzar a divagar en mis pensamientos.
Recuerdo que ayer, debido a que estaba dibujando un ojo en el vidrio del auto de mi padre; mi hermana me preguntó:
-¿Qué?¿Ahora sos artista?-.
Y yo le contesto que sí. Me dice "que bien" y ahí se termina nuestra charla.
Pero no lo soy, en absoluto. No soy artista.
Y pienso en alguien que sí lo es.
En un chico o chica que está componiendo un tema y que realmente está orgulloso del mismo, o se siente apenada/o de lo que escribió.
En un(a) chica/chico que está comenzando a escribir una obra literaria. Que realmente pone todo su corazón en la misma, y en la que se ve reflejada.
En un pintor/pintora que trata mucho en encontrar el color indicado para el lienzo que está creando. La obra maestra que espera que se vea en los grandes museos del mundo.
Pero esos son los artistas generales, que todo el mundo conoce y en los que piensa. Y después están los pequeños, que no se consideran artistas, pero lo son.
Los que bailan con su canción preferida; los que cantan a todo pulmón; los que pintan fuera de la línea; los que leen un libro y crean nuevos mundos; los que decoran pasteles; los que pelean cada maldito día para seguir acá, en este mundo de pocas pulgas. Los que ponen todo en lo que hacen.
Los que no les importa una mierda que digan los demás, porque son felices con lo que tienen. Esos son los mejores artistas, y los más auténticos.
No, no me considero artista. Prefiero ser espectador. Disfrutar de como alguien baila, como ríe, como llora, como medita, como se emociona con lo que cuenta.
Ser espectador es increíble, porque te deja observar. Te deja pensando que alguien debería retratar este momento hermoso, y como eres el único que está ahí, tú tienes el deber de hacerlo a la perfección.
¿Y adivina que? Ahí sin saberlo, te conviertes en artista, aunque creas que no.
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Mini-historias
Short Story¡Saludos! Estás a punto de entrar a mi sección de historias cortas (o mini-historias). Las mismas no se relacionan entre sí, y la mayoría (hasta ahora) no lleva ni un minuto de lectura. Sin embargo, pongo todo mi amor e inspiración en esta sección...