Capítulo 4

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Regresé  a casa después de esperar al menos una hora a Clarise  en la cafetería, pero no apareció eso me tenía un poco preocupada, no tenía su número de teléfono así que no pude comunicarme con ella, era algo raro que no pudiera comunicarme con alguien despues del tiempo que habíamos pasado juntas.

Estaba lista para disfrutar de mi fin de semana así que decidí salir a correr un poco y ejercitarme, esa misma tarde había llegado un correo electrónico de la asistente del señor Bonett con un infinito listado de cosas que tenía que tratar con Emmeline, algunas a mi parecer eran bastante estupidas, a quien se le ocurría que una niña debería saber sobre política y balance financiero, de todos modos durante el fin de semana tendría que armar un plan de estudio para esas benditas clases particulares.

El sábado como de costumbre me levanté de la cama cerca del mediodía para comenzar con algunos deberes, el primero de ellos era hablar con mi padre.

— Princesa— fue lo primero que escuché cuando descolgó el teléfono. — ¿Cómo has  estado?

— Hola papá, bastante bien y tu? — Yo bien cariño sabes que soy un hombre feliz desde que dejé a la loca de tu madre.

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 13 años, después de 20 años de casados se dieron cuenta que no eran el uno para el otro, una francesa alocada había viajado a Estados Unidos con tan solo un par de prendas en una mochila, y conoció a un hombre bastante atractivo del cual  quedo prendada de inmediato, escaparon y se casaron un escándalo total, el hijo de un famoso senador casado a escondidas con una chica pobre, mi madre aún se burlaba de la cara de mis abuelos al enterarse, era una de sus historias favoritas para contar, pero años después el amor se terminó, mi padre siguió los pasos del abuelo y se dedicó a la política algo que nunca le gustó a mi madre, así que un día tomó sus maletas y regresó a Francia dejando solo una carta.

— ¿Cuando es que vendrás a visitarme?— me saco del recuerdo.

— En cuanto tenga algo de tiempo libre, sabes que con las clases no me queda mucho para salir del país, y la próxima semana comienzo a dar clases particulares a una niña.

— ¿Por qué? Es que acaso tienes problemas con el dinero, sabes que si vivieras conmigo no pasaría eso verdad.

Otro tema es que durante su divorcio armaron una guerra para ver con cuál de ellos me quedaba y el ganador fue mi padre, pero en el momento que se casó de nuevo, tomé la decisión de seguir los pasos de mi madre, pero nunca ha estado de acuerdo con mi decisión así que cada vez que hablamos trata de convencerme para que regrese, cosa que no creo que pase, ya que mi amor por Francia, es mucho más grande que el que le tengo a mi país de origen.

— No tengo problemas con el dinero papá, te lo digo cada vez que hablamos, un día de estos ya no te hablaré más si sigues insistiendo.

— Tranquila princesa era solo una pequeña sugerencia— dice tratando de sonar arrepentido, cosa que nunca logra, por más raro que sea, mis padres son extremadamente parecidos y siempre pensé que esa fue la verdadera razón de su separación.

Al finalizar la llamada son cerca de las dos de la tarde, así que tomo mis cosas y voy a buscar las municiones para la semana, cuando llego de nuevo al edificio con toda mi carga, me doy cuenta que la puerta del vecino está un poco abierta y se alcanza a ver un algo  de su interior, así que como la curiosidad mató al gato, dejé las bolsas en el suelo al lado de mi puerta, y me giré  un poco para ver dentro sin llegar a meterme del todo.

— Pero miren nada más a quien tenemos aquí— después del mini infarto que sufrí en ese instante me giré para ver al dueño de la voz. — nada más y nada menos que a la vecina chismosilla.

Si la curiosidad había matado al gato, a mi me mato la vergüenza al ver que el hermano de Alaric me había descubierto irrumpiendo en el hogar de su hermano.


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⏰ Última actualización: Apr 24, 2020 ⏰

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