Supremo coco // [°NamJin]

Capítulo tres - ¿Qué paso anoche?

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Ronroneo. Se envolvió aún más en cálida temperatura de las sabanas. Flexionó las rodillas lentamente sintiendo como era acariciado por ellas. Retregó su mejilla derecha en la cómoda almohada. Apretó despacio las telas suaves blanquecinas. Hundió su nariz debajo de ellas.

Un minuto más, solo eso.

Sentía vagamente su pequeño cuerpo. El cansancio lo dominaba cada vez que intentaba despertar. Al menos, eso pretendían los rayos del sol colándose por su ventana. Despertarlo, eso querían.

¿Por qué no quedarse unos minutos más?

Esa era su decisión hasta que un sonido y vibración surgió de su estomago. Lo ignoró y no despegó ninguno de sus tiernos ojos.

Otro grito exasperante.

Sinceramente, su estómago rugia como si no hubiese comido en días, y un estrecho dolor comenzaba a aparecer en su barriga inexistente.

Con pesadez, quitó las sabanas y instantáneamente sintió una pequeña brisa soportable colarse por entremedio de sus ropas.

Un momento, no traía su pijama.

Mientras caminaba con paso lento hacia la sala, miró sus pies descalzos y notó que no se había quitado la ropa que utilizó la noche anterior.

Una punzada llegó repentinamente a su cabeza, produciendo un zumbido insoportable.

Ahora recordaba de donde había llegado y en que estado pero, su mayor duda era cómo había llegado.

Pensando y pensando, apenas con el agudo sonido molestandolo, llegó a la sala, la cual no pudo caminar más allá del comienzo que un algo lo paralizó por completo, o mejor dicho alguien. Sus ojos nunca se habían abierto de tal manera.

¿Qué hacía Min Yoongi durmiendo en su sillón?

🐇

>Llamada entrante< ...

> Llamada pérdida< 01

>Llamada entrante< ...

>Llamada pérdida< 02

...

>Llamada pérdida< 04

>Llamada entrante<

Tomó su celular cansando de que ese aparato interrumpiera su sueño y lo tiró a quién sabe donde. Solo se escucho el fuerte golpe al llegar hasta la otra pared de la habitación.

Problema resuelto.

Ya varias veces lo había arreglado así con las alarmas, e increíblemente su celular sobrevivia. Claramente ignorando el hecho de que su pantalla era la que no soportaba.

Satisfecho con su acción, se propuso a seguir con sueño, apresando aún más a él la cómoda almohada que abrazaba. Se encontraba más cómodo de lo normal, aquella rellena, suave y delicada almohada hacía a la perfección su trabajo.