Capitulo 1

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Una gran noticia fue recibida una noche al revisar su computadora, estuvo esperando casi un año, para este fenómeno de felicidad completamente anormal en ella, no había palabras para describir lo que sintió, cuando al abrir su laptop y ver qué el nuevo libro de su poeta favorito ya estaba a la venta. Para mejorar la noticia habría firma de autógrafos, el próximo sábado en la ciudad.

Sin lugar a dudas debía que asistir.

Pero la cruel realidad la golpeo tan duro, como si estuviera en uno de sus entrenamientos, con Emiko Queen. A esa mujer le agrada compartir campo de batalla para brindarle unos dolorosos golpes.

Todo esto debido a su esclavista líder, según él, su rendimiento físico era pésimo. Y sus soluciones eran o entrenar con él o con Emiko. Ese desgraciado ya sabía que lo prefería a él, a meterse en una jaula con la hiena. Aunque sea un explotador de primera, sabía que Damián nunca pondría tanto empeño en hacerle daño. Aun empeorando la situación, parecía que de todos los integrantes del equipo, se empeñaba en hacerle la vida imposible a ella. No se trataba de ningún juego, ni siquiera su nueva y "adorable" novia Emiko podía hacer algo al respecto

Ingenuamente Rachel y los demás pensaron, que ahora que salía con alguien sería diferente, pero no fue así. Ni cuando la arquera le exigió pasar más tiempo con ella.

El joven no se doblegaba ante nadie, él se propuso seguir con las rutinas diarias, le abrió espacio a Queen en su itinerario y continúo con su dictadura. Redujo, unos minutos de cada actividad que realizaba, como los de sus casi inexistentes descansos, los de su desayuno, su cena, horas de sueño, hasta los minutos de sus reuniones, para recalcar las fallas del equipo. Para la reciente integrante, fue un gesto muy romántico, lo que hacía el heredero Wayne para dedicarle tiempo a ella. Hasta que se enteró que hubo algo que no redujo, los días de práctica con ella. Su novia al saberlo casi le clava una flecha en el ojo. Aunque suene cruel Raven estaba de acuerdo con ella en ambas cosas, tanto en clavarle una flecha como en la injusta situación.

Por supuesto que el canalla se saldría con la suya. Convenció a su "bella" novia, de que sus horas privadas de entrenamiento eran necesarias, debido a que su rendimiento físico dejaba mucho que desear.

Rachel no lo consideraba así, desde que el muchacho la entrenaba personalmente había mejorado mucho, y él lo sabía, pero aun así, sus horas de entrenamiento durante toda la semana con él no redujeron. Y lo peor era que cada mes, el joven, iba con ella a un lugar desolado e inhóspito, para entrenarla en supervivencia.

Para arruinar más el día, este sábado se la llevaría para entrenarla, todo el fin de semana. ¡OH AZARATH, AYUDAME!

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Era viernes por la tarde, las seis para ser más exactos. A esas horas, siempre zarpaban al nuevo lugar al que irían. Siempre era un ligar distinto y con diferente flora y fauna. Según Damián era para aprender a moverse en diferente territorio.

Se supone que se encontraría con el joven, en el lugar destinado. Le mando las coordenadas en la mañana, la razón, había ido a una misión con otros súper héroes desde hace dos días. Una persona razonable y normal, pensaría en que después de una extenuante misión lo mejor sería regresar a casa a descansar. Claro está, que cuando nos referimos a ese tipo de persona, no aplica a Damián Wayne.

El loco aun pretendía ir a entrenar, después de haber terminado con una peligrosa misión en la Antártida. Ese extremista, se mataría antes de los treinta, si continua con ese tipo de vida.

Hubo una buena noticia en todo esto, no todo tenía que ser tan malo, un milagro tendría que ocurrirle a una demonio, aunque eso suene imposible.

Ya había trazado un plan:

La "queridísima" novia, sería la suplente.

Al principio ella no estaba de acuerdo. Pero después de hablarle de que estar con su pareja todo el fin de semana, sería "romántico", en un lugar lleno de "peligros". Y aparte de que el muchacho necesitaría de las atenciones de su novia, después de regresar de una misión bastante difícil. No puso objeciones.

Lo único que faltaba ahora por resolver era prepararse para mañana. Tenía todo planeado, se levantaría temprano, desayunaría ligero, se dirigiría a la librería más grande de la ciudad, donde se realizaría el evento. Y disfrutaría como nunca antes.

El reloj marcando las 9:45, ya estaba en pijama, preparada para dormir.

Arreglo sus cosas que usaría mañana, y su cabeza tocando su suave almohada quedo dormida al instante. En el mundo de los sueños, paseando por su cosmos, llego a su paraíso. Una biblioteca enorme que solo le pertenecía a ella, era oscura, lúgubre, tranquila. Con pequeñas farolas iluminando para poder leer, cuántos libros desees. Una extraordinaria calma reinaba, solo para saborear palabras eternas, escritas en simples hojas de papel. No había manera de describir, el profundo y sincero amor que sentía por los libros. Lo que estos le transmitieron desde muy joven, nadie lo podría hacer, como ellos.

Releyendo su libro predilecto, interrumpiendo la romántica estrofa que le provocaba a su corazón latir, sin importar cuantas veces la haya leído. Un estruendo se escuchó, como si un trueno, se hubiera producido cerca de su oído, haciéndola saltar. Se colocó en posición de pelea, creyendo, que su padre había invadido sus sueños. Se preparó para cualquier ataque prominente de él. Pero nunca llego, solo volvió a escuchar ese sonido pero más fuerte que el anterior, haciéndola despertar de golpe.

Alarmada busco por todas partes con su magia lista para atacar, sintió una presencia familiar detrás de ella. Para luego quedar inconsciente.

Sus ojos al abrirse presenciaron un cielo azul, un aire fresco le llegaba a los huesos, la frescura del ambiente rosando su nariz y alborotando su cabello. Miro alrededor era un lugar montañoso, pero muy bello.

Se levantó lentamente, diviso una tienda de campaña, y una fogata, a unos diez pasos. Camino directo hacia el pequeño campamento. Pudo presenciar los colores de la tienda, la forma en que la fogata estaba hecha, los utensilios, y el equipo que estaba en el suelo. Hasta la persona más tonta del planeta adivinaría de quienes eran esas pertenencias, un pequeño miedo se hacía presente recorriendo su cuerpo, subiendo por su espina dorsal, ya no sabía si de verdad era por el miedo o por lo fresco del ambiente, mientras ella estaba en pijama.

Todo estaba tranquilo, no tenía por qué entrar en pánico, su secuestrador no estaba presente, con un rápido movimiento podría salir de allí abriendo un portal a casa y.......

-¡ROTH!

Ya no había nada que hacer, estaba perdida. Se giró lentamente, para observar el rostro con el ceño fruncido de un joven muy molesto.

-Hola Damián......


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