007 : stranger

4.6K 369 28
                                    

SEVEN: HER PAIN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SEVEN: HER PAIN

Recordaba el segundero del reloj en la cocina. El aroma rancio de la grasa en los sartenes y el abrumador sentimiento de vergüenza arrancándole los extremos de carne en vida mientras se sentaba en el gran sofá negro, pasando las uñas por encima de sus desnudas piernas hasta provocarse daño. Hincando tan profundo en la piel que parte de si misma quedaba impregnada a la mitad de la sangre apareciendo eventualmente entre el bordillo de la uña.

Solía detenerse al percibir las ardientes lágrimas causándole más daño que el que propiciaban sus manos, a lo que con rabia se tallaba los ojos. Albergando el estremecedor grito en torno a sus tensas cuerdas vocales.

La primera vez que sucedió se vio levantándose e inmediatamente se desplomó, cayendo con ambas manos plegadas en la alfombra. Temblorosas como sus piernas y de igual manera haciendo juego a sus magullados labios bermellón tiritando por el frío escabroso arrancándole un gemido de dolor al ponerse nuevamente de pie. Encaminándose a su habitación cojeando, arrastrándose sin vida en los ojos, repleta de asco.

Buscó paz al encerrarse en los confines de su habitación, pero lo único que halló ahí fueron los enervantes recuerdos de una voz grave retorciéndole los canales auditivos con su cercanía. Provocándole arcadas, cristalizándole los ojos, la ahogaba.

Eres una niña muy buena, Alex— cerró los ojos al repetir, dejando que las lágrimas siguieran su curso—. Mamá no tiene que saber de esto. Nadie tiene que saber de esto. Jamás.

Abrazo sus piernas contra el pecho, sollozando en el hueco sobrante. Repercutiendo el dolor en ambos pulmones jadeantes.

No sabía que hacer con toda la basura verbal nadando libremente por si cabeza de extremo a extremo, siendo palabras ilusas las que fueron capaces de destruir la inocente mente de una jovencita de su edad. Oraciones con tal poder que sus labios quedarían sellados a pesar de su interior resquebrajándose al despertar. Deseaba estar muerta cada noche. Cualquier cosa le venía bien antes de cerrar los ojos y traer consigo las imágenes de un hombre al que no quería. Acariciandola donde ningún otro jamás podría, robando lo más sagrado para una mujer en llanto.

Alexandra perdió toda noción de vida en cuanto su padre le besaba, la penetraba una y otra vez, recriminándole la infelicidad si era por ella que alguien más se enteraba. Estaba aterrada, destrozada psicológicamente. No tenía con quien hablar, a nadie con quien llorar las amargas noches después de cada violación.

La sensibilidad de su corazón se perdió en el mar agónico creciendo con sus llantos. Gigantescas olas la arrastraban lejos de la orilla, lejos de su serenidad y simpatía. Se volvió una pesadilla, su propia maldita pesadilla.

Nightmare | BILLY HARGROVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora