Corría sin cesar por los pasillos de la escuela, estaba tarde para llegar. Pero afortunadamente, logro llegar antes que Aizawa. Haciendo que se lleve un regaño de Iida, y saludo de los demás.
Pero una persona en particular se quedó viendo su brillo, alguien que jamás espero. Aoyama Yuuga.
Casi no hablaba con el, así que era extraño que iniciarán una conversación. Pero de vez en cuando se saludaban, o simplemente jamás se encontraban.
Para el, era un objetivo difícil llegar hacia ti. Tenías a Todoroki, Shinso, Monoma. Ellos se habían enamorado de tu actitud positiva, y a la vez contradictoria.
Las clases pasaban, de vez en cuando pensaba que era mejor dejarlo. Pero, cuando veía esa sonrisa, o tus ojos viendo a la comida, retomaba curso el enamoramiento.
Llegó a los departamentos de Yuuei, rápidamente se fue a su habitación. De todos modos, sus compañeros no notaban su presencia.
Hizo como de costumbre su tarea, se cuido su rostro, se dió una ducha. Pero, su espejo de cuerpo completo le llamó la atención.
Se puso sus calzoncillos para quitarse la toalla, y ver su cuerpo vulnerable.
No tenía una musculatura, como Todoroki.
No tenía nada de atractivo, como Shinso.
No tenía una amistad con ella, como Monoma.
El no era ellos, no era guapo, no era musculoso, no era valiente, no era especial, no era notable, no era... suficiente. El no era en ningún sentido especial, así que. Se decidió rendirse mientras lloraba, porque no es suficiente para ti.
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・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・El chico intentaba ignorar tus risas y sonrisas, intentaba ignorar como lo saludabas, intentaba ignorar los celos que sentía cuando el niño bicolor se acercaba a a ti. Intentaba ignorar todo lo que tuviera que ver contigo, le dolía. Pero el sabía que era mejor así.
Oculto sus sentimientos, fingió ser una persona desinteresada a los demás. Mientras que la realidad, era que a nadie le llamó la atención Aoyama. Nadie, simplemente algunos por cortesía lo saludaban e intercambiaban palabras cortas con el francés.
Intento ya no pensar en ti, pero ver cómo abrazabas a Midoriya con tanta confianza, y a la vez como éste se sonrojaba con fuerza. Quería ir, gritarle que no debía de hacerlo. Quería gritarle sus sentimientos, pero era muy patético para hacerlo.
El era patético.
El era alguien que no sobresalía, lo ignoraban día tras día. No destacaba en los entrenamientos de Aizawa, no tenía tantos amigos por su rara forma de actuar. Jamás le dejaban terminar una oración gracias a la de ácido.
¡El quiere ser escuchado!
¡El quiere llorar y desahogarse!
¡Estaba harto! ¡Quería acabar con todo!
¡Quería ya no ser un fracaso! Y que... lo tomarán en cuenta.
Pero el sabía, que pedía imposibles.
☆❋──❁ Y u u g a ❃──❋
Ella caminaba por los pasillos, hasta que paro cuando escuchó sollozos provenientes del baño de hombres. Estaban en hora de clase, así que no había nadie. Con vergüenza entro al cuarto, cerrando la puerta con seguro detrás de si.
—¿Hay alguien ahí? -preguntó con nervios, pero los sollozos pararon— ¿Se encuentra bien?
El francés decidió esperar a que te fueras, pero no sabía cómo, empezó a recordar su sufrimiento, ver como el era invisible. Y eso que no era su Quirk. No le importó y comenzó a sozollar, intentaba retener los hipos involuntarios que salían para dar paso a lágrimas.
Mientras que la contraria decidida, abrió la puerta del lugar donde provenían esos sonidos, encontrándose con quién menos esperaba, Aoyama Yuuga.
Sin esperar más lo abrazo, acariciando su sedoso y terso cabello. Diciéndole en susurros que iba a estar bien.
—Vamos, desahógate.
Y con esas simples palabras, lloró, lloró como si hubiera retenido mucho dolor durante tanto tiempo. Como si nada importará a su alrededor, lloró y se aferró a ti con necesidad. Ya no intento retener las lágrimas que salían de sus hermosos Orbes zafiro.
Ese día, Aoyama Yuuga se desahogo. Y mostró su verdadero ser.
☆❋──❁ k u n ❃──❋
La chica hizo levitar al chico, pues este se había quedado dormido. Ella se sintió culpable, ignoro a su compañero por bastante tiempo.
El chico tenía rastros de lágrima por su rostro, sus ojos hinchados y rojos. Mantenía un semblante tranquilo, no tenía esa sonrisa en Uve como siempre. Tenía sus labios en una posición normal.
Lo llevo hasta su dormitorio, luego inventaria una excusa. Abrió su habitación y vio todo oscuro, no tenía brillo.
Lo dejo sobre su cama, vio su rostro, esos pequeños detalles que lo hacían ver hermoso. En un arranque de valor, beso su frente, se separó sonrojada por el repentino tacto que dió. Sin más, salió de la habitación para dirigirse a la escuela. Debía de inventar una muy buena excusa.
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・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・El abrió sus ojos solo para ver qué estabas junto a él, dormida, en la misma cama. Se sonrojo de golpe y se puso nervioso. Pensando en cosas obcenas que —según el— jamás pasarían.
—¡Ma-Mademoiselle _____! —exclamó haciendo que te levantaras—
—Oh... —vió su entorno, hasta que posó su mirada en el rubio— Hola Aoyama.
El chico paro cualquier cosa que intentaba hacer para verla, ¿Sabía de su existencia? ¿Sabía su apellido? ¿Sabía quién era el? Dejando que los sentimientos tomen control, llora porque se siente reconocido. Porque alguien le ha hablado, son necesidad de que sea un proyecto.
—No Llores —intentó calmarlo de laejlr manera, un abrazo—
Rodeo la cintura del chivo con delicadeza, para que el apoyará su frente en su hombro, para que el mismo este húmedo por las lágrimas del rubio. Con cuidado fue acostándose, para después taparlos. Para que Aoyama lloré lo necesario.
La puerta se abrió de golpe, asiendo que los dos se sobresalen. Voltean a ver a o el causante de esto, su sorpresa fue que ahí estaba la chica rosada.
—¡Mina-chan! Es-esto no es l-lo que pa-pare-ce —se excusó, pero ya era demasiado tarde. Mina había salido corriendo—
—Oh…
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Je T'aime [Aoyama Yuuga] || Two-shot
أدب الهواةPorque ella sin darse cuenta, brillo para Aoyama. Por una vez en su vida aprecio algo más brilloso que el, una luz que lo va a guiar. Aoyama se ha enamorado, se ha enamorado de un ser más hermoso que el.