Tantas cosas en lo que uno puede pensar y quedarse atrapado en ese mar de pensamientos, cuando tan solo quieres intentar buscar una solución o una alternativa para ese problema o ese obstáculo que te impide llegar a lo que más deseas. En cada momento que empiezas a recordar y a revivir las experiencias pasadas, solamente tienes dos maneras de sentirlas, o bien te ponen muy feliz o te empiezan a entristecer.
Pero en este caso el dilema era cuando uno se encuentra en el punto medio, no puede obtener alguna respuesta a ello, solo le queda imaginar los momentos del cómo se realizaron o cómo fue que afectaron, hasta que uno logré por fin desequilibrar esa balanza emocional. Lograr encontrar la paz o, aunque sea la tranquilidad de poder saber la respuesta.
Con una lluvia entre normal y fuerte que regaba a toda una pequeña plaza con varias bancas y árboles, y un pequeño monumento de un lobo aullando a la luna. Se ubicaba entre los árboles con pequeñas hojas que se encontraban goteando agua poco a poco, un meditabundo canino de pelaje negro y blanco, mirando hacia a la estatua; al parecer se encontraba perdido en sus pensamientos. Este perro de especie husky se mantenía en la misma posición con cada segundo que pasaba, mientras su pelaje poco a poco se mojaba, pero al parecer a él no le importaba.
Mientras veía hacia la curiosa estatua, se repetía en ese lugar las mismas palabras.
"Soy un tonto"
Una y otra vez resonaban esas palabras en su mente y las vocalizaba en forma de susurro. En un momento, movió su cabeza hacia abajo y miró las gotas caer y mojar más el suelo. Esto sólo le causaba una sensación de tristeza y tortura por lo que había pasado.
Sus ojos poco a poco se empezaron a llenar de agua con cada gota de lluvia que tocaba el suelo, cada gota era un recordatorio para él. Solo quería salir de ese sufrimiento que le estaba causando. Pero no era cualquier sufrimiento, era uno de los peores que te retuercen el estómago y solo quieres desahogarte.
El husky no pudo resistir más y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, hasta que escuchó unos sonidos de pisadas de agua que se iban agudizando más y más con cada segundo. El canino se limpió los ojos rápidamente y vio a los dos lados para ver si había alguien más en la plaza, pero no encontró a ningún otro animal. Esto le causo que le dé un poco de escalofríos sabiendo que estaba a muy altas horas de la noche allí, por lo que era muy peligroso para él, ya que no sabía defenderse.
Así que olvidando el motivo por el cual estaba allí, se levantó y miró al frente encontrando de la nada a un felino amarillo con muchas rayas al frente suyo y que al parecer era muy conocido para él. Al principio se asustó por la impresión de no haberlo visto antes y el ponerse al frente de la nada, hasta que lo vio bien y lo reconoció automáticamente, era ese leopardo con el cual hace una hora había hablado.
Este leopardo se encontraba jadeando por lo que había corrido de distancia hasta llegar al empapado husky que estaba parado frente a la banca estupefacto. El cual estaba respirando y recuperando el oxígeno que había perdido al momento de correr y llegar al lugar donde se encontraba.
Una vez que se recompuso el leopardo se levantó en su sitio y abrió los ojos mirando seriamente al husky quien aún no entendía lo que pasaba. El ambiente se puso tenso por unos segundos que hasta se escuchaba la lluvia caer entre ellos dos.
En ese instante, el felino da un paso al frente y el husky trata de retroceder, pero este lo tiene acorralado sin poder hacer mucho. Levanta su pata hacia la mandíbula del canino y esta lo redirecciona hacia su cara para estar frente a frente mirándose a los ojos fijamente, escuchando cada latido de sus corazones que empezaban a latir con más fuerza y ambos comenzaban a sentir más el ambiente a su alrededor.
El felino movió lentamente sus labios pronunciando dos palabras que nunca olvidaría el canino.
"Sí quiero"
Al momento de escuchar esas silabas, esa frase, esa oración, el husky se quedó congelado, totalmente sorprendido ante esas palabras. Su mundo se detenía, pero no era para nada malo, era todo lo contrario, había encontrado la respuesta y sus expresiones corporales indicaban de que tipo era, sobre todo su cola que la movía sin cesar de izquierda a derecha.
Todas estas emociones le recordaron todo lo que había pasado hasta llegar a este momento, desde el día que se mudó a estudiar hace dos años...
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Averse
RomanceDos chicos opuestos, dos lados opuestos, un canino y un felino descubriendo lo que realmente sienten el uno del otro.