Palabras: 2392
Sinopsis: Te he esperado durante siglos y esperare hasta que estes listo.
[...]
Tenía seis años la primera vez que oyó la voz.
Es probable que pudiera oírla desde antes –un susurro quedo, la brisa contra la ventana, un soplo de aire junto a su oído-, pero tenía seis años cuando finalmente consiguió escucharlo con claridad.
Lo recuerda porque se despertó en mitad de la noche con la sensación de que había alguien en la habitación con él. El vello en su nuca se había erizado y cada músculo de su cuerpo se había convertido en un apretado nudo. Se había enderezado completamente despierto, temeroso de las sombras, del viento que oía ulular contra la pared de roca.
Sentado en la inmensa cama de su habitación, aferrando las gruesas mantas, los ojos de Izuku barrían la habitación aterrado del intruso que no podía ver.
Pero no había nadie, y tampoco podía sacudirse la sensación de que no estaba solo. Fue ahí cuando lo oyó.
"Deku"
Una sola palabra, un susurro arrastrado que sonó junto a su oído como si el aire en su habitación tuviera boca y pudiera hablar. Su reacción natural fue echarse a llorar, lo hizo emitiendo un grito infantil de terror absoluto.
Para cuando su nana entró tropezándose con el taburete cerca de la entrada, Izuku se había metido bajo las cobijas berreando a viva voz.
Esa había sido la primera vez.
El susto no se le olvido a lo largo del día, hubo momentos, especialmente cuando estaba solo, en que parecía oír la misma voz susurrando contra su oído.
"Deku"
Y cada vez que la oía se echaba a temblar, empezaba a llorar con los hipidos histéricos de la primera vez. Ni sus padres ni su nana conseguían sacarle algo más que una explicación temblorosa, y ninguno de sus esfuerzos sirvieron para mantener la voz a raya. La oía contra su oído cada vez que estaba solo, persiguiéndolo sin tregua hasta el punto en que se negó a soltar a su nana pese a las protestas y regaños de sus padres.
Se pasó su cumpleaños aferrado a las faldas de la mujer mientras se chupaba el dedo, algo que no había hecho en años, negándose incluso a probar la tarta que sus padres ordenaron especialmente para él. Se durmió en los brazos de ella y durante los siguientes días la mantuvo cerca, independientemente de que la voz se hubiera desvanecido al terminar el primer día.
El evento se repitió durante los siguientes años. La misma rutina: Despertar a medianoche envuelto en sombras frías con el vello del cuello erizado y un peso plomizo en el estómago. Se despertaba a tiempo de oír la voz susurrar la misma palabra, dos silabas que llenaban a su corazón de miedo, su respuesta era soltarse a llorar y pasar el día entero pegado a las faldas de su nana que le susurraba y le cantaba mientras lo llevaba en brazos, todo con tal de evitar quedarse solo porque era ahí cuando oía a la voz.
A los ocho años dejo de llorar y solo porque su padre había amenazado con llevarse a su nana si volvía a oírlo, pero ni aún entonces podía evitar que sus ojos se abnegaran en lágrimas cada vez que la voz conseguía colarse por sus oídos sin aviso de ninguna clase.
Con el tiempo sus padres convocaron a médicos de todos los rincones del reino, brujas y magos también fueron invitados, sanadores y curanderos hicieron su visita. Izuku fue sometido a rigurosos tratamientos que incluían medicinas de toda clase: Pastillas, ungüentos y brebajes; pero sin importar el esfuerzo la voz volvía cada año. La oía únicamente el día de su cumpleaños, un susurro quedo que repetía la misma palabra solamente para él.
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Forelsket [Katsudeku]
FanfictionSerie de Historias Cortas Fandom: Boku No Hero Academy Pareja: Katsuki Bakugou / Izuku Midoriya