-¡Vamos cucarachas inútiles! ¡Se acabó su siesta! – Dijo el teniente con un sartén en una mano y una espátula en otra.
Ligeia abrió sus ojos abruptamente y se paró en un nanosegundo, despejó sus ojos de lagañas y se fue directo al baño para lavarse en menos de 3 minutos, sin poder impedirlo añoró los días que se podía bañar en su tina de porcelana por las horas que ella quisiera con agua caliente y una copa de vino en una mano, disfrutando del agua; el agua que tanto amaba pero a la vez le aterrorizaba.
Ligeia sacudió su cabeza para espantar recuerdos fantasmas. << No vale la pena recordar momentos que jamás volverán a ocurrir >> pensó, << O al menos no ocurrirán mientras yo viva >>.
Para cuando estaba cambiada con su uniforme negro pegado al cuerpo y trenzado su cabello café oscuro, fue al comedor para su desayuno.
Después de hacer la larga fila para que le sirvieran en una charola verde gastada su comida volteó a ver a la multitud que se sentaban en largas mesas, todos vestidos con el uniforme como el de ella, lo cual se le dificultó buscar con la mirada a sus amigos y entonces vio que un rostro familiar tenía el brazo levantado para llamar su atención y fue directo hacia él.
-¡Hey, chicos! – saludó Ligeia a las cuatro personas que estaban en la mesa.
- ¡Buenos días Leggi! – Saludó Meghan con una sonrisa en su rostro - ¿ya has escuchado los planes del comandante?
Ligeia subió sus cejas en signo de interés y fijó su mirada en el rostro pecoso de su amiga y compañera.
-¿Planes? ¿Qué planes?- preguntó con sumo interés.
-Quiere que vayamos a una misión súper secreta – Contestó Peter haciendo ademán con sus dedos mientras hacia un coro de uuuhhh. Esto hizo sonreír a Ligeia.
Pero su sonrisa no duró demasiado, si el comandante quería hacer una misión súper secreta no era una buena señal. Últimamente, en las misiones que ejecutaba él y su séquito no salían bien, mandaban entre diez y doce personas y sólo cuatro personas regresaban con vida, y en algunas ocasiones jamás volvían ninguna de ellas.
Sintió un escalofrío bajó por su espalda.
-¿Y, qué grupo irá? – preguntó tratando de sonar tranquila, de repente se le quitó su apetito pero se obligó a tomar un bocado de la pasta grisácea.
Sus amigos que se estaban riendo de la payasada de Peter dejaron de reírse, al parecer, a ellos también les daba miedo ser elegidos a la misión que, seguramente no podían salir con vida.
-No lo sabemos – contestó Sebastián haciendo una mueca – Pero ojalá no sea el nuestro, ya ven que les pasó al grupo de Van, se fueron diez y solo regresaron tres.
Instintivamente, todos los ojos de su mesa se posaron en Van que estaba en la mesa cerca de la pared de la esquina charlando con un pequeño puñado de hombres, éste todavía tenía un venda alrededor de su mano y cortes en su cara, como si sintiera sus miradas, Van volteó a verlos y Ligeia se volteó rápidamente avergonzada.
Van y su grupo habían salido a una misión hace un mes y medio atrás, como había dicho Sebastián, su grupo era conformado por diez personas y se suponía que tenían que recolectar algo que fuera de utilidad pero también era atrapar a uno de los mounstrillos que se habían apoderado del mundo, para poder examinarlos. Ligeia no era una maestra en asuntos de las misiones, pero desde que lo había oído supo que era una mala idea y que una misión suicida. Pero el grupo de Van fue, y solo regresaron tres, entre ellos él, por supuesto. Los demás fueron devorados por las alimañas que habían jodido al mundo.
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Debajo del Océano
Fantasy¡EN EL FIN DEL MUNDO! En un mundo apocalíptico, unas extrañas y horrendas criaturas han invadido la tierra para destruirla. Ligeia, piensa que está a salvo en el "Refugio", lugar donde vive lo que queda de la humanidad; pero todo cambia cuando la a...