Hacía ya dos días que habían empezado las vacaciones, eso implicaba que me estaba levantando a las 11 de la tarde sin importarme realmente si desperdicio el día o no. En este corto tiempo solo salí de mi cuarto para comer, si lo sé malos hábitos pero no desperdiciaba tanto el tiempo, estaba en el celular y computadora, pero también dibujaba y practicaba pintura.
Cosas que me relajaban, pero hoy, hoy fue diferente. Mis padres se iban de viaje por tres meses, casi todas las vacaciones sin padres. Eso implica fiestas de mi hermano Max y gente que no conozco en mi casa. ¡Genial! Estoy muy entusiasmada -noten el sarcasmo-.
—¿Sofi no tienes hambre?— Patri me saco de mis pensamientos mientras desayunaba, volví a la realidad, la horrible y cruel realidad.
Asentí en respuesta y comencé a comer mi desayuno. Mire a Patricia, su piel oscura y sus rizos eran hermosos, siempre me pareció hermosa, hasta ahora con sus arrugas que la hacen parecer una abuelita simpática. Ella es mi madre de corazón, la persona que realmente me crió, la mujer que cuido de mi y de mi hermano.
Debería contar la historia de mi familia, somos un tanto complicados, ninguno de mis dos padres estuvo realmente presente en mi vida, mi padre de sangre Tomas se separó de mi madre cuando estaba embarazada de mi y se llevó a mi hermana mayor, Carla con él a Argentina. Mi mamá se quedó conmigo, a los pocos años se casó con Erick y tuvieron a Maximo, mi hermano menor, el mocoso de la familia. Para agregarle más, Erick y Caren nunca están en casa, viajan por trabajo o por simple gusto, por eso contrataron a Patricia cuando Max nació y ella nos crió.
Si, un desastre de familia.
[...]
Caren y Erick ya habían tomado vuelo hacia Europa, ni si quiera me tome la molestia de despedirme de ellos, ya es costumbre. Solo quería salir de mi cuarto y mirar televisión en el living.
Tome un pote de helado y me senté en el sofá, suspiré. Por fin tenía paz fuera de mi cuarto, Patri había ido de compras, Max se fue a quien sabe Dios con sus amigos y yo decidí aprovechar ese momento de soledad. Puse una película de MARVEL, mi estudio de película favoritos. Después de media hora de estar sentada y comer helado el timbre sonó.
¿Max se volvió a olvidar de las llaves?
—¡Sabes, no puede ser que ya van cinco veces que olvidas las llaves! —abrí la puerta y no me encontré con mi hermano, todo lo contrario a mi hermano.
Era un chico alto, de ojos azules, pelirrojo, tez blanca y muchas pecas. Cada facción de su cara me impresionaba, era demasiado hermoso para ser humano. Tenía un estilo de ropa rockera y de chico malo, pero lo que más me desconcertaba era que tenía una valija de mano y otra normal. Me sonrió.
— Para ser la primera vez que estoy en EE.UU, no creo que me haya olvidado de las llaves cinco veces. —respondió un poco en burla, no sabía quién era.
¿Qué hace en mi casa un pelirrojo con dos maletas? Esperando que lo deje pasar, esto es raro. Fruncí el ceño.
— Supongo que no me conoces —negué. —. Soy Alex, vengo de argentina de intercambio. —me tendió su mano para saludarlo, lo miré y solo asentí.
— ¿Me permites hacer una llamada? —pregunte sacando mi celular del bolsillo trasero de mi short. El solo asintió.
Llame a Caren, la voy a matar si esto es verdad.
— Hol...—la interrumpí
— ¡Explicame eso de que un chico tiene de intercambio! —grite al teléfono, sin duda estaba enojada
— Ahhh... Ya conociste a Alex —se tomo una pausa y luego suspiro. —, el es de Argentina, se va a quedar en casa un largo rato, cuidado como tú hermano... ¡Y portate bien con el! — terminó gritando, una pequeña risa sarcástica se salió de mis labios. — Será alguien muy importante... —termino susurrando, eso me dio miedo, tal vez creyó que no la escuché, ya que siguió como si no hubiera dicho nada. —. Bueno hija me tengo que ir, ¡adiós!.
— Pero...—el ruido de la llamada había terminado me interrumpió. Chille, estaba hecha una furia ¿Por qué tenía que ocultármelo? ¿Por qué siempre me entero última las cosas? ¿Intenta complicar mi vida acaso?
Me di la vuelta para encontrarme con esos hermosos ojos azules mirándome con una sonrisa, se reía de mí, era obvio. Me moví a un lado e hice una seña para que pasara, tomo sus maletas y entro a mi dulce hogar.
— Caren dijo que era una casa humilde. —comentó mientras miraba a su alrededor, tenía razón, nuestra casa no era para nada una humilde, era una mansión. Con tres pisos si contamos el ático, una gran escalera, cada piso con un baño para invitados, 5 cuartos, cada cuatro con un baño, una biblioteca, una cocina, un comedor, un living y mis padres cada uno tiene una oficina.
No tenía absolutamente nada de humilde.
Asentí en respuesta. Le comenté como ir a cada lugar y luego le enseñé donde podía dormir.
— Y esta es tu habitación, si me necesitas estoy en la segunda a la izquierda. —avise para luego alejarme e ir a mi cuarto. Estoy agotada mentalmente, tal vez voy a tener un pico de estrés a este paso.
Por favor, apenas hace dos días salí de la carcel -escuela- tengan piedad sobre mi estabilidad psicológica.
[...]
Al pasar las horas Patri y Max ya habían llegado, al final yo era la única estupida que no sabía de la existencia de Alex. Yo me pregunto, ¿Por qué no lo comentan cuando estamos cenando, o al menos me lo dicen directamente?
Suspire mientras bajaba la escalera, ya que Patricia nos había llamado para cenar, debía pasar tiempo con un completo desconocido ¡En mi propia casa! Dios, cada vez la idea me agrada menos.
— Hola, Cariño. —me saludo Patri con una sonrisa, mientras colocaba la cena en la mesa. El delicioso olor a papas asadas era mi debilidad.
— Hola, ¡Que rico huele! —respondí, mi mal humor había desaparecido con solo oler su comida, ¿Ven el gran impacto que tiene esta mujer sobre mi?
Patri sonrió y se sentó a esperar a Max y al extraño. La imité.
Cuando llegaron fue un tanto incómodo, al menos para mi, su presencia no me agradaba para nada. Se había sentado en frente mía y de vez en cuando nuestras miradas se encontraban, horrible.
— Y... —Max fue el primero en hablar, gracias a Dios. —, Alex ¿De donde eres? —preguntó. Wau, algo que yo sabia y ellos no, que impactante.
— De argentina, Buenos Aires. —respondió calmado, su voz lograba ponerme la piel de gallina, no se si eso sea realmente bueno.
— ¡Argentina! Tengo familia ahí. —era verdad, Patri era Latina, tenía familia en México, Argentina y Chile. Su familia amaba viajar.
— ¿Que ocurre, Sofi? —preguntó Max, lo fulmine con la mirada. Sabia que no quería hablar, maldito enano rubio. —. ¿Te comió la lengua el gato?
Sentí la mirada atenta de Alex, solo me miraba curioso, con una sonrisa burlona. Le devolví la mirada, sus ojos azules y su sonrisa hacían que me derrita ante el, este chico debería ser modelo.
¡Basta, Sofía, tienes novio! ¡Céntrate!
— Es que... —iba a decir alguna excusa, pero nada salió de mi boca. Bien Sofi, eres una genia.
Algo me salvo, el sonido de una canción, la voz angelical de Billie Eilish me salvo. Mi celular estaba sonando, en el mejor momento. Lo tome, para luego desbloquearlo, era una llamada de Fede, mi novio. Una sonrisa apareció en mi rostro.
— ¿Fede verdad? —preguntó Patri, asentí y luego me aleje de ellos para atender.
— ¡Hola amor!
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Dios santo y la virgen santa, lo que me costo publicar esta historia, hace un año que estoy tratando de editarla y al fin me decidí a publicarla, todavía no está terminada, no se emocionen. Pero prometo mantener la continuidad, ¡solo si ustedes me apoyan! Cuento con todos para seguir con la historia.
¡Voten y comenten!
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El Chico De Intercambio
RomanceSi las miradas mataran juro que él ya estaría muerto. Dios es insoportable, no puede ser. - ¿Pensando en mi? -preguntó con su sonrisa egocéntrica, la cual lograba derretirme e irritarme. - Eso desearías. -respondí, quería alejarme de él, pero cada...