Déjame quererte

1.4K 186 33
                                    

—Me gustas, Bakugou —dije con voz firme pero a la vez con miedo. Sentía la brisa otoñal chocando contra mi cuerpo y el escuchar de las hojas secas de los arboles cayendo a nuestro lado, siendo esparcidas por el viento.

Ella estaba justo frente mío mirándome de forma despectiva, analizándome cuidadosamente. Fue entonces que abrió muy grande sus ojos, frunciendo el ceño y colocando sus mejillas ligeramente rojas junto con sus orejas. ¿Acaso se puso nerviosa? Pude ver como empezada a jugar con sus labios, llevando su labio inferior a sus dientes y empezando a tirar de la piel.

—No hagas eso, después te va a doler más.

—No me digas que hacer, maldita sea —. Después de decir eso su rostro se puso más rojo y dejó de morder su labio. Sonreí al ver lo hermosa que se veía. Ah, ella me tiene por completo —. ¿Qué insinúas con lo que acabas de decir? —habló bajo apartando la mirada.

—Que me gustas —dije sin más con una sonrisa.

—Eso ya lo dijiste, mierda —me miró fijamente —, sólo ¿a qué va todo esto?

—Quiero que aceptes mis sentimientos, que salgamos, que seamos una pareja. De verdad me gustas —puse una de mis manos detrás de mi cabeza, rascando mi cuello con nerviosismo.

Ella de un momento a otro se puso a reír fuertemente. Su rostro ya no estaba rojo, aun así luego de dejar de reírse su ceño todavía seguía ahí pero esta vez más fruncido.

—No juegues conmigo, cabello de mierda, ¿es una broma? Porque si es así de verdad que te mataré de una sola explosión en tu maldita cabeza.

Bakugou no está tomando en serio todas mis palabras y yo aquí estoy todo nervioso. Tengo todos mis sentimientos por ella ahora a flor de piel. Siento que me va a rechazar de una muy mala manera.

— ¿Por qué no crees en lo que te digo, Bakugou? No hago nada de esto por broma ni nada de ese estilo, lo hago porque quiero decirlo y que tú entiendas lo que siento por ti.

Se quedó callada un par de minutos antes de hablar de nuevo.

—Tengo una mierda de carácter —dijo sobándose una mano, mirándola. Ahí entendí que ella tenía miedo de no ser suficiente. Sonreí enternecido. No quería verla así, la quiero ver como se ve en las batallas. Poderosa, grande, con el aire de que ella es la reina del campo de batalla, confiada de sus decisiones —. ¡¿De qué te ríes?!

Tomé una de sus manos para acercarla a mi pecho y sintiera los latidos erráticos que tenía en ese momento, luego la acerqué a mi mejilla. Dejé apoyar mi mejilla en su mano, sin miedo. Quiero que sepa que no hay nada por lo que preocuparse ni de que temer.

—Sé mi novia, Katsuki —noté como sus orejas se fundían en un rojo avergonzado. Recuerdo como en las horas de almuerzo yo chocaba mi pierna con la de ella para que estuvieran en contacto, ya sea por ese momento, y que a ella se le ponían sus orejas rosadas y me miraba con su ceño fruncido de siempre, desafiándome. En vez de molestarse, empujaba de vuelta, con fuerza. Eso se fue repitiendo, hasta que ella dejó de devolverme el empujón y solo dejaba ahí su pierna. Se sentía tan cálido el tacto de nuestras piernas, más bien rodillas que eran las que chocaban. Caí en cuenta que me había enamorado de ella.

—Eres un maldito cabeza dura, espinas —pellizcó ligeramente mi mejilla mientras hablaba. Yo sólo pude seguir sonriendo y mirándola a sus ojos —. Me gustas también, maldita sea.

— ¿Tomo eso como un sí? —pregunté acercándome a ella unos pasos.

Soltó una pequeña risa a la vez que dejaba una pequeña explosión en mi mejilla que seguía apoyada en su mano. Endurecí inmediatamente el área, evitando algún rasguño.

—Ahí está tu maldita respuesta, Eijirou.

Salté emocionado en mi lugar, alzando los brazos. Realmente me aceptó, maldición, aunque no lo dijo de forma directa yo sabía que era un sí. Me puse a saltar alrededor de ella, hablando como un loco de cualquier parafernalia que se me ocurriera. Sabía que tenía los ojos brillantes, y ¿cómo no tenerlos cuando la persona que te gusta acepta que seas su pareja?

—Cálmate, maldición —tomó mi mano suavemente y entrelazó nuestros dedos. Oh, señor. Estaba explotando internamente con todo lo que estaba pasando, no podía con tanta emoción contenida.

Siento como su mano tira sobre la mía provocando que me acerque de golpe a ella, su otra mano empuja mi nuca un poco más abajo y sus labios presionan sobre los míos. ¿Es que puedo pedir algo más ahora? Estoy gritando como loco en mi cabeza.

Me dejo llevar por sus labios, por la lentitud del tímido beso que Katsuki empezó. Al notar que empecé a mover más mis labios, ella me besa más profundo y sin vergüenza pasa su lengua por mi labio superior como un pase de entrada a mi boca, que con gusto dejo entrar. Sólo llegó a durar unos segundos hasta que se separó, sin dejar por último una mordida en mi labio.

—Ándate a tu puta casa, cabello de mierda, si es que no quieres que te mande de una vez con una explosión que hará volar tu mierda de trasero.

Embobado, asentí.

Se despidió y se fue por el lado contrario al que yo voy. Al ya no alcanzar a verla, grité como loco hasta quedar botado en el suelo con la respiración agitada y con una sonrisa enorme. En eso siento como me patean un pie. Levanto mi cabeza ligeramente, viendo quien fue.

—Bro, ¿qué tal? —preguntó Kaminari, ofreciéndome una mano para levantarme.

—Bro, no vas a creer lo que ocurrió —. Me levanté y me fui caminando con él durante todo el trayecto, hablando de todo. Habían sido solo unos minutos después del último período de clases que invité a Katsuki para hablar a solas, y Kaminari lo sabía. Le había contado hace ya un tiempo que me gustaba Katsuki, que me sentía atraído a ella. Él sólo respondió con un: "oh, que gustos, ¿no?", y luego de eso se puso a reír. Sero igual sabía de lo que sentía a Bakugou. Ellos eran el mejor grupo de amigos que me pude haber encontrado.

—Me alegro bastante por ti, bro, algún día podríamos salir entre los cuatro, ¿qué te parece? Tú sabes. Nosotros, Bakugou y Jirou.

—Podría ser, bro —. Me interesaba la idea de salir en una cita doble con Katsuki, pero no ahora.

—Nos vemos, me voy por este lado —apuntó la calle con su pulgar.

—Dale, bro —chocamos puños —. Dile a la tía que le mando saludos.

— ¡Eso haré! —. Y con eso cada uno siguió su camino a casa.

Cerca ya de la media noche había terminado de hacer mis deberes, a lo que eso me llega un mensaje al celular. Con sueño veo la notificación percatándome que es de Bakugou. Respondo y seguimos hablando unos minutos. Le envío un último mensaje antes de quedarme dormido.

Este día fue mucho mejor de lo esperado. Somos pareja. Siento como si estuviera completo de una manera enorme, es una satisfacción tremenda. Casi un año completo gustando de ella, viéndola pelear, insultar, rara vez sonreír. Ella en serio que me tiene en sus manos.

----------------

Espero que les haya gustado el fic que hice. De verdad que lo encontré muy lindo, no sé, es una historia que yo me quería encontrar pero que no encontré, así que dije "¿por qué no hacerla?" y aquí está.

Recuerden comentar mucho, y votar mucho se los agradeceré eternamente.


Déjame quererte [Kiribakufem!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora