Capítulo 2

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Estuvimos celebrando hasta las 6 de la mañana.

Los guardias cambian de turno a y cuarto, así que hay que darse prisa.

Como siempre nunca vamos con tiempo, nos gusta el riesgo.

Ya no vamos solas, es más fácil ir que volver, pero son las 6 de la mañana, así que o volvemos todas juntas o nos pillan.

6:16, nuestro momento.

Empezamos a correr, nos despedimos con la mirada, sabemos que es mejor no decir nada, a veces porque no salen las palabras.

Cuando estoy en mi calle decido entrar a casa por el aparcamiento, no iba a ser tan escandaloso y si alguien salía de su casa a trabajar no me iba a ver subiendo las escaleras.

Subí al tercer piso caminando y abrí la puerta de casa rezando para que nadie estuviese despierto.

Sorpresa, mi padre estaba sentado en mi cama, con un café en la mano, supongo que no podía dormir más y se levantó para ver si ya estaba despierta.

Mi padre es extraño, él siempre se prepara las cosas, nunca nos lo exige a mi madre o a mí, y yo se lo agradezco con todo mi corazón.

-Papá, puedo explicarlo.

-Ali, me da igual, ya sabes que siempre he defendido tu libertad y tu madre también, que aunque te dice que calles y obedezcas lo hace porque no te quiere ver morir fusilado por unos mierdas. No sé lo que has estado haciendo las últimas semanas, pero solo dime que no es peligroso.

-No, no lo es.- es más que eso.- gracias papá.... Tengo que pedirte un favor, tienes que llevarme al centro, a las 13 si puedes.

-Ali...

-Iría sola a comprar libros, pero no puedo.

Mi padre suspira pensando en lo que le acababa de pedir.

-De acuerdo, pero intenta que tu madre no se entere, no quiero que pase un mal rato.

Lágrimas brotaron de mis ojos.

Odiaba mentirles, sobre todo a papá.

Si todo iba como lo planeado, dentro de poco no iba a estar en casa.

Lo tenemos todo planeado, nos esconderemos en unos refugios antiguos fuera de la vaya que tiene a todos los ciudadanos retenidos.

La vaya la impusieron para que las mujeres no escapáramos de España en busca de un país donde se nos diesen nuestros derechos.

Para ir de ciudad en ciudad hay unos caminos oficiales, protegidos para que las personas salvajes no los ataquen.

Que tontería, siempre que lo pienso más rabia me da.

¿Es decir que las mujeres que luchan por sus derechos y no acaban en los campos para salvajes son invalidadas legalmente, como si nunca hubiesen existido, y encima son personas peligrosas?

Ridículo.

Lo tenemos todo preparado y no fallaremos.

Tenemos provisiones para un año ya preparadas en los refugios y nada de teléfonos para comunicarnos

En los libros "para mujeres", cuando aún íbamos al colegio, dicen que son tierras salvajes donde las mujeres ni nadie sobrevivirá solo, la realidad es que nunca me he sentido más viva que en esas tierras salvajes.

Sentir el aire, no sentirte prisionero... Nunca había sentido la necesidad de ver las estrellas hasta que me prohibieron verlas.

Cuando estemos en las tierras salvajes, queremos cruzar las vayas cada tarde para hacer lo mismo que haremos hoy.

Pero esa es la teoría.

¿Para que no nos pillen?

Fácil.

Los refugios están a quilómetros de la ciudad, nos hemos repartido en grupos de 20.

Esperamos que cada vez más después de esto ya no solo mujeres, si no personas se unan a nosotros para luchar por una causa común, los derechos.

A las 12:58 mi padre me ha dejado en el centro y tengo que correr.

Si no llego a tiempo a las 13 la hemos cagado.

Al llegar a la plaza veo a todas las mujeres de nuestra pequeña hermandad vestidas de lila con las máscaras también lilas y siento un gran orgullo.

Me pongo al lado de Flor y le doy la mano.

-Este es nuestro momento.

Nos miramos y no tuvimos que decir nada más, nuestros ojos lo decían todo.

En punto todas las mujeres empezamos a chillar.

-¡Tenemos voz y derechos. Queremos respeto!

¡Tenemos voz y derecho y queremos respeto!

La policía no tardó en venir.

Venían con las porras y con los camiones blindados, como si nosotras fuésemos armadas.

Nosotras solo estamos usando nuestra voz como arma y ellos vienen a apagarla con porras y pistolas, irónico.

-¡No nos vamos a parar!- chillé lo más alto que pude, para que las 50 mujeres que estábamos allí me escuchasen.

-¡Tenemos voz y derechos. Queremos respeto!

Los policías vinieron a nosotras, nos pegaron, pero no nos callaron.

Hubo un momento en que perdí a Flor de vista y era yo sola contra dos policías.

La espalda me escocía.

Cuando me quise dar cuenta estaba en el suelo.

Me asusté, pero la máscara seguía en mi cara, así que nadie sabía mi identidad.

No callé en ningún momento, ni cuando pensaba que iba a morir ahogada, nunca.

Aguantamos toda una hora, lo suficiente para que nos hubiesen visto en la televisión y se diesen cuenta de que no somos una minoría.

-¡Por hoy hemos acabado!- empecé a chillar con mis compañeras.- ¡Pero nunca nos callarán!

Corrimos y corrimos lejos de la plaza y de los policías.

A los 15 minutos los despistamos.

Somos 50 personas, se nos puede ver fácilmente, pero lo tenemos todo planeado lo he dicho.

La casa de mi hermano Steve estaba con la puerta abierta antes de que llegásemos.

Agradezco que mi hermano me ayude aún sin saber lo que tramamos.

El plan es cambiarnos y salir una por una con mi hermano o alguno de sus amigos, hasta que todas podamos ir a nuestra casa.

De momento no hace falta ir a las tierras salvajes, no se ha puesto tan feo como esperábamos.

-La que habéis liado. Estoy orgullosa de ti hermanita.

Amaba cuando mi hermano me decía esas cosas.

-Vale chicas, lo hemos hecho genial, mañana a la misma hora, si?- asienten.- y esta noche hay reunión donde siempre, evitad buscar la noticia en internet o hablar de ella en el teléfono. Ya sabéis que estamos vigiladas. Esperemos que vengan más mujeres a luchar.

A las diez de la noche ya estábamos todas evacuadas, incluso Flor, solo faltaba yo.

-Oye...- empieza mi hermano.- te acompaño y así le dices a los papas que estabas conmigo.

-¿Porque te pones en peligro por mí tete? No sabes lo que pretendemos hacer, como va a acabar.... Nada.

-Aunque no sepa nada de lo que haces, aunque me lo imagino, cada vez que luchabas de pequeña por algo, era una causa justa. Y ahora con casi 18 años sé que sigues luchando por causas que merecen la pena morir por ellas.

-¿Lo sabes todo no?

-Flor ha hablado conmigo, estaba aterrada por si algo salia mal hoy. ¿De verdad que no hay otra forma?¿Una en la que no te pierda?

-No me hagas llorar.- una lagrima amenazaba con caer.- De momento no me tengo que ir... Ninguna de nosotras, pero si la libertad tiene el precio de ser borrada del mundo con tal de tener voz, lo haremos.

-Pero les daréis lo que quieren, que desaparezcáis.

-Que ellos lo crean es lo que queremos, entonces volveremos más fuertes que nunca.

-¿Cuando has crecido tanto Ali?

Mis lágrimas no se contuvieron más.

-No lo sé.- respiro.-¿ vamos?.

Me levanto y espero a que mi hermano tenga su momento para respirar.

No ha sido hasta ahora que ya no tengo la adrenalina en las venas que no he notado lo dolorida que siento la espalda, el cuello y mi pierna derecha, creo que incluso cojeo.

Me han metido una buena paliza esos cabrones.

Mi hermano me pasa el brazo por mis hombros y yo evito demostrar dolor.

A las 23 conseguimos llegar a casa.

Hemos tardado más de lo normal por mí pié, y aunque sé que mi hermano se ha dado cuenta no ha dicho nada.

Admiro tantas cosas de Steve... Pero estos gestos de protección no abusiva, de cariño, de decir no estoy presente en casa pero te apoyo.

Lo quiero mucho.

Mis padres estaban alterados hasta que vieron a mi hermano.

¡El macho ya ha llegado!¡ Cálmense todos que esta mujer no ha estado indefensa a estas horas!

Asco.

Ahora estoy en mí habitación, están teniendo una charla de "adultos", tengo casi 18 años y aún así no soy adulta.

Rezo para que mi hermano se marche antes de las 12 de la noche, tengo que llegar al bar, aunque hoy haya más vigilancia que nunca, hay que celebrar.

A las once y media me llaman a cenar y mi hermano no está.

En la televisión solo hay imágenes de nosotras y tengo que reprimir una sonrisa, estábamos hermosas.

-La que han liado.- exclama mi madre horrorizada.- las podrían haber matado.

Mi padre le coge de la mano cariñosamente.

-No les ha pasado nada y al menos intentan cambiar esta mierda que estáis viviendo como mujeres.

Mi madre se asusta, siempre revive el momento que le cambió la vida cuando hablamos de peligro y miedo.

Desde que hay tanta represión mama vive asustada, tiene tanto miedo que no puede pensar.

Lo entiendo, ella ya luchó hace 30 años contra un sistema opresor y vio cosas... Que mejor no haber visto.

Mi madre se ha ido a la habitación.

-Voy a ver que tal esta tu madre.

-Papá, le preparo una tila a mama o las pastillas?

-Las dos cosas.- asiento paralizada.

Hacia mucho que mi madre no necesitaba tanto calmante.

Debe haberle afectado de verdad que nos rebelemos.

Voy a la cocina y hago lo de siempre

Preparo la tila y le deshago la pastilla.

Pico a la puerta y le doy la tila a papa, sé que mama no quiere verme.

No quiere porque sabe que estoy en peligro, porque sabe que yo no me quedo con la boca cerrada, teme por mí más que yo, y no puede soportar verme.

Mi hermano nunca empatizó con la actitud de mi madre, por eso con 20 años vive solo en el centro.

Yo siempre la he entendido a ella, la vi salir a la calle a manifestarse cuando toda esta mierda empezaba, pero después de las primeras palizas y de quedarse invalida de un brazo esta más callada que nunca.

Mi padre nunca le ha dicho al estado que mi madre no puede hacer 100% los trabajos de "mujer", y lo agradezco, porque mi madre no se merece ser desterrada por defender los derechos de las que no podíamos.

Por eso se lo debo, que casi dio la vida por un futuro libre para mí.

Le debo la libertad, aunque esta vez sea a mi a quien me cueste la vida.

Libres o muertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora