P.O.V.s CAMILA
Después de un largo paseo me encontraba volviendo para casa.
Nada más llegar a la puerta se escuchaban los gritos de mi madre y mi padre, no les dí mucha importancia porque siempre era así.
Al entrar me dirijí directamente a la cocina ya que tenía hambre. Al adentrarme a la cocina, ahí se encontraban los dos sentados en la mesa uno en cada extremo yo en cambio me senté enfrente de los dos ya que me parecia raro que los dos estén aquí.—cariño—empezó mi padre—yo y tu madre queríamos contarte algo y creo que...
—nos vamos a divorciar—como siempre mi madre lo toma con calma y lo suelta directo.
Yo les miraba con cara neutra sin expresión alguna ni una mueca.
—mi amor dí algo—agrego mi padre con semblante triste, frustrado por no decir algo o siquiera moverme.
—vale—contesté.
—vale, no vas a decir otra cosa no te molesta—soltó mi madre nerviosa.
—es vuestra decisión no mia—sentencie—ahora si con quien me quedare?—pregunté mientras sonreían con malicia sabiendo que se iva armar otra discusión en lo que me levantaba.
—va a ir con migo—dijo mi madre.
—ni hablar con migo va a estar mejora contra atacó mi padre.
—yo soy la que a aguantado 9 meses de embarazo y duro parto—agrego mi madre.
—y yo tengo todo lo que quiere con migo no me e esforzado trabajando para que luego mi hija no tenga los lujos que tiene sq sentencio mi padre.
A si es mis padres son ricos, cosa que me da igual, desde que se fue mi hermano ya nada me importa.
Subi las escaleras dispuesta a irme, al llegar entre al baño para darme una ducha relajante, me puse mi champú con olor a fresas, mi fruta favorita. Al salir envuelta en la toalla fui directa a mi closet, me decidí por un top blanco, unos baqueros negros con tachas junto con mis botas militares y mi chaqueta de cuero, me maquille con un pintalabios mate rojo, junto con un delineador negra para mis ojos. Al mirarme en el espejo sentí nostalgia al no ver ese brillo de felicidad que tenia años atrás que fue sustituido por uno vacio, como un pozo sin fondo.
Me acomode el cabello decidiendo cambiarlo de color.Al arreglarme baje las escaleras y cogi las llaves de mi porche para ir directa a una peluquería.
Una vez ahí me a tenido una chica llamada Marta, se su nombre porque es la peluquera personal de mi mamá. Esta es de unos treinta años aunque aparenta más joven ya que se conserva bien.—Hola, Camila que te trae por aquí—dijo dedicando me una sonrisa cálida.
—vengo a hacerme un cambio de look—conteste “intentando” sonreír a lo que me salio una mueca.
—y tienes algo en mente—pregunto señalando me una silla para empezar a arreglar mi cabello.
—la verdad si, quiero que me cortes las puntas y me las ondules.
Una vez terminado, Sali como todavía era temprano me fui a una cafetería, ya que me estaba entrando hambre.
Al entrar fui directa a la barra, en esta se encontraba un chico más o menos dos años mayor que yo, al verme me sonrió coqueta mente.—que se te ofrece linda— preguntó.
—un batido de fresa con un trozo de pastel —conteste pasando en alto lo que me dijo ya que estaba acostumbrada.
Ya hecho mi pedido me fui a una mesa cerca de la ventana. Un mesero se acerco a mi dando me mi pedido, con el número del quien supongo que es el de antes.
Tire el papel y empecé a engullir mi pastel de ciruelas. Ya terminado mi pastel saque mi teléfono para entrar en mis redes, como ya pensais si tengo muchos seguidores y likes cosa que no me gusta tanto dado que me esta agobiando tener cada segundo una notificación nueva.
Un día el móvil envió tantas notificaciones que no pude dormir, si, muy agotador.Terminé el batido y pague la cuenta. Al salir vi a una zo..digo chica apoyada en mi coche, cosa que me enfado mucho pero lo que si fue la gota que colmo el vaso es que había un grupo de chicos a su lado y la muy perra estaba diciendo que era suyo.
Me acerque para ver lo que pasaba.—en serio es tuyo—pregunto uno de los chicos fascinado.
—claro que si—contesto con su voz chillona.
—nos dejas montar—dijo otro chico.
—es que no quiero—dijo esta perra.
—si tanto es tuyo demuestra los a crece metiendo me en la conversación.
—eso, eso—me apoyaron los chicos.
—pero no quiero—contra atacó, vi que se estaba poniendo nerviosa.
—claro porque no es tuyo—dije yo—anda vete de donde saliste y quita te de mi coche. Al decir eso todos se sorprendieron.
La perra se fue corriendo quedando mal delante de los chicos cosa que me hizo gracia y estalle a carcajadas.—si es tuyo demuestra lo—dijo el primer chico.
—a sus ordenes—hice una reverencia y me metí en mi coche haciéndolo rugir—asombrados—pregunte.
—y que lo creas—contestaron mientras me miraban de arriba a abajo mientras me bajaba.
—ahora apartados del camino necesito salir—agregue secamente. Estos no se apartaron así que hice rugir el motor nuevamente haciendo que se quitaran asustados, a lo que se me escapó una risita.
Ya devuelta en casa me fui a la cocina, como ya sabéis ahí estaban mis madres. Mi padre tenía una sonrisa victoriosa y mientras que mi madre le fulminaba con la mirada.
—cariño hemos decidido—al decir eso mi madre soltó una tos falsa—quiero decir e decidido que tendrás que ir conmigo—se corrigio mi padre.
—vale—contesté.
—eso no es todo, prepara tus maletas nos vamos mañana por la mañana—agregó yo solo me levante e hice lo que me dijo.
Al terminar prepare la ropa que iva a llevar y me dí una ducha para luego tirarme en mi cama y dormir.
Mañana un nuevo día