MIS ÚLTIMOS DÍAS...

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Por: Maeda Ai

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Goku cruzó los brazos sobre su cabeza, tratando de protegerse de la ira de Milk quien tenía serias intenciones de arrojarle la mesa encima.

Más la ira de la mujer se desvaneció de pronto, dando lugar a una profunda tristeza.

* Mi Gohan no vendrá a casa a pocos días de pelear con un monstruo y a ti no te importa. *

Milk se llevó las manos a la cara, llorando como hacia tanto no lo hacía. Esta no era ella, débil, pero no podía evitarlo, tenía un mal presentimiento y no podía más, en algún momento tenía que derrumbarse.

Su esposo se acercó a ella, abrazándola desde atrás.

* Todo estará bien, te lo prometo. *

La mujer se giró y se refugió en los fuertes brazos de su esposo.

* Tengo miedo. *

Le dijo ella, ocultando su rostro en el ancho pecho de Goku, quien le besó la frente para luego sonreírle con picardía.

La verdad es que él había planeado quedarse a solas con su esposa.

Sin esperar más, el guerrero dejó que sus grandes manos recorriesen la espalda de la joven, su cuello y así hasta llegar a sus cabellos que liberó de su amarre para dejarlos caer delicadamente sobre los hombros de la joven madre.

* ¿Sabes, Milk?, me gustas mucho más con el cabello suelto. *

* Baka, no estoy para esas cosas. *

* ¿Tu crees?. Hace mucho. . . que no lo hacemos, por eso deje a Gohan en el templo sagrado. Creí que tal vez tu y yo. . . *

Milk se sonrojó y alzó el rostro para mirar con sorpresa al rubio frente a ella

¿Era ese su Goku?. ¿De cuándo acá le proponía él hacer el amor?. No es que ella no quisiera o que no le gustara, es solo que esa proposición era tan repentina.

Y sinceramente, su vida sexual con el sayajin siempre fue muy pobre y es que él solo pensaba en pelear, pelear y pelear; ese pequeño cerebro suyo no podía procesar nada más.

Más Milk no pudo seguir dudando de la sinceridad de su marido, pues este se inclinó, buscando su boquita para besarla con ternura, con tanta suavidad que la hizo estremecer y a su corazón latir de pura felicidad.

Milk se aferró a él; el enojo y la soledad que sintiese hace unos momentos, simplemente se transformaron en pasión y deseo.

Así, la mujer rodeó firmemente el cuello del guerrero, quien la tomó entre sus brazos, dirigiéndose a la habitación que compartían.

Goku la recostó en el lecho; sus miradas se encontraron, compartiendo el agradable silencio que los rodeaba.

Ella se sentó sobre la cama, mirando atentamente como su esposo se despojaba rápidamente de todas sus ropas, mostrando ante ella los perfectos y marcados músculos resultado de tantos entrenamientos y batallas.

La mujer se sonrojó sin poder apartar la mirada de su hombre.

""¿En qué momento cambió tanto su cuerpo?. . . no me di cuenta.""

Pensaba la mujer, consciente de que quizás se preocupaba tanto por su hijo, que había descuidado a su marido.

* ¿Pasa algo?. *

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